La amargura vuelve a la vida de Raquel Sánchez Silva

Alexia Putellas es la chica de moda, porque le han dado un Balón de Oro, con lo que resulta la hermana laureada de Lionel Messi , sólo que cobrando mil veces menos, y no es licencia de exageración literaria. El fútbol femenino viene pujante, pero no tiene tesorería. Y por tanto la promoción justa. Didier Drogba , una fiera histórica del fútbol, lo avaló, sonrojantemente, en la ceremonia de entrega de ese premio, al dirigirse a Alexia: «¿Y tú quién eres?».

Ha vuelto Isabel Preysler a bajar a los paraísos terrenales de la coctelería social, avalando una máxima antigua, pero en vigor: «La elegancia es lo contrario de la juventud».

Rafael Amargo ha llevado varias vidas en una sola , como los grandes, y ha trabajado mucho, con la pasión revuelta del artista, con el entusiasmo en pie del que siempre anda haciendo un doble viaje: el viaje interior y el viaje propiamente dicho. Hasta que se ha cruzado en su bulería la policía. Ya sabemos que le acusan de llevar un baile de tráfico de estupefacientes. Feo asunto, mal asunto. La justicia dirá, obviamente. Desde que llegó a la conquista de Madrid, con dieciséis años, de la mano de la gran Lola Flores, no ha parado. Ahora mueve 'Yerma', y antes hizo 'Poeta en Nueva York' donde enramaba de algún modo el flamenco con el cine. En 'Enramblao', un show anterior, subió al escenario meretrices, yonquis, mimos y otras dolientes criaturas de la calle. Fue algo así como pluriemplear de su mano a los desheredados en el Liceo o en el Tívoli. Remató faena de todo este mestizaje artístico en 'El Quijote', con imágenes en 3D, en el más caro montaje nacional de la historia de la danza. Apunto todo esto por avalar al artista Amargo de sus propios méritos, de sus logradas osadías. Lo encuentro de justicia, aunque ahora viva horas bajas, o precisamente por eso. El artista es una cosa. El peatón otra.

Se recupera, como combustible de algunas teles, el caso de la muerte de Mario Biondo , marido en su día de Raquel Sánchez Silva . La justicia, en España, acreditó que Biondo falleció a causa de «un desgraciado accidente», allá en el 2013, pero la justicia italiana, y los padres de Mario, y la tele inquieta insisten el reabrir el asunto. Yo intuyo que en este caso hay poca novedad pendiente, salvo que alguien vaya y ponga algún centímetro más de detalle de fantasía, o no, a la madrugada de excesos que acaso pudo vivir Mario, antes de que «el ahorcamiento voluntario» se diera como «causa del fallecimiento», que es lo que dijo literalmente, en España, el juez validando las tesis establecidas por el informe forense al respecto. Quiero decir que aquí, en España, un juez descartó el asesinato, y archivó la causa. Los padres de Mario nunca estuvieron conformes. Y en ese ahínco siguen. Raquel pudo quedarse un poco o un mucho viuda de sí misma, cuando perdió a Mario, y la vida se le puso cruel, y adversa, pero remontó deprisa, bajo la obligatoriedad de la felicidad. Que a veces es también la urgencia de la felicidad. Recuperó una sonrisa que luego fue risa. Habían quedado lejos aquellos meses que pretendieron morbo y despiste. Pero han vuelto. Y con ellos la amargura.