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La adicción de Julián Muñoz

Para él quisimos salud, y queremos también arrepentimiento, que es como pedir salud para el pueblo de Marbella, al que no le sobran las razones de gratitud, hacia nuestro hombre

Ángel Antonio Herrera

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Lunes

Julián Muñoz flipó un día con la cantante de ‘Marinero de luces’, y se dio a una vida de reinona de peineta, pero sin peineta y con pantalón de macho. Aquel noviazgo salió como salió. Hasta cárcel hubo, para ambos. Ahora, Muñoz vuelve ... al pasado, porque ahí está su futuro. Y presenta documental en la tele, aludiendo en claro a Isabel Pantoja : «Más que una obsesión, era un adicción». Y remata: «No es la hora de la venganza, es la hora de la verdad». Muñoz salió de la trena por «razones humanitarias y dignidad personal». De modo que la Justicia tiene también su corazón. Para él quisimos salud, y queremos también arrepentimiento, que es como pedir salud para el pueblo de Marbella, al que no le sobran las razones de gratitud, hacia nuestro hombre. Fue reo de amor, primero, y luego reo propiamente dicho. Ahora es un exnovio jubilado, y un jubilado de la cárcel. En un rato de permiso que le dieron, triunfó como el bigote con mejor caché de la tele, por encima del bigote de Íñigo y otros bigotes célebres. Y ahora insiste. Ha sido un hombre millonario en causas pendientes, ante los tribunales, y un flojo poeta de exclusiva que glosaba la piel de una musa, de profesión cantante, que ya no quería oírle. En las penúltimas épocas, iba torcido de salud. Parece que ha ido mejorando. Un día estuvo preso, pero preso de amor, que dicen los poetas. Y después le hemos venido viendo un poco o un mucho preso de sí mismo. Ahora dice que lleva la verdad a la tele. Si no tenía ya bastante la Pantoja con su familia, ahí está Julián. Con futuro de regreso al pasado.

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