Aarón Vivancos: «Tengo una niña y quiero más hijos, pero no tantos como mi padre»
El artista, entregado al espectáculo musical 'Woman', nos habla de su infancia viajera, de su enorme familia -tiene 39 hermanos-, de su hija y de una boda que no llega
Aarón Vivancos presenta 'Woman': un gran espectáculo con toda la fuerza de la danza y la dramaturgia
Aarón Vivancos
Aarón Vivancos es un enamorado del talento. Lo busca, lo mima, lo alimenta y lo apoya con toda su alma: «No es que me considere un cazatalentos en el sentido de descubrir gente para ficharlos, lo que me gusta es ayudar a otros artistas, ... me ilusiona ver que su potencial tiene salida y puedo aportar algo en ese proceso». En su empeño, el bailarín y coreógrafo, ha abierto un Talent Center con más de 2.000 metros cuadrados dedicados a la danza y al deporte, y da una oportunidad a los creadores emergentes con la iniciativa 'Jump On Stage' en la que ficha a teloneros para sus espectáculos.
Ahora se encuentra en el Teatro Reina Victoria de Madrid con el musical 'Woman', «Una reflexión sobre la justicia más allá del género como muestra de evolución individual a través de la educación, la concienciación y el autoconocimiento para evitar el mal». El poderío histórico de la mujer llena el escenario con flamenco de vanguardia, danza narrativa, audiovisuales coloristas y un mensaje profundo.
Cuando se mete en un proyecto, Aarón se entrega por completo: «Puedo ser muy perfeccionista si eso juega a favor, porque si al final tu obsesión es demasiado grande, lo único que haces es paralizar las cosas. Soy analítico y creativo». Y organizado: «Me gusta el orden, me permite cumplir vivir con metas. Pero he aprendido que la rutina no puede ser más fuerte que tú, que hay que romperla en ocasiones para sentirse libre, hay que dejar las puertas abiertas a la aventura». Aarón se considera una persona detallista, «podría serlo más. Reconozco que tengo esa batalla pendiente. Me meto demasiado en el trabajo y me olvido de las pequeñas cosas que, sin embargo, soy muy importantes, sobre todo en una relación».
«El romanticismo es muy bonito, pero cuando uno madura es consciente y aprende que no puede ir en plan 'Romeo y Julieta' todo el día»
La suya sigue pendiente de materializarse en boda: «Estamos prometidos, pero no sabemos cuándo nos casaremos. Primero nos pilló la pandemia y todo se fue al traste. Luego han ido surgiendo cosas y al final seguimos pendientes de encontrar el momento adecuado». Se reconoce un soñador: «Lo soy, bastante, aunque con los pies en la tierra. Tengo una visión y trabajo para que se cumpla. No soy de soñar en un mundo ideal, pienso en llevar las cosas a la realidad». Y se confiesa un romántico, «aunque antes lo era más. El romanticismo es muy bonito, pero cuando uno madura es consciente y aprende que no puede ir en plan 'Romeo y Julieta' todo el día».
Una de las cosas que más feliz le han hecho en la vida es la paternidad: «Después de tener 39 hermanos, no me imaginaba cómo sería ocupar el papel de padre. Es algo hermoso. Tengo una niña y resulta todo un espectáculo verla crecer, acompañarla en ese viaje en el que cambia cada día y debes guiarla. Ahora quiero tener más hijos, pero no tantos como mi padre»- Bastante tiene con ser tío: «Tengo 22 sobrinos esparcidos por todo el mundo. No tengo la suerte de convivir con ellos, pero intento estar conectado con ellos. Ahora, en Navidades, nos reuniremos los que podamos: algunos están es Estados Unidos, otros en Australia. Hemos llegado a ser 60 personas cenando en Nochebuena».
La foto: una infancia artística
Aquí le vemos, a los 11 años, ensayando danza, una de sus pasiones. Tiene muchas, porque el arte corre por sus venas: la guitarra, la flauta, la guitarra, el violín, pero también la gimnasia, las artes marciales. Aunque su padre tuvo con su madre cinco hijos –Aarón tiene dos hermanos y dos hermanas–, tuvo otros 35 con otras siete mujeres, formando una de las familias más numerosas y especiales del panorama artístico mundial. Más que en un hogar, se crió en una escuela multidisciplinar: «Éramos unos sesenta chicos y chicas en clase, con unas rutinas muy estrictas. Me levantaba a las seis de la mañana, dábamos las primeras clases de música, desayunábamos a las ocho… Así empezaba cada día. Me gustaba porque la filosofía del aprendizaje a través del juego tenía como motor la motivación. Yo desde pequeño era entregado, apasionado, comprometido, me gusta mucho vivir, soy muy intenso».
Aarón Vivancos de pequeño
No tuvo una infancia con un modelo de familia tradicional, pero eso no quita para mantenga una intensa relación con sus hermanos, con quienes llegó a formar una icónica compañía, Los Vivancos –un éxito con más de 2,5 millones de espectadores–. Como muchos artistas, se reconoce tímido: «Más bien reservado, aunque tal vez sea miedo a lo desconocido. Las experiencias vitales me han ayudado a superarlo». Vivía en Canadá, pero pronto conoció México y otros muchos países donde actuaban: «Viajar desde pequeño me ha abierto los ojos, me ha hecho conocer culturas, otros puntos de vista personales sobre la libertad, sobre el mundo, que me han dado herramientas para entender que los límites están en el cielo».
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