Alonso Caparrós: «La sociedad es cruel con los trastornos mentales»

¿Escribir en este libro sus vivencias más ocultas ha sido una terapia, una liberación o una manera de enfrentarse a la realidad?

Obedece a muchas cosas ya que por un lado necesitaba escribirlo para hacerme entender. Eso se une a que mi sueño desde la infancia era escribir un libro y también es cierto que necesitaba cerrar determinados capítulos que ya están resueltos y es que hoy mi vista está en el futuro.

Era consciente que al escribir esos capítulos tan amargos de sus adicciones iba a tener que revivir el infierno que supuso esos largos años de su vida. ¿Cómo ha gestionado recordar esos momentos?

Los capítulos finales donde hablo del voluntariado que ejerzo y la toma de contacto con la realidad engloban un año y medio de mi vida muy intenso. Hoy repasar mi pasado no supone una revictimización ya que he trabajado muchísimo en mis procesos mentales para mi recuperación y en prepararme para poder escribirlo. Lo que en un principio resultaba tortuoso hoy resulta una brisa. En este libro hay pruebas suficientes de lo que no quiero en mi vida.

¿Ha podido recuperar lo que perdió, sobre todo a nivel familiar, en esos años de perdición?

Recuperar el tiempo perdido, citando a Proust, te diré que es imposible. Todos tenemos que asumir lo que nos hemos perdido para siempre, tantos momentos de mis hijos, lazos afectivos de los que me querían… Han sido años complicados, pero hay que asumirlo porque la vida también ese eso y lo importante es entenderlo y saber aprovechar lo que queda. No puedo perder tiempo en martirizarme.

¿Qué le hizo caer en el infierno de las adicciones?

Hoy ya no me importante el porqué, aunque te diré que hay miles de razones que intervienen y no una causa única. En mi caso es verdad que había un problema de estructura familiar y eso se unió a un éxito muy rápido de mi carrera, aunque confieso que soy incapaz de contestar un motivo único y concreto.

Gracias a su actual pareja, a la meditación y a su papel como voluntario estamos viviendo un final feliz. ¿Quedan miedos?

Me quedan los miedos esenciales que sentimos todos, pero es verdad que el problema de la adicción siempre está ahí, aunque ya tengo todas las herramientas para combatirlo. Este libro sirve para sellar un pasado.

¿Cuántos años de su vida ha vivido con la sombra de la adicción a su lado?

A los 18 años empecé y hasta hace unos años ha sido todo muy duro. Por fortuna eso acabó cuando apareció en mi vida Angélica y terminé con esa vida.

Describe a su mujer como una persona de una generosidad y bondad que la hace casi divina. ¿Eso fue lo que le enamoró?

Te juro que es así. Angélica es la mujer de la que estoy enamorado, pero por encima de eso tiene una calidad como ser humano que te aseguro no se encuentra. Es increíble y soy consciente de que no voy a poder estar a su altura. Tiene unas cualidades y una capacidad que me resulta todo un privilegio no sólo haberla conocido, sino que encima me quiera.

Usted es padre de dos hijos y no sé si se han planteado tener un bebé en próximas fechas.

Es algo que tenemos en agenda, pero es verdad que estamos muy a gusto así. Tengo 50 años, ella es más joven, pero cuenta con muchos sobrinos y cuando lo hablamos no acabamos de tenerlo claro.

Habla de su adaptación profesional como colaborador del programa 'Sálvame', donde entró con una gran polémica en lo que fue el enfrentamiento televisivo con su padre Andrés Caparrós. Le aseguro que desde casa aquello fue durísimo.

Aquel momento fue durísimo porque nosotros parecíamos una familia perfecta cuando realmente no lo era. Ese ha sido el capítulo más complicado. El enfrentamiento con mi padre, algo trascendental en mi vida personal, fue vital para la maravillosa relación que hoy tenemos. Esa conversación en privado hubiera sido igual de dura, pero lo bueno es que ayudó a que reconstruyéramos una relación sana. Mi relación con mi padre hoy es mucho mejor que mejor porque está llena de sinceridad. El peaje es duro pero merece la pena.

Hoy vivimos en televisión otro drama familiar como el de Rocío Carrasco. ¿Cree que aquí habrá final feliz como en su caso?

La única manera de arreglar la situación de esa familia es, a pesar de que suene cursi, con la renuncia, la compasión el sacrificio y el desapego. Sin esos factores es imposible. Pienso que es un asunto más de maldad que otra cosa y como no se recurra a esos dones que he citado aquí no hay solución.

Uno de los capítulos más duros que describe en su libro es cuando vuelve a casa con su madre tras recibir un tratamiento de electroestimulación que le deja muy débil.

Hay una ignorancia enorme en lo que son las enfermedades mentales y sus tratamientos. España es uno de los países del mundo que más ansiolíticos consume y por eso es más llamativo. Los cerebros funcionan con electricidad y hay veces que es necesario resetearlos sin que eso suene a algo dantesco. Las adicciones son un problema mental y como tal hay que tratarlas. Te aseguro que la sociedad es cruel con la drogodependencia y con los trastornos mentales. Nadie se merece esa crueldad porque no hay nada peor en el mundo que no te comprendan.

¿Cree que hoy ya le entienden?

No y lo digo sin tristeza.

¿Y ahora qué le queda?

Tengo un futuro maravilloso porque está en blanco y me deja escribirlo como quiera. Hoy además de mi trabajo quiero formarme como escritor ya que pienso que me falta formación y eso es lo que voy a hacer para poder lanzarme a un segundo libro.

¿Sigue meditando?

Todos los días. También continúo como voluntario y es que tengo claro que la felicidad tengo que conquistarla a diario.