El anillo de compromiso de Megan Fox, diseñado para que le duela si se lo quita

La famosa actriz publicó un vídeo en redes de la pedida de mano y además lo acompañaba un largo texto: «En julio de 2020 nos sentamos bajo este baniano. Pedimos magia. No sabíamos el dolor que enfrentaríamos juntos en un período de tiempo tan corto y frenético. No éramos conscientes del trabajo y los sacrificios que la relación requeriría de nosotros, pero estábamos embriagados del amor. Y karma. De alguna manera, un año y medio más tarde, después de haber recorrido juntos el infierno y de habernos reído más de lo que nunca imaginé posible, me pidió que me casara con él. Y como en todas las vidas anteriores a ésta, y como en todas las vidas que le seguirán, dije que sí…». Tras esto, ambos se regalaron un colgante con forma de vial con la sangre del otro.

Esta semana, el músico ha dado un curioso detalle sobre el anillo de compromiso -Una joya con un diamante y una esmeralda- que ha regalado a su chica durante su primera entrevista tras la gran noticia. Y es que está hecho para que Megan Fox se haga daño cuando se lo quite. «Es una esmeralda colombiana, sin tratamiento. Ha sido tallada en forma de lágrima, sin más, como si estuviese recién salido de la mina (...). El concepto es que el anillo se puede separar para hacer dos. Cuando están unidos, se mantienen en su lugar gracias a un imán. ¿Ves cómo encaja? ¿Y ves esto de aquí? Las bandas en realidad son espinas. Si intenta quitárselo, le duele ». «Sé que la tradición es un anillo, pero lo diseñé con Stephen Webster para que fueran dos. La esmeralda es su piedra de nacimiento y el diamante, la mía. Entrelazadas en dos bandas magnéticas de espinas que se unen como dos mitades de la misma alma forman el oscuro corazón que es nuestro amor», ha añadido.

Por su parte, la actriz ha confesado que desde que inició su relación con el músico, su vida ha cambiado por completo. «Antes no era algo en lo que me enfocaba o pensaba. Porque, como actriz, me han clasificado o colocado en una categoría de símbolo sexual . Y luego los publicistas lo que hacen es contar con estilistas que intentan vestirme con más seriedad para que el mundo me tenga en cuenta como actriz. Ha sido por este motivo que dejé la moda, pensaba que no me importaba lo que me dijeran porque no me iba a gustar de todas las maneras. Hasta que lo conocí. Estar con él, obviamente es un poco excéntrico en la forma en la que se viste y eso, me ha liberado a expresarme más. Y él me ayudó a conocer a mi estilista, Maeve Reilly».