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Ouka Leele: «A mi prima Esperanza Aguirre nunca la fotografié porque no me inspiraba»

La artista charló con ABC en una de las últimas entrevistas que concedió antes de que su enfermedad la derrotara

La foto española pierde 'el color Ouka Leele'

La artista

Amparo de la Gama

Ouka Leele significa, que des muy bien la vuelta al círculo de la vida. Y ella, la sacerdotisa del arte, supo girar como un derviche hasta el final de sus días, apurando cada segundo. Su sobrenombre, atrapó a Bárbara Allend e , que peleó como una jabata hasta que consumió el último aliento, sin antes dejar de despedir a todos lo que quería. La artista en una de las últimas entrevistas, habló para ABC antes de que su enfermedad la derrotara: «Aquí me tenéis, soy la misma. La pandemia ha cambiado a mucha gente. Pero a mí, aparte del asma que tengo, lo único que me ha dado este periodo, han sido más ganas de exprimir la vida. Esa que se llama Bárbara Allende y tiene una determinada cara.... El concepto de individualidad lo he adquirido con el tiempo. Por lo demás, en mi DNI emocional diría que soy artista, porque ahí puedo incluir todo lo que me interesa y me seguirá interesando por el resto de mis días: poesía, teatro, cine, pintura, escultura fotografía». Artista, fotógrafa y miembro destacado de la Movida, también es familia de Esperanza Aguirre , de la que se jacta de no haber fotografiado nunca. «No me inspiraba». «Lo cierto -nos decía- que nunca tuve mucha afinidad con ella. De pequeños mi hermana jugaba más con ella por edad. Y yo en concreto nunca congenié demasiado. Para hacer una fotografía yo necesito tener cierta afinidad. Claro que he fotografiado políticos. Uno de los que más fotografié, por encargo, fue Alfonso Guerra . Pero porque me pagaban, no porque yo lo eligiera».

Y es que Bárbara siempre ha tenido muy claro lo que quería. Tal vez el cáncer que la lapidó con 22 años y pudo superar, marcara un antes y un después: «Todo el mundo sabe que la muerte está ahí, pero con esa edad no piensas en ello. Que de repente se te ponga como un espejo delante de la cara un cáncer es un susto, y eso también te transforma. 1980 me hizo más fuerte. En estos casos no solo es la medicina, eres tú la tienes que hacer un cambio y modificar cosas de tu vida para que no te asalte de nuevo la enfermedad. Era una cría y estaba en una clínica donde a mis padres me decían que me iba a morir… pero fíjate a mis sesenta y muchos sigo aquí dando guerra. Parte de la curación es la alegría. En mi enfermedad aprendí que no hay que tomar tantos medicamentos y reír más». De aquella etapa recordaba que «en la Movida iba calva, pero la gente no se daba cuenta de que era por la quimio, porque entonces no era muy habitual ver a gente sin pelo, hoy estamos más acostumbrados; se pensaban que era una excéntrica». Y esa forma de vivir la vida, le hizo estudiar medicina natural y ser más alternativa, por lo que fue muy criticada en la época de la pandemia, al aparecer en una manifestación negacionista: «No me arrepiento de expresarme libremente. Cuando dije en la manifestación 'el amor es la mejor mascarilla', quería decir que no podemos matar la vida. Es que ni siquiera el Sida nos estigmatizo así». Y al hilo de este comentario, defendió a capa y espada a su amigo del alma Miguel Bosé : «Están siendo muy injustos con él. Es un crimen la ridiculización que han hecho de él».

Almodóvar 'mon amour'

Ouka se liberó no ya solo de las ataduras del estilo, sino de cualquier etiqueta y cualquier disciplina que le impusiesen en los últimos tiempos. Criticaba la falta de libertad que había en nuestro país y recordaba con nostalgia los tiempos de la Movida, como una experiencia de la que se sentía orgullosa, en la que coincidió con Carlos Berlanga , Guillermo Pérez Villalta, Ceesepe, El Hortelano, Sigfrido Martín Begué, Pedro Almodóvar o McNamara. «Siempre recuerdo al Almodóvar de antes, ahora es muy serio, pero entonces hacia pelis en súper 8. Nos fagocitaba a todos. Cuando nos juntábamos parecía que estábamos de juerga todo el día, pero no, estábamos trabajando, pero era pura pasión y parecía diversión … el contagio del arte y la energía de muchos artistas. Compartíamos todo, había mucha generosidad en aquella época».

La gurú de la fotografía nunca abandonó su lado más kitsch, que alcanzó su punto álgido, cuando pintó la foto/cartel de los colaboradores de 'Sálvame', por el quinto aniversario. «Llevaban persiguiéndome mucho tiempo para que les hiciera fotos y yo pasaba. Pero un día que volví de Asturias, mi hija María me dijo que habían llamado y ahí sucumbí. Y Saque a Jorge Javier como un Dios e en el Olimpo. Pero que sepan que cobre muy poco. Es la fotografía más barata que hice. Así nadie me puede decir que lo hice por dinero». La cara y la cruz de la moneda siempre esculpió la vida de Bárbara, cuyo parentesco con su tío, el gran poeta Jaime Gil de Biedma la marco. «Creo que herede de él la capacidad para escribir. Ya me dijo una grafóloga, que debía dedicarme a la escritura siempre admiré a mi tío. A él nunca lo vi en casa, me lo encontraba por la noche, bebía mucho, era muy vividor. Leí muy pronto el Diario del artista seriamente enfermo y me impresionó. Escuchar a los primos Gil de Biedma conversar siempre fue un placer, todos tenían un lenguaje privilegiado. Sus hermanas y su madre me invitaban mucho a comer, cosa que agradecía porque a veces no tenía qué llevarme a la boca y me daban de comer los hare krishna».

Los domingos en casa en bata

Madrid era su casa. El lugar donde vivió y murió y siempre en cada entrevista que le hacíamos, recordaba sus orígenes: Esos domingos por la mañana en bata, sus favoritos asomada al balcón: «Vivíamos de pequeños en la calle Montera, que hacía esquina con Gran Vía. Para mí, aquello era el centro del mundo, porque por un lado podía ver todo el lujo de la Gran vía, Castellana, El Paseo del Prado...Pero si bajabas por la calle Montera, te adentrabas en el mundo de las prostitutas superbaratas. Por allí estaba La Red de San Luis, y había una marquesina construida por el arquitecto Palacios, el mismo que construyó el edificio de correos y para mí significaba «la bajada al infierno”. Así es que, para mí, desde muy pequeña, aquella ubicación me permitía tener acceso a todos los mundos posibles. Madrid es toda una catedra». Ouka se hizo así misma y en la entrevista que mantuvimos, aun recordaba su primera Instamtic que se la regalaron en Bilbao. «Sin darme cuenta invente la Selfi que llaman ahora. Yo quería hacerme fotos y me ponía la cámara delante y aparecía mi brazo siempre. Aunque nunca he estudiado en la Universidad, siempre quise ser artista y pensaba que era importante para mí, viajar por América. Teníamos un loft entre un grupo de amigos. En aquel viaje conocí a la cantante Nico, que anunciaba Terry en un caballo blando. Tenía 60 años, pero seguía siendo alucinante. Recuerdo que tenía un ciervo metido en una bañera mojado en vino y luego nos lo comimos. Entonces comía aun carne».

Bárbara nos hablaba que llevababa el arte en los genes: «En casa siempre fueron muy artistas, desde mi abuelo que pintaba en Bilbao a mi madre que era muy creativa y como no trabajaba, sacaba su creatividad cosiéndonos trajes. Se inventaba los modelos... y no sé qué lío tenía que nos daban la opción de pasar modelos, luciendo sus vestidos. Este es el primero que protagonicé yo, y estaba encantada. Soy la misma que fui desde pequeñita, hago las mismas cosas: pintar, colorear, actuar delante de todos...También mi hija María que se dedica a la moda saco de ahí su arte. Ella tocaba el arpa, pero la moda la atrapo. Mi hija lo vende todo fuera. Fabrica, pero se va a la feria de Paris y comercializa todo en el exterior ahora ha hecho mucha ropa cómoda. La nueva moda después de la pandemia es todo un reto».

Su hija María, su ángel

Su hija, María Rosenfeldt , le ha acompañado a Ouka hasta el último momento. Era su todo. Diseñadora de moda con marca propia, Heridadegato, era el orgullo de su madre: «Es lo mejor que me ha pasado en mi vida. No voy a olvidar esos momentos bonitos cuando mi niña, que ahora es una luchadora estaba dentro de mí. Durante el embarazo, la lactancia y los primeros meses del nacimiento, alquilé una casa en Ibiza y estuve tranquila, en contacto con la naturaleza de un modo muy bucólico. Recuerdo que era una finca con muchas hectáreas. Fueron unos momentos muy plenos y muy bellos. Quizá lo mejor que me ha pasado en la vida. Sentirme llena, notar un ser humano que se estaba gestando en mi interior... Auténticamente alucinante». Precisamente fue su hija María la que le contagio la doctrina del veganismo, filosofía que no abandono hasta el final de sus días: «Desde que me he hecho vegana mi organismo funciona mejor. No comes el terror del animal cuando le matan y eso tu organismo lo agradece. Las nuevas generaciones nos están inculcando estos nuevos valores de los que yo quiero empaparme”. Ouka siempre repetía una y otra vez que: La mejor herencia que te puede dejar una madre es que te haya querido «y esa será la mejor herencia que intentare dejar a mi hija”. Y dicen que cuando uno apura los últimos momentos de su existencia, llegan los instantes más dichosos que hemos vivido. Y allá en ese hospital donde Ouka se fue, sonaba de fondo la canción de Gloria Lazo , que se llamaba «cachito»... «¿te acuerdas?, siempre me decía: «cachito, cachito, cachito mío, pedazo de cielo que Dios me dio»... Todavía la escucho hoy y me da la vida. Mi madre, también se la cantaba a mi padre y creía que era una canción entre hombre y mujer, por eso, cuando luego me la cantaba a mí, me subía al cielo». Ese cielo, en el que la sacerdotisa del arte, ahora ya descansa en paz.

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