Abre el nuevo restaurante del Palacio de Cibeles y la azotea con las vistas más emblemáticas de Madrid

La empresa ganó el concurso el año pasado, tras finalizar el acuerdo con el concesionario anterior, el manchego Grupo Adolfo, que estuvo allí durante once ejercicios. Las obras de remodelación han durado ocho meses, tras los cuales han visto la luz, el pasado sábado, Cornamusa, el gastronómico de la sexta planta con terraza propia a un lado; Azotea Cibeles, la segunda terraza en ese mismo piso, pensada para tomar algo -apuestan sobre todo por la coctelería- disfrutando del enclave y del paisaje, y Café Cibeles, en el segundo nivel, una cafetería con un menú diario y una carta más informal.

Las tres propuestas -que ocupan un total de 1.000 metros cuadrados- han sido decoradas por la interiorista Alejandra Pombo, quien ya trabajó con Azotea en Club Financiero y los gaditanos El café del mar y Valhalla y actualmente acomete el rediseño de Picalagartos, en la Gran Vía. Aún así, cada uno guarda un estilo propio, en todos los casos atendiendo además al desafío de estar en un edificio público e histórico, con un pasado como sede de Correos y que actualmente es bien de interés cultural y alberga al Ayuntamiento y al área de actividades culturales CentroCentro.

Cornamusa es, a día de hoy, la propuesta más elevada del grupo encabezado por José Manuel García y Cristina Lasvinges (la del Club Financiero también, pero allí van de la mano del chef y empresario Nino Redruello, en Cibeles es solo Azotea).

Este nuevo restaurante ofrece una elegante sala de estética clásica y tonos claros neutros, junto a numerosos detalles que aluden a la ciudad y a la comunicación, tema que vertebra toda su estética como guiño a la singularidad de su emplazamiento. Así, en cada mesa espera a los comensales una inicial moldeada en alambre de cobre que responde al nombre de quién ha reservado la mesa, las cartas simulan tarjetas enviadas dentro de sobres, los camareros llevan chaquetillas inspiradas en los carteros y se expone una máquina de escribir con la que se rubrican las 'misivas' que se entregan al final.

Llevan una postal que reproduce la ilustración de uno de los platos, dibujo hecho a mano alzada por Jesús Almagro, chef ejecutivo de Cornamusa, ex Pedro Larrumbe y conocido por el gran público por su paso por el programa televisivo 'Top Chef'. El director gastronómico de los locales de Azotea Grupo, 12 en total ya y todos en edificios singulares como hilo conductor, es Manuel Berganza.

Ambos han diseñado una propuesta de cocina creativa basada en producto madrileño, desde la miel, el queso, los vegetales, el pan y la mantequilla que se pone con él hasta el aceite de oliva y la carne, todo salido de pequeños productores de la región con quienes han establecido un trato directo. Incluso el panero que acompaña a cada plato sobre la mesa está hecho con piedra de una cantera de Madrid.

El menú está pensado como "una experiencia más gastronómica" pero no es cerrado, sino que se pide a la carta, con un ticket medio de 70 euros. El concepto de "elaborada sencillez" se aplica a recetas como el canelón de berenjena guisada como si fuera una morcilla (por textura y especias), que se sirve con aire de queso de cabra y piñones de la sierra. También al solomillo de vaca de Guadarrama con emulsión de mostaza, setas y tuétano asado; la ventresca de cordero crujiente y menestra de verduras de la huerta de Aranjuez; las pencas de acelgas a la importancia rellenas de centollo y salsa de azafrán o el rape negro con salsa de mantequilla de Miraflores y caviar, entre otros.

Con sitio para unos 60 comensales, una gran barra central y terraza con otras 65 plazas con la misma propuesta que en sala, Cornamusa abre todos los días, mediodía y cena.

Comparte la sexta planta con el restaurante la nueva Azotea Cibeles, una terraza con vistas a la Plaza de Cibeles y al 'skyline' madrileño destinada a un espacio más de ocio donde disfrutar de su carta de cócteles de autor.

Este apartado lo lleva Luca Anastasio, director de bares y mixología de Azotea, quien en este 'rooftop' que aspira a ser uno de los sitios de moda en la ciudad combina fórmulas clásicas con novedades.

Con mesas y sillas altas, y solo dos mesas bajas para reservas, tiene un bar, música y ofrece un picoteo de tapas o raciones para compartir, como la gilda, el mini mollete de lomo y queso arzúa, boqueros en vinagre de Jerez y chips de patata, ensalada de tomate raff y mojama y tartas caseras.

La entrada a este espacio cuesta desde 10 euros. Por ese precio, que bautizaron 'Momentazo', incluye una bebida. Otros paquetes, de entre 60 y 180 euros y con reserva previa (el más barato no requiere reservar, seguramente habrá cola abajo como en otras azoteas céntricas en los horarios más demandados), combinan otros tragos y platos. Por ejemplo, el 'Momento Pica Pica' (80 euros) conlleva una botella de vino más una degustación de tapas.

Azotea Cibeles abre todos los días también, de domingo a jueves de 12 a 1 de la madrugada, y los viernes y sábados una hora más.

En la segunda planta del emblemático edificio se encuentra, por último, Café Cibeles, pensado como un restaurante para quienes están dando un paseo por el centro de la capital, visiten CentroCentro para ver una exposición o quieran tomar algo rápido en un día de trabajo o gestiones.

En esta cafetería hay platos clásicos como mejillones al vapor, sándwich de roast beef de picaña, ensaladas y pastas, además de tostadas, bollería y batidos. También ofrece un menú diario por 14,35 euros.

Aquí el ticket medio, si se pide a la carta, se calcula en 25-30 euros. Abre de martes a domingo de 10 a 20 horas.