«En EE.UU. hay más respeto por el cortador de jamón que en España»

Allí trabaja, codo con codo, con otro gran embajador de España, el chef José Andrés , que supo ver en él el talento para deslumbrar al público americano de sus restaurantes. «El show es importante», dice sin complejos, con una estética ‘hipster’ que acompaña con un traje, guante de vinilo negro y nudo de corbata perfecto. Todo ello es compatible con saber de dónde viene y no olvidar nunca que es el hijo de Juli Gonzalo, su madre. «La llamé emocionado minutos después de que Obama me estrechara la mano y me dijo: ‘Muy bien, ¿pero cuándo vuelves, hijo?’», cuenta sonriente.

Lucha cada día por que su oficio sea tan importante como el de cualquier otro actor en la hedonista escena de la gastronomía. «Nuestra profesión no está reconocida. No hay un epígrafe laboral. En EE.UU. hay más respeto por el cortador de jamón que en España», lamenta. Desde que salió de la carnicería de Burgos -allí entrenó hasta la extenuación para lograr la perfección en el corte- su vida ha sido un carrusel de emociones.

«El jamón hace feliz a la gente», presume como coartífice de esa atmósfera junto con un producto que lee e interpreta a golpe de cuchillo. «Me gustan las patas de las hembras , con una infiltración y un buen abrigo de grasa», explica sobre sus preferencias.

No obstante, vive la suerte del matador. «Cuando llegas a un evento no sabes qué vas a cortar ni cómo va a estar. Hay que saber trabajar con lo que tengas, como un torero cuando salta al ruedo», ejemplifica. Lo suyo tiene mucho que ver con el arte y con la cultura. En su visa de trabajo así consta: ‘artist’, reza el documento. «Cada vez que paso un control tengo que invertir media hora en explicar a qué me dedico. Un día, cansado de hacerlo y con prisa, aprovechando que en mi visa pone lo de ‘ artista ’ dije que era actor porno y me dejaron pasar sin problema», recuerda entre mil anécdotas, tantas como viajes por el mundo lleva. «Viajar con cuchillos tampoco ayuda. Me revisan casi siempre la maleta», cuenta.

Porque las minitapas de jamón -su sello personal en cuanto a la forma del corte, pequeño y de un bocado- han pasado por los paladares de reyes -la Reina de Inglaterra , los Reyes de España o Don Juan Carlos -, de presidentes del Gobierno, y de celebridades de todo tipo y condición: futbolistas -cortará jamón en la final de la Champions , en París-; actores y directores - De Niro , Kevin Bacon, Steven Spielberg , etc.-; o músicos.

Fue precisamente después de trabajar para Raimundo Amador cuando se le abrieron las puertas de la farándula, primero aquí con el boca a boca y despúes de la gala de los Oscar de 2019, en la que sirvió miles de sus minitapas , en EE.UU. «Nunca imaginé que tendría a Spielberg grabando planos con su teléfono mientras cortaba jamón», destaca. El ibérico iguala a los humanos: bien cortado casi siempre produce una gutural sonrisa.