Frutas y verduras
La huerta de Europa: España es la primera productora de frutas y hortalizas de la UE
Es un sector con vocación exportadora y que apuesta por la mejora de los productos para hacer frente a los retos de la alimentación mundial
Belén Rodrigo
Las frutas y hortalizas constituyen el primer sector de la agricultura española. El último informe elaborado por la Federación española de asociaciones de productores exportadores de frutas, verduras, flores y plantas vivas (Fepex) indica que dicha producción se sitúa en torno a los 27 millones ... de toneladas, de las que el 54% corresponde a hortalizas, el 38% a frutas y el 8% a patata . Aproximadamente el 40% de la producción hortofrutícola se dedica al mercado interior y el 60% restante a la exportación, que el año pasado aumentó un 7,7% respecto a 2019, ascendiendo a 14.594 millones de euros.
La superficie dedicada a su producción supera las 800.000 hectáreas, solo el 5% del área cultivada en España. El valor de la producción de frutas y hortalizas en el conjunto de la UE27 en 2020 alcanzó los 73.091,69 millones de euros, un 10% más de la media (2015-2019) . España con 15.188 millones de euros el año pasado, supone el 21% de ese valor total, según los datos del MAPA.
Se trata de un sector que cuenta con muchas fortalezas. «España es un gran productor durante todo el año y tiene una gran diversidad de zonas de producción que permite una gran variedad de productos», indica Jose María Pozancos , director de Fepex . La exportación de hortalizas está integrada por más de 92 productos y la de frutas por 120.
La comercialización se extiende a lo largo de todo el año, con un suministro constante, lo que permite mantener una relación permanente con los clientes. Y hablamos de grandes volúmenes de producción y de exportación, con capacidad para proveer a todo tipo de consumidores y mercados. Además, el sector ha demostrado saber adaptarse a las nuevas exigencias en cuanto a calidad, seguridad y formas de presentación de los productos.
«Somos el principal componente de una dieta saludable y a precios accesibles», señala Pozancos. Apunta también otro dato importante, normalmente poco mencionado, y que tiene que ver con el «cumplimiento de dos objetivos de la Política Agraria Común (PAC): garantizamos la seguridad de los abastecimientos y ofrecemos una dieta a precios accesibles para los consumidores».
El sector se caracteriza por su diversidad de zonas y de modelos de producción, desde sociedades familiares y personas físicas, hasta pequeñas y grandes explotaciones.« El eje fundamental son las organizaciones de productores , figura reconocida por la PAC. Se agrupan para comercializar en común», indica el director de Fepex.
Normalmente este sector ha estado excluido de las ayudas de la PAC, aunque «existen fondos operativos que requieren una aportación del agricultor de un porcentaje equivalente a la ayuda. Están destinadas a inversiones y mejoras de calidad. En el caso de España, se esperan ayudas por valor de 300 millones de euros », añade. Se trata de un beneficio directo, una medida que permite programar muy bien las inversiones y que tiene un claro efecto en la mejora del producto.
El principal desafío que enfrenta el sector es el de la mejora de la competitividad, ya que con la globalización del mercado cuenta con una fuerte competencia de Marruecos y de los países del Mediterráneo. «El sector se estructura en organizaciones de productores que realizan la venta en común y gestionan los fondos. Este modelo de organización y gestión de las ayudas es una de las piedras angulares del sector español», indican desde Fepex. « La distribución está cada vez más concentrada y hay asimetrías en el poder de negociación.
En España los lineales están bien surtidos y a muy buenos precios, existe una gran riqueza, pero hay asimetrías en parte provocadas por la globalización del mercado comunitario», puntualiza su director. Compiten en precios con Marruecos o Túnez , y «una de las características del sector es la fuerte volatilidad de los precios, que no se puede corregir, es el juego de la oferta y la demanda la que determina los precios», añade.
La UE fue la receptora del 93,5% del total vendido fuera, lo cual muestra la dependencia del mercado comunitario , mientras que las exportaciones más allá de Europa siguen en porcentajes muy bajos, con solo el 3,7%. Una situación que difícilmente va a cambiar en un futuro inmediato, ya que «hablamos de productos perecederos, con logística de transporte muy precisa. Es difícil ir a otros países lejanos porque además los grandes mercados potenciales como Estados Unidos o China tienen grandes explotaciones», reflexiona Pozancos.
La digitalización en la automatización de la producción es también otro de los retos, pues supone «una mejor gestión para la producción y una mejora sustancial de las características del empleo», afirma Pozancos. Implica un empleo más tecnificado , más permanente y más inclusivo, «porque hay una incorporación muy significativa de nuevas promociones de ingenieros agrónomas en su mayoría mujeres». Hablamos de un sector que genera 350.00 empleos por cuenta ajena, en cómputo anual, ya que hay mucha temporalidad.
Un dato importante a tener en cuenta en este sector es la apuesta por la innovación en obtención vegetal, en lo que España es una potencia mundial. «Aquí hay más de 50 centros de investigación de nuevas variedades, de las cuales más de 20 son de frutas y verduras», cuenta Antonio Villaroel, director de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove). Las empresas dedicadas a la mejora vegetal invirtieron el año pasado en España en I+D+i, aproximadamente el 20% de su facturación . El coste medio para poner una nueva variedad vegetal en el mercado es de 1 a 1,5 millones de euros, y se tardan de 10 a 12 años en conseguirlo.
Los datos de la FAO y de la OMS vaticinan un crecimiento de la población en 2050, que pasará de los 7.000 millones ctuales a los 9.000 millones de habitantes, con lo que se estima sea necesario un incremento en la producción del 70%. Y no hay más tierra en buenas condiciones para ser cultivada . Es decir, hace falta ser más eficientes cultivando la misma tierra o incluso menos, adaptándose además a las nuevas condiciones climáticas.
«Es vital para los próximos años lo que se está haciendo y buscando ahora en el campo de la mejora», afirma Villaroel. Uno de los aspectos en los que más se trabaja en materia de innovación es en el desarrollo de variedades resistentes a enfermedades y a plagas , así como a las variedades climáticas. Preocupa igualmente el tema del sabor. « Hay una percepción justificada que las frutas y verduras han perdido sabor . En verano, en el pueblo, el tomate nos sabe bien, y queremos que en invierno tenga el mismo sabor. Pero ese tomate tiene que viajar y uno de los precios que se paga para que un producto resista es el de su sabor», puntualiza. A todo ello se suma la necesidad de tener productos más saludables. «El consumidor es muy sensible a que los productos tengan más antioxidantes y vitaminas», pone de ejemplo el director de Anove.
El Instituto Cerdá acaba de publicar un estudio que cuantifica por primera vez en España las aportaciones de la obtención vegetal. La mejora de semillas y plantas aporta a la economía española casi 1.000 millones de euros anuales, según dicho informe. Más allá de este impacto económico, la obtención vegetal también tiene trascendentes consecuencias para el desarrollo agrario, al incrementar sensiblemente la ocupación laboral. El valor añadido bruto generado por el sector obtentor ha hecho posible la creación de unos 428.000 empleos entre 1990 y 2017 (casi 16.000 puestos de trabajo anuales). El 26% fueron generados directamente, el 34% de forma indirecta y el 40% de forma inducida.
Vertebración territorial, social y económica
El sector productor y comercializador de frutas y hortalizas frescas aporta de forma importante a la vertebración territorial, social y económica del mundo rural. «Contribuye al desarrollo del mundo rural, fija a la población en estas zonas», destaca el director de Fepex. Este sector se caracteriza por la variedad y diversidad, tanto de regiones agroclimáticas como de zonas productoras y sistemas agrarios, lo que le permite estar presente en todas las comunidades autónomas y ofrecer al mercado un gran número de productos en cuanto a especies pero también variedades, métodos de producción y formatos dentro de cada apartado.
Por el carácter intensivo de la mano de obra y el alto valor añadido que generan sus producciones, contribuye igualmente a la vertebración económica de las regiones. El empleo directo generado por el sector de frutas y hortalizas está estimado en 280.000 trabajadores en cómputo anual de afiliados al Sistema Especial Agrario de Trabajadores por Cuenta Ajena de la Seguridad Social, lo que representa más de la mitad del empleo agrario nacional , estimado en 409.113 trabajadores en cómputo anual según datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Al empleo directo generado por la producción hortofrutícola hay que añadir la cifra de 150.000 trabajadores en labores de manipulación en origen y otras actividades complementarias, por lo que se puede concluir que el sector representa más del 50% del empleo agrario nacional.
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