Normal: así se come en el restaurante 'informal' de los hermanos Roca en Gerona

Al frente de esa cocina se encuentra, desde su apertura aún no hace tres años, Elisabet Nolla, excelente cocinera formada, como es lógico, en El Celler de Can Roca. La propuesta gastronómica se refuerza con una bodega de categoría para la que Pitu Roca ha elegido especialmente vinos de tres zonas: Ampurdán, Beaune y Sanlúcar de Barrameda.

Para empezar, las cremosas croquetas de leche de oveja ripollesa con jamón ibérico (2,50 euros la unidad) y un estupendo paté de campaña (14) ya marcan lo que va a ser tónica general de la comida. Seguimos con dos platos vegetales: las remolachas de su huerto en diferentes cocciones con queso vegetal de anacardos, pomelo y rúcula salvaje (14), el más flojo, y la notable coliflor a la brasa con salsa bearnesa, avellana tostada, pomelo y cilantro (13).

Los aficionados al steak tartar disfrutarán, aunque llega preparado de la cocina, con el que hacen con ternera angus de una granja próxima, papada ibérica, encurtidos y mostaza (16). Están muy buenos los ravioli de pasta fresca rellenos de un queso de La Garrocha, yema de huevo confitada, alcachofas, mantequilla de salvia y trufa (21), y estupendos los guisantes lágrima del Maresme a la brasa con anguila ahumada, su caldo y rebozuelos (26).

En Normal rinden homenaje al madrileño Sacha Hormaechea ofreciendo una tortilla abierta -la tortilla 'vaga'- de carpaccio de carabinero y jugo de su cabeza (25). Puede estar orgulloso Sacha del nivel. Atención también al arroz meloso de pichón con su hígado y setas (25). Sobresaliente en sabor y en punto, tanto del arroz como, especialmente, del pichón.

Terminamos la parte salada con otro punto fuerte de la carta, que se mantiene desde el principio: solomillo Wellington de ternera madurada cincuenta días con salsa Café de París, orejones y puré de patata (37). Ahora que es tendencia la recuperación de este plato, este pone el listón muy alto. Gran hojaldre y la carne perfecta.

Como remate, postres muy notables (todos a 12) con la innegable influencia de Jordi Roca. Se evidencia sobre todo en el refrescante 'cromatismo naranja', a base de helado de yema, puré de boniato, gajos de naranja, granizado de sanguina y fruta de la pasión. Pero tanto el coulant de chocolate de Casa Cacao con avellanas como la pavlova con helado de cereza y lima y frutos del bosque no decepcionan en absoluto.

A la excelente impresión general contribuye un equipo de sala tan profesional como amable. Todo con el sello de calidad de la familia Roca.