Costa del Sol: buena gastronomía en el litoral estrella de cada verano

Diez estrellas Michelin en ocho restaurantes. Es el cómputo que atesora Málaga, que con este palmarés comparte con Valencia el noveno puesto por provincias en el último reparto de la influyente guía gastronómica.

Las medallas se distribuyen entre los de la capital Kaleja y José Carlos García; Sollo, en Fuengirola, y los marbellíes Skina (**), Nintai, El Lago y Messina. El octavo local de este grupo no está en la costa, sino en Ronda, y es Bardal (**).

De los costeños que nos ocupan este verano, Kaleja, con Dani Carnero al frente, es la novedad en el universo Michelin. El restaurante ubicado en lo que fue la judería de la ciudad, a unos metros del concurrido Museo Picasso, ganó además el premio Salsa de Chiles del público a la mejor cocina creativa de España.

Lo hizo por su manejo de los guisos y la 'candela', con cocina de la tierra, el mar y la huerta hecha de memoria en la particular visión de Carnero. En una sala austera, casi nórdica, el chef trabaja con productos de la zona y de temporada en dos opciones de menú degustación –a 90 y 110 euros cada uno–.

También con producto local, lonja, mercado y tradición cocina un clásico ya de Málaga, José Carlos García, el que estrenó las estrellas allí. En su restaurante homónimo, ubicado en Muelle Uno, en el puerto de la ciudad, «desafía con su técnica y pequeñas dosis de atrevimiento al recetario tradicional andaluz», según él mismo dice (139 euros el menú).

El caso de Sollo es peculiar. En la moderna sala ubicada en Higuerón Resort, en Fuengirola, el cocinero de origen brasileño Diego Gallegos borda un menú (150 euros) elaborado al completo con pescado de río y caviar como ejes; ingredientes y guiños andaluces como lienzo y una paleta de técnica, creatividad y mucha elegancia tanto en cocina como en el servicio.

Entre los marbellíes con estrella también hay fondo. Los céntricos Skina, con su cocina creativa (209 euros el menú sin maridaje), y el japonés Nintai (menús desde 125 euros), son del mismo restaurador, Marcos Granda. El sumiller asturiano afincado en la perla de la Costa del Sol tiene también estrellas en otros dos locales, de Ribadesella y Madrid, y acaba de abrir en esta última ciudad otro asiático, Toki, solo para 12 comensales.

El Lago, en Elviria Hills, tiene estrella desde 2005. Fernando Villasclaras las defiende con su propuesta de cocina de proximidad y sostenible. El gastronómico funciona en horario de cenas (menú 150 euros: corto, 130), pues de día se transforma en una sala más informal y asequible, Midi.

Messina, por último, está en manos del argentino Mauricio Giovanini, con su estrella desde 2016. El chef pivota sobre distintas cocinas, desde la andaluza y mediterránea hasta la argentina o libanesa (menú, 105 euros sin maridaje). Su sinfonía particular tiene en su esposa, sumiller y jefa de sala Pía Ninci a su directora.

No solo de estrellados come el hombre. En Málaga, el mismo chef que las ostenta en su José Carlos García está a cargo de la propuesta del restaurante Balausta, ubicado en el céntrico Hotel Palacio Solecio. Allí es una experiencia tanto el lugar, un edificio del siglo XVIII rehabilitado mantiendo su esencia, con un bonito patio interior, como su carta de tono mediterráneo clásico, aunque con toques creativos, y gran producto.

En Marbella, donde Dani García despliega como buen local la mayor parte de su artillería (tiene allí Bibo, Lobito, Leña, Alelí, Kemuri), su andaluz de puro disfrute –y buen tamaño de raciones– Tragabuches apunta maneras (tanto, que lo replicará en Madrid).

Otros del estilo –buen ambiente, en tendencia y cocina solvente– en el famoso balneario son el mexicano Mantarraya MX, de Roberto Ruiz; el asador Erre by Urrechu, en el hotel Don Pepe; La Milla, con su cocina de mar en la Playa de Nagüeles, y Nobu, para quienes quieren conocer al fusión asiático nacido en Hollywood.

Una de las grandes novedades de la temporada es la apertura de Trocadero Málaga, que recupera la espectacular Casa de Botes del puerto, en el Muelle Uno.

Con cocina mediterránea y asiática, es el noveno local de esta marca después de los cuatro establecimientos en suelo marbellí (Trocadero Playa, Trocadero Arena, Trocadero Petit Playa y Trocadero Zanzibar)y de los que posee en Estepona, Benalmádena, Sotogrande y Tarifa (estos dos últimos, en Cádiz).

Otro que desembarca en la Costa del Sol es Paco Pérez, el chef con estrella Michelin en Miramar, en Girona, y en Enoteca Paco Pérez, en Barcelona, ambos con dos estrellas.

Ahora lanza Edge, en el remozado hotel cinco estrellas El Fuerte, de Marbella, donde ocupa su azotea con vistas. Prepara una carta mediterránea también de altura, con la aportación clave de la sumiller Meritxell Falgueras.

En otro hotel y con formato de 'beach club' llega el estreno más esperado: la colaboración entre la marca de moda de lujo italiana Dolce & Gabbana, el chef Dani García y el Grupo Moga (líder de la noche marbellí) para dar una segunda vida a La Cabane, situado en el hotel Los Monteros desde 1965.

En El Parque de la Constitución de Marbella está lo nuevo del Grupo La Milla, bautizado así también, El Parque, un lugar de tapeo, aperitivo o desayunos.

Finalmente, Barbillón salta de Madrid a Marbella con otro club de playa, este en Guadalmina Baja y con un bar restaurante de cocina mediterránea ininterrumpida para 350 comensales.

Añade un obrador de la exitosa marca de tartas de queso Luna & Wanda, que también viaja de la capital a la Costa del Sol con este flamante proyecto.

En la Costa del Sol hay muchos, cientos, de restaurantes y tabernas de a pie que se pueden recomendar por sus tapas y raciones, sus platos marinos, sus frituras de pescado, sus guisos y potajes y sus vegetales de la huerta malagueña.

Uno de ellos es, en Marbella, a pasos del Parque de la Alameda, el bar de esquina con gran terraza Casa Blanca, siempre de ambiente local muy animado. Allí reina el tapeo (ensaladilla de gambas, tostas, minihamburguesa con salsa especial).

En San Pedro de Alcántara, también muy informales, para compartir y con público de la zona, el Bar Guerra y El Candil de San Pedro. En Casares, subiendo hacia la montaña, Venta Victoria, una modesta y solitaria casa de comidas.