Bareto, una cervecería moderna a la vieja usanza

Justo por ello, los hermanos Kike y Curro Sánchez del Amo (Barbillón Oyster Bar, Panorama Oyster Bar y Tinglado Oyster Bar, en Aravaca, Majadahonda y Boadilla del Monte, respectivamente) y Nacho Horcajada (Barra y Mantel, Bar Carallo y Nómada) han querido montar allí un bar pero que recuerde a los de toda la vida, y que así rinda homenaje, a pecho descubierto, a aquel ambiente de tasca castiza, aún sin renunciar a los estándares gastronómicos actuales.

Bareto cuenta con una discreta sala trasera de mesas, e incluso un reservado para grupos pequeños. No obstante, donde late es en su bulliciosa antesala de taburetes en torno a la protagónica barra asomada a un suelo sobre el cual, en los momentos más concurridos, aún pueden verse la imagen -que podría ser sepia ya- de servilletas y huesos tirados como expresión del regocijo.

Se luce en su versión de los clásicos: las bravas (6,50 euros), los torreznos (6), el montado de calamares, su gilda (4,40), su ensaladilla rusa con ventresca (12, o media, 7) o su ternera asada (7), perfectos para acompañar la citada cerveza bien fría, los chatos de vino o el vermú. También hay alcachofas, en temporada (12), y un buen tartar de tomate con burrata (11), sepia (13) o hamburguesa (10).

Si hay más hambre, una buena opción es confiar en sus dos platos del día, muchas veces guisos de raigambre local en los que volver a disfrutar sin culpa de morcillas, garbanzos, lentejas, judiones, callos o rabo. A la salud de Madrid.