Las mujeres de la vida de Espartaco Santoni: de Carmen Thyssen a Carolina de Mónaco

Por tener tuvo hasta dos matrimonios al mismo tiempo. Eso aseguró la propia Carmen Thyssen , su mujer de 1974 a 1978, quien dijo en su momento que su matrimonio no era válido porque el venezolano seguía casado con la actriz mexicana Tere Velázquez. Acusarle de bigamia le costó una guerra judicial con sus hijos, que intentaron restablecer el honor y la imagen del actor, productor y empresario hostelero sin éxito. «La bigamia es un delito castigado por la ley en España. Mi familia y yo tomamos esta decisión porque nuestro padre vivió su vida como quiso pero nunca fue un delincuente», explicaba su hija Paola Santoni en una entrevista. En 2014 perdieron el juicio y tuvieron que abonar las costas.

Encima no se cortaba y él mismo presumía de conquistas en su libro de memorias 'No niego nada'. Ya solo con el titular uno se puede hacer una idea de lo 'caradura' que podía llegar a ser. De Tita contó todas las intimidades posibles, incluso que tenía hemorroides. «La encontré llorando, desesperada a causa del insoportable dolor que le producían unas hemorroides sumamente inflamadas; parecían un ramo de uvas», escribió. Quizá ella fuese la peor parada de su currículum de conquistas. No solo estaba casado, sino que además, según contó Marujita Díaz -otra de sus mujeres- en una entrevista con ABC, le ponía los cuernos con ella fin de semana sí, fin de semana también.

Aunque su matrimonio duró tres años, de 1958 a 1961, Marujita Díaz y Espartaco Santoni nunca llegaron a separarse: «Estuvimos juntos desde que nos casamos en Venezuela, hasta que él murió. Estuvo con otras mujeres, con las que también llegó a casarse, pero siempre acababa conmigo. Yo siempre fui su mujer, su gran amor. Todos los días le rezo. Mi casa está llena de fotos de él. Nadie pudo quererle más que yo», decía la actriz.

Eva Medina fue la última de las mujeres de Santoni. Con ella se casó dos años antes de fallecer tras un largo periodo de relación. La actriz Analía Gadé también ocupó buena parte de su corazón. Bárbara Rey, Massiel y hasta la mismísima Carolina de Mónaco se dice que pasaron pro su vida.