Crítica
La Clandestina: un restaurante para no fallar en Toledo
Con la excepción de Iván Cerdeño apenas hay en la ciudad dos o tres restaurantes que den la talla
Los siete pecados capitales de una mala torrija: del pan duro de ayer a la moda del brioche francés
Sala del restaurante La Clandestina de Toledo
Sorprende que en una ciudad tan bonita y turística como Toledo la oferta gastronómica sea de tan bajo nivel. Tal vez la masificación de visitantes, que lleva hacia modelos más baratos y menos exigentes, sea la causa. Con la excepción de Iván Cerdeño, ... situado en un cigarral de las afueras, y próximo a convertirse en el primer tres estrellas de Castilla-La Mancha, apenas hay en la ciudad dos o tres restaurantes que den la talla.
Uno de ellos es La Clandestina, una casa de comidas instalada en lo que fue una célebre confitería toledana abierta a finales del siglo XIX. Un espacio acogedor, incluida una agradable terraza en un patio interior, en el que se puede disfrutar de una cocina muy seria que revisa con acierto el recetario manchego sobre la base de una buena materia prima. Y con unos precios especialmente ajustados para el nivel de lo que se sirve y para los tiempos que corren. Óscar Riaguas dirige con profesionalidad un equipo de sala especialmente amable, al tiempo que maneja una bodega más que notable, con destacada presencia de vinos castellano-manchegos.
De la cocina se ocupa José Manuel Gallego, con una buena trayectoria que incluye su paso por El Bohío, Coque o Azurmendi. Platos de cocina confortable, de guisos bien elaborados y con sabor. De martes a viernes, al mediodía, ofrece un atractivo menú degustación al imbatible precio de 30 euros. La semana pasada, ese menú incluía un rollito de arroz y lomo de orza como aperitivo, brioche de pintada en pepitoria como entrante, pulpo con mojete manchego, corzo con mole y milhojas de patata y queso como principales, y merengue de limón y tomillo de postre. Además, pan artesano, aceitunas, una copa de vino o cerveza, agua, café y dulces. Difícil dar más por ese dinero.
Canelón de morteruelo
Hay también carta, sobre la cual el comensal puede hacerse su propia composición con la máxima flexibilidad. El día de mi visita no tenían la muy recomendada perdiz. Queda pendiente. A cambio todo lo que pedimos estuvo a un nivel cuanto menos notable. Muy bien el lomo de sardina marinada en blanco (3 euros) y excelente la croqueta de leche de oveja y jamón ibérico (3), que justifica plenamente su presencia en una final de Madrid Fusión.
La Clandestina
- Dirección: Tendillas, 3. Toledo. Tel. 925 22 59 25. Cierra domingos noche y lunes. Terraza. clandestina.la
- Lo mejor: el canelón de morteruelo.
- Precio medio: 50 euros.
- Calificación: 7.
Correcta sin más la albóndiga de ciervo (3), con tartufata y puré de zanahoria, y estupendo el canelón de morteruelo (15), en el que el foie de pato reemplaza al hígado de cerdo de la elaboración popular. Tan elegante como sabroso. Una elaboración que por sí sola justifica la visita. No le va a la zaga otro plato, el bacalao en tempura con un tiznao de verduras (25). Jugoso el pescado y de categoría la salsa que lo acompaña.
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Que en esta casa se guisa bien lo demuestra la carrillera de jabalí con crema de cebolla y almendra (23), muy tierna. Remate imprescindible es la tarta de queso manchego (8), acompañada con un helado de miel. Muy buenas sensaciones en esta casa, un valor seguro en Toledo.