Vicky Martín Berrocal, otra vez soltera

Eva fue miss, o sea, miss España, y de miss ha ido a más, clamorosamente, que es lo que buscan todas, aunque muchas se queden de percha viva de bikinis náufragos en las islas de supervivencia de la tele. Eva ha hecho mucha tele, a tramos de su vida, y yo sospecho que ahora está en su momento mejor, porque ha encontrado el sitio en la vida, que a veces pasa por el sitio en un plató. Eva tuvo, en el pasado, novios de mucho póster, que luego prosperaron por ahí, en el fútbol, o en los chistes, pero aquí importa el futuro, y Eva seguro que el futuro lo ve color azul de felicidad, y a bordo del matrimonio. Hace bien. Eva, en fin, es la novia del verano incluso en invierno . Nos ha mandado postal de internet. Una Giralda de belleza en los mares lejanos, y en los horarios de prime-time.

Fonsi Nieto tiene aún cara de zagal, pero ya lleva un kilometraje de campeonísimo en tener novia, y no tenerla. Casó con Ariadne Artiles , salió con Elsa Pataky , salió con Alba Carrillo y se casó de nuevo con Marta Castro , de la que acaba de separarse, tras ocho años juntos. «De mutuo acuerdo, y mucho cariño», han dicho. David Gistau me hacía a menudo una boutade que a mi me gustaba mucho: «Voy a mirar la agenda a ver si este año me toca casarme o separarme». Pues eso.

Eduardo Arroyo siempre dejaba la misma maldad de tertulia, cuando llegaba Arco: «Hay un pabellón que importa y luego hay otro pabellón». Traigo aquí la frase porque pudiera aplicarse más o menos lo mismo a los famosos que por ahí transitan: «Hay los famosos que importan, y luego hay famosos». Vengo a decir que Arco es una pasarela donde hay quien va a ver arte y directamente quien va a que le vean. De modo que igual te encuentras a Ernesto de Hannover o Blanca Suelves que te encuentras a Victoria Federica , Mar Flores o Helen Lindes . Hagan ustedes mismos el reparto de quienes van a mirar un cuadro o van a que les miren a ellos mismos.

El gancho en la tele de famosos es hacer una familia de las familias desunidas.

Está haciendo vida nueva Vicky Martín Berrocal , en Madrid, tras separarse del empresario Joao Viegas . No hay detalles al respecto Pero yo creo que ya va siendo hora de que Vicky sea Victoria, que es lo que pone en su deneí, por otra parte. Porque toca nueva época, y porque sí. Ya es hora de abandonar el diminutivo, que van bien para chiquillas de poco trazo o cursis no tan chiquillas, pero no para hembras de fuerte alzada, como ella. Queda poca Vicky en ella, la verdad. Ya es hora de ser Victoria, con uve alta de hembraza bien plantá. Victoria derrocha las gracias de algunas nacidas a orillas del Guadalquivir, tiene el morbo de las bailaoras, y viene paseando una estatura de morena de verdes luna. No va para mujer maravillosa de torero, sino que viene de serlo. Casó con un primer espada, Manuel Díaz , que ha sido la alegría de la huerta del escalafón, tuvieron bebé, y luego se separaron por lo civilizado, para cabreo de las cotillas de barrio y desesperación de las malvadas de la telerrosa, que suelen preferir que las parejas se abran el cráneo con las cacerolas del ajuar. Tuvo un rato de pasarse a la afición del Betis, porque ennovió con Denilson Oliveira , un pichichi brasileño, hoy olvidado, y luego cambió Victoria el fútbol por la hípica. Todo por obra y gracia del jinete Álvaro Muñoz Escassi , al que don José Luis , aquel padre memorable de Victoria, aún Vicky, nos definió en su día como «un chaval muy pijo». En fin. De aquello a hoy ya ha llovido. Y algunos otros hombres ha conocido y quizá olvidado. Pero que le quiten el ajetreo de vivir, que acaso es la felicidad. Vicky, aquí va de regalo el nombre que ya tienes, Victoria. Seguro que te gusta.