Feria: salchipapas, chotis y pitonisas en lo más nuevo de Tirso de Molina

Hace poco más de un mes que abrió sus puertas y que anima el tardeo y las noches del límite norte de Lavapiés. Un antiguo paso de carruajes desemboca en una plaza interior –con dos plantas– bordeada de varios puestos categorizados así: De la mar; De la tierra; Golosus –postres–; Pintxos; y Pimplar. Aunque en palabras de sus responsables «aún quedan muchas cosas por definir», este rincón desenfadado para compartir mesa ha arrancado con una carta sencilla y guiños a los clásicos de barra.

Desde los montaditos –de rabo de toro (5 euros) y de pluma ibérica con pimiento verde (7)– a los torreznos (9), pasando por las gildas –de boquerón (3, la unidad) o de anchoa (4)– o las croquetas –de calabaza y trufa (10, cuatro piezas) y de gambas al ajillo (11)–. Hay referencias regionales: a Galicia con el pulpo 'a feira' (20,5); a Murcia con su clásica Marinera con anchoa (4); al País Vasco con su 'pintxo' de pisto con bacalao (5); o la capital con su icono entre los bocadillos, el de calamares (8).

La idea es aún más ambiciosa. «Queremos traer a la actualidad la tradición madrileña, lo que se está perdiendo», dicen. Para ello tendrán que ser más atrevidos. Tal vez, recuperando un bocadillo de gallinejas, en peligro de extinción y ejemplo de esa comida de verbena que reivindican. O cambiando la manida tarta de queso por unas castizas rosquillas.

Por el momento el sabor a feria lo cubren con unas ricas y más contemporáneas salchipapas (12) –la salchicha es francesa y las patatas gallegas–. Tienen una versión con chistorra y alioli de ajos tiernos (11).

Dentro de su programa cultural quieren, por ejemplo, que en Lavapiés se vuelva a bailar chotis y ya planean meterlo entre las varietés que animan esta feria con sesiones de música, quiromancia y pitonisas a libre disposición.