Lima Nikkei: sushi, ceviches y tiraditos en el barrio de Castillejos

Representante de esa unión de culturas y sabores del Atlántico y el Pacífico, la propuesta de este restaurante es sencilla. Por un lado nigiris, gunkan, sashimis y rolls que abordan la parte nipona sin grandes pretensiones. Por otro la parte más peruana con los ceviches como protagonistas: de corvina salvaje (22), el nikkei con dados de atún (23,5), de ají amarillo (23,50) y una versión caliente de pulpo (26,5).

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Dos mundos que une, por ejemplo, en bocados como el maki acevichado (19 euros, 8 piezas). No faltan nigiris poco ortodoxos como el de vieira 'trufada' (10, 2 piezas), el roll de langostino y atún (8) o el gunkan de toro y caviar (12, 2 unidades). A este último, uno de los bocados que recomiendan a sus comensales, le falta algo de mimo en el corte del atún que no hace justicia a la calidad de la materia prima que emplean.

Ese sincretismo de sabores no se limita únicamente a lo japo-peruano. Hay mezclas curiosas como el arroz en salsa de rocoto 'Humi Meshi' con lomo al chimichurri (22,50). O el nigiri 'anticuchero' (10, 2 piezas) con una lámina de solomillo, esa citada salsa de origen argentino y flambeado. Cuentan una ostra aliñada (6,5) con salsa ponzu ahumada, ikura curada y filamentos de guindilla. Los puntos del picante son atrevidos, y ofrecen la posibilidad de ser ajustados con salsas por el propio comensal en la mesa.

En su extensa carta, se ofrecen también platos calientes y más contundentes como el lomo saltado (24,5), que hacen con solomillo de ternera y sirven con patatas fritas y arroz con choclo. O el pato crocante (26), que llega a la mesa con arroz al wok con shitake, panceta ahumada y vegetales, sobre una hoja de plátano. Toda su cocina está pensada para compartir.

A la vista, en la barra, su coctelería ofrece varias versiones de pisco sour (clásico, con mango picante, o con pepino, 11 cada uno) y el clásico chilcano (11). Cuenta con una pequeña selección de sake por copa (4,50).