Pepa Bueno: «Para superar el pasado hay que conocerlo bien»

A través de mi editorial me llegó la historia de dos hermanos que perdieron todo en el atentado de ETA a la casa cuartel de Zaragoza en 1987. Los conocí en Bilbao y regresé convencida de que había que contar la historia íntima de las víctimas de los atentados dado que los grandes olvidados son los vivos. Mi objetivo siempre fue saber hasta dónde llegaba la onda expansiva del coche bomba que puso ETA.

No se recrea en el dolor, pero tampoco lo evita. Reconozco que en el primer capítulo de la historia de los hermanos Pinto cuesta reprimir las lágrimas.

La historia contiene todo el horror y no necesitaba más recreaciones.

Sus protagonistas no sólo pierden a sus padres y hermana en ese atentado sino que el resto de los familiares tampoco dieron la talla ya que optan por enviarles a un orfanato.

No he querido juzgar a nadie porque esa familia nunca fue la que era tras esa bomba. Los abuelos eran mayores y se encontraron con dos niños… sé que para ellos fue muy duro perder a sus padres y luego a la familia. Eso les provocó tal dolor que aún hoy lo viven peor que el atentado. Tuvieron mala suerte. Este libro no es un ajuste de cuentas sino su historia.

En la España actual que muchos jóvenes no saben quién era Miguel Ángel Blanco hacen falta recuerdos como este o ‘Patria’ para no olvidar. ¿Perdonar es posible?

Mi intención es que los jóvenes se acerquen a esta historia. Para superar el pasado hay que conocerlo. Hoy mis protagonistas son jóvenes (46 y 44 años) y han vivido una hecatombe emocional absoluta. Esto no es una historia con final feliz.

El miedo surge en cada página. ¿Cuáles son sus miedos?

Suelo combatir el miedo con acción. Lo convierto en energía para que no me paralice.

El odio es el otro sentimiento que sólo suavizan sus protagonistas con el amor de las personas que han conocido.

A los dos les salva el amor. A José su mujer actual. A Víctor su hijo. Piensa que ellos recibieron disciplina militar cuando necesitan abrazos y achuchones.

Parece increíble, pero hasta aquí llega la fama de Isabel Pantoja a quien recuerda por ser la favorita de la madre asesinada por ETA. Salvando las mil distancias ahí también tiene para un dramón novelado…

Me resultó muy conmovedor el poder evocador de la música. Víctor tenía 11 años cuando matan a su madre y desde entonces se pone todas las noches la canción de Isabel Pantoja ‘Hoy quiero confesar’ porque le devuelve a ella.

¿Y usted como está viviendo el año que vamos a cumplir de pandemia? Madre de una joven de 21 años es consciente de lo que cuesta educar en estos tiempos.

La gran mayoría se lo ha tomado muy en serio y reconozco que no sé si a los 21 años hubiera tenido la paciencia de mi hija. Por sacar algo bueno te diré que en estos meses he reencontrado muchos momentos de intimidad. Hemos roto mucha vajilla y cristal de tanto usarlo. Hasta hice la radio desde casa, algo que siempre me animaba Carlos Herrera y yo veía imposible. Al final la situación ha obligado, pero te diré que me muero por volver a la normalidad.

¿Eso de que saldremos mejores le suena a chiste?

Saldremos cómo éramos porque no hay milagros. Sí espero que hayamos aprendido a vivir más tranquilos y disfrutar nuestras casas. Yo no sabía lo que era ‘nadear’ ni el fin de semana.

¿A nivel personal con su pareja el confinamiento ha sumado o restado? Muchos han roto de tanto roce… (La periodista rehízo su vida sentimental hace unos años tras romper con su marido y padre de su hija).

Cruzo los dedos pero no me ha ido mal. Al principio hicimos alguna terapia con ciertas risas para entender que íbamos a vernos muchas horas seguidas y había que controlar los nervios. La convivencia es lo que tiene pero somos unos privilegiados porque vivimos en una casa confortable, seguimos trabajando… en los momentos de bajón me repetía que sólo nos pedían estar en casa.

Dígame que titular le gustaría dar mañana.

Se acabó la pandemia.

¿Y el de esta entrevista?

Para superar el pasado hay que conocerlo bien.