Fallece Roger Chen, el fundador del añorado restaurante chino del hotel Palace de Madrid
El empresario asiático, que llegó a tener locales de cocina china en el Bernabéu o en el Casino de la plaza de Colón, fue uno de los pioneros en sacar del cliché del rollito de primavera a su gastronomía
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Roger Chen, el hostelero chino que introdujo a mediados de los años 90 la alta cocina china en Madrid, falleció hace unos días de forma repentina en Alicante. Así lo han informado a ABC fuentes cercanas al empresario, que habría muerto mientras realizaba su ... actividad deportiva favorita: jugar al golf. Su figura fue una de las más importantes durante la primera década de los 2000, cuando empezó la expansión de su grupo de restaurantes.
Chen, muy célebre entre la comunidad china empresarial de la capital, abrió varios conceptos de los que hoy siguen abiertos cuatro: Zen Central –antes Zen Asian Supper Club–, en Velázquez; Ascua Asador Contemporáneo, en Francisco Silvela; Zen Noodle Bar, en Lagasca; y Ginza Food Hall Restaurant, en la plaza de las Cortes, la última incorporación del grupo.
Sus primeros pasos fueron asociados al nombre de Zen cuando abrió su primer restaurante en Pozuelo de Alarcón en 1998. No sería hasta el año 2004 cuando fundó el espacio gastronómico que más popular le hizo en la capital, su espacio predilecto, bajo el nombre de Asia Gallery en el hotel Palace de Madrid. Más conocido como 'el chino del Palace' este restaurante está en la memoria de los madrileños. Tal y como ha podido saber este diario, su trabajo estaba ahora centrado en volver a abrir un lugar dedicado a la alta cocina china en The Palace, a Luxury Collection Hotel, tras su reciente reforma.
Por el camino quedaron otros conceptos en los que volcó todo su saber hacer como Royal Mandarin, un espectacular restaurante de cocina popular china auténtica con vistas a las ruletas y mesas de juego del Gran Madrid, el casino de la plaza de Colón. Muy bien relacionado con los empresarios, Roger Chen convenció a Florentino Pérez en 2017 para que le arrendara once palcos privados del estadio Santiago Bernabéu para abrir Zen Market, otro de sus restaurantes fetiche que no ha vuelto a abrir tras la reforma del templo madridista.

«Lo más sencillo era abrir un restaurante y hacer recetas fáciles. Por eso se popularizó el tres delicias o los rollos de primavera», contó a ABC en una entrevista hace tres años. Era hijo y nieto de chinos que abrieron locales en la capital española tras entrar a Europa, en su caso, por la puerta de Holanda. «Llegué con doce años y crecí en una cocina, me subía a una caja de refrescos para servir cervezas cuando aún era un niño», explicaba en aquella ocasión ataviado con chaquetilla de chef.
«Roger era uno de esos jefes que no dudaban en colgar la americana y ponerse a trabajar en la barra, en la sala o en la cocina. Estamos todos en shock por la noticia. Era muy querido por sus empleados», comenta uno de sus colaboradores más cercanos al otro lado del teléfono. Sus negocios serán liderados por su hijo mayor Christopher Chen, que ha expresado a ABC su firme voluntad de mantener vivo el legado de su padre y de poner la misma pasión que él en ello. «Desde la familia queremos transmitir que esto no es el final», ha asegurado.
El modelo de éxito de sus restaurantes estaba basado en contentar a sus compatriotas nostálgicos de la auténtica cocina china y a cualquiera que quisiera descubrirla. «Aquí quise hacer la cocina de mi infancia, los platos que guisaban mi abuela o mi madre en China. Quería hacer un restaurante tanto para mis paisanos como para mis clientes españoles de toda la vida», aseguraba.
Condolencias de la Academia Madrileña de Gastronomía
«Desde la Academia Madrileña de Gastronomía queremos expresar nuestras más sinceras condolencias a la familia y seres queridos de Roger Chen, figura clave en la difusión y consolidación de la gastronomía asiática en Madrid», ha manifestado a este diario Rogelio Enríquez, presiente de la Academia Madrileña de Gastronomía.
«No solo fue un empresario brillante, fue un auténtico pionero que supo ver, antes que nadie, que Madrid estaba preparada para abrirse al refinamiento y la riqueza de las cocinas de Asia. Hostelero de tercera generación y viajero incansable, con el Grupo Zen no solo construyó un imperio gastronómico, sino también un puente entre culturas a través de la cocina», ha añadido.
Por último, Enríquez ha querido destacar su faceta más cercana y ha recordado lo «hospitalario, divertido, leal, amigo de sus amigos» que era este hostelero chino. «Era dueño de una elegancia natural que dejaba huella. Siempre con una sonrisa, siempre con un detalle. Su ausencia deja un enorme vacío, pero también una inspiración que seguirá viva en cada mesa donde se celebre la buena cocina y la buena compañía», ha concluido.
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