Concha Márquez Piquer, una vida marcada por la tragedia

Concha Márquez Piquer recibirá cristiana sepultura en la misma tumba donde descansan los restos mortales de su madre, doña Concha Piquer, en el madrileño cementerio de San Isidro . Por deseo expreso de la familia quieren velarla y despedirla en la más absoluta intimidad y sólo piden que respeten su dolor y estar lo más alejados posibles del interés mediático. «Han sido 40 años sin separarnos para nada. Siempre estábamos juntos en todo y no concibo vivir sin ella», se lamenta Ramiro Oliveros con el corazón roto tras perder la esperanza de que se produjera un milagro. En este último mes de dolor y preocupación, Oliveros no renunciaba a la idea de que su mujer pudiera reaccionar y remontar ante lo que era una situación de auténtica gravedad. Finalmente los peores vaticinios se han cumplido y hoy sólo llora la pérdida del amor de su vida y de la madre de su hija Iris en quien se apoya roto por la ausencia.

Concha Márquez Piquer es la única hija que tuvo Concha Piquer con su marido el torero Antonio Márque z. Nació un 31 de diciembre de 1945 en Buenos Aires y era tal la fama de su madre que tuvo como madrina de bautizo a la mismísima Eva Perón, entonces primera dama de Argentina. Conchita, como la llamaban para distinguirla de doña Concha, cursó estudios en los mejores colegios privados de Madrid, Londres y Suiza, pero desde muy niña tuvo claro que quería seguir los pasos artísticos de su madre a quien era imposible ensombrecer en la historia de la copla.

Aunque con la alargada sombra de doña Concha como referente, su hija encontró su estilo y su hueco en la canción española y fue a los 24 años cuando debuta en el Teatro Calderón y un año después lo hace en la Zarzuela. Mucho antes de esa presentación, con tan sólo 16 años, contrae matrimonio con el matador Curro Romero tras un intenso romance que los padres no pudieron evitar y eso que la joven tenía tan sólo 14 años cuando se conocieron. La pareja tuvo dos hijas, Coral, quien muere con 19 años en accidente de tráfico en Estados Unidos , y Concha, madre de Oliver, el único nieto de Márquez Piquer. El matrimonio duró veinte años (a los problemas de la pareja se sumó la tragedia de la pérdida de su hija Coral que no pudieron superar juntos) y, tras un sonado divorcio, Concha Márquez se casó con el actor Ramiro Oliveros con quien ha permanecido unida durante 40 años. «Nunca nos separábamos», repite su viudo.

Su segunda boda no fue motivo suficiente para que Concha accediera a los deseos de Curro Romero de pedir la nulidad matrimonial y poder casarse ante la Iglesia con su mujer Carmen Tello con quien contrajo matrimonio civil en febrero de 2003. Fue una batalla perdida para Curro y Carmen que finalmente y tras ver que esa posibilidad no iba a cumplirse optaron por una unión civil en una ceremonia en Sevilla a la que acudieron sus amistades y familia.

Hay que recordar que una de las últimas apariciones públicas de Concha Márquez fue p ara presentar el libro que había escrito sobre su madre ‘Así era mi madre. Concha Piquer ’, acto en el que estuvo acompañada por su marido e hijas además de compañeros de profesión. « Tenía necesidad de que la gente joven supiera quién fue mi madre . Aparte de una voz maravillosa fue una mujer increíble, muy estricta pero muy divertida, a la que le gustaba reunirse con su gente. Es cierto que en el escenario era muy exigente, pero es que debía ser así ya que muchos de los flamencos que la acompañaban nunca habían pisado esos lugares», confesó a ABC.

Concha fue una mujer que disfrutaba recordando las historias de su madre y hasta las propias como cuando me confesó que había «vaticinado» el tsunami de Tailandia unos días antes durante una cena en un hotel de Bangkok. «Lo intuí. Soy medio bruja y lo predije. Ramiro (Oliveros) no me hizo caso cuando le anuncié que iba a haber un terremoto. Me quedé mirando una lámpara impresionante que hay en el hotel Sheraton y le comenté que estaba segura de que iba a pasar. Él me decía: ‘anda, anda’ ¡Y mira si ha pasado! Dentro de dos días nos teníamos que trasladar a la isla de Phuket donde teníamos todo organizado para celebrar el Fin de Año, nuestro aniversario de bodas y el cumpleaños de mi marido. Pero ahora no sabemos qué hacer», aseguró en diciembre de 2004 tras la tragedia tailandesa. Con una ironía, pero también con un genio que heredó de su madre, la artista vivió uno de sus momentos más amargos en el año 1993 tras la querella que presentó con su marido ante la Justicia contra el productor teatral José Tamayo por la retirada de su espectáculo y acusarle de apropiación de la subvención.

Aquello hizo correr ríos de tinta y supuso la retirada de los escenarios de una Concha Piquer que en 2017 sorprendía con sus memorias ‘Yo misma’ donde en letra de Oliveros narraba su infancia y momentos clave de una biografía que por entonces cumplía 70 años de vida. « Cuando la vida me pone frenos, yo me los salto todos . No tolero que nada ni nadie me diga lo que debo hacer y sé encontrar los recovecos para salirme siempre con la mía», aseguraba. Sin duda quién mejor que ella para definirse como una mujer fuerte y tremendamente familiar que siempre defendió el nombre de su madre y su eterna historia de amor con Ramiro, con quien presumía de no haber estado ni un día de esos 40 años separados. Sólo la enfermedad y la muerte ha podido con sus deseos de llegar juntos hasta el final.