Álex Ubago: «Tengo fama de niño bueno pero he sido muy golfo»

Acababa prácticamente de dejar la carrera de Empresariales cuando la fama y el éxito le cogieron de improviso. De pronto se vio llenando estadios y de gira por medio mundo. «Fue una locura. Pasé cuatro años casi sin pisar mi casa, subido en una furgoneta y haciendo una media de 200 conciertos al año», cuenta de aquellos primeros tiempos en los que salir de casa se le antojaba difícil por el fenómeno fan. «Recuerdo países donde pude llevar mi música, personas que conocí, noches de gloria, de juerga y sin dormir… muchas aventuras». Como reconoce, se lo pasó muy bien: «No tengo esa fama pero he sido muy golfo. Me toman por un niño bueno y tampoco es que sea malo, pero me gustaba salir mucho. Lo que no me gustaba era volver». Ahora, como padre orgulloso de dos hijos y marido de María Alcorta que es, su vida es mucho más tranquila. «Los padres somos más de tardeo que de noche», dice entre risas.

Es totalmente comprensible. Además porque, desde aquella época, han pasado más de dos décadas, que hoy celebra con un disco homenaje que saldrá a la venta este 13 de mayo lleno de colaboraciones con grandes artistas como Pablo López, Lali, Beret, Álvaro de Luna y Nil Moliner, entre otros. Se trata de un viaje por su trayectoria musical que le llevará a subirse de nuevo a los escenarios de medio mundo aunque compaginándolo con su vida familiar . «Es una selección de los grandes éxitos de los primeros discos y de los más recientes con un sonido más actual, pero siempre manteniendo la esencia y mi estilo además de una voz más madura», explica Ubago sobre este disco compuesto por 18 canciones grabadas con Warner Music.

Cuando no está viajando por compromisos profesionales, Ubago lleva una vida de lo más normal en San Sebastián junto a su mujer y sus dos hijos: Pablo y Manuela . «Me levanto a las siete para llevarles al colegio, me voy un rato a hacer deporte, después al estudio y luego, por las tardes, si no tengo ninguna obligación laboral, aprovecho cada minuto que tengo para estar con ellos. Les voy a buscar al cole, me voy al parque con mi hija o a jugar al fútbol con mi hijo… lo que supongo que haría cualquier padre», cuenta a la vez que reconoce que les echa mucho de menos cuando está fuera y, por eso, siempre que está en casa, tiene tiempo de calidad.

La paternidad le cambió la vida y no le cuesta reconocerlo. «Soy bastante niñero, siempre lo he sido, pero con la llegada de mis hijos estoy que se me cae la baba, literalmente», dice.

También con su mujer, con la que lleva casado desde el año 2011, aunque reconoce que, muy al contrario de lo que se pueda pensar, es más de hacerle reír que de grandes gestos románticos como en sus canciones: «No soy como ese prejuicio relacionado con el artista romántico de todo el día ahí cantando en el balcón con una rosa en la boca. Ella diría que soy detallista y sensible pero nada más. Mi lado más romántico lo saco en mis canciones».