Tendencias
El boom de las empanadas argentinas en Madrid
Malvón abrió el camino a esta nueva ola, de momento muy exitosa. Le siguieron en la capital Clásico Argentino y Vicenta Empanadas. Todas ellas funcionan con el modelo de comida para llevar
En la película ‘No sos vos, soy yo’ el protagonista, argentino, llena su maleta de emigrante de chaquetas de cuero y de alfajores, yerba mate y dulce de leche, decidido a dar el pelotazo en su tierra de destino. La escena cómica sobrevuela, ya sin risas, la fantasía de no pocos inmigrantes de su mismo origen en España, animada por la ilusión de ser los que por fin consigan conquistar los paladares locales con esa cocina mestiza de criolla e ítaloespañola que tiene en sus empanadas, helados, milanesas, alfajores y sándwiches de miga sus grandes tesoros aún por descubrir.
Muchos restaurantes argentinos ya lo han conseguido con un valor seguro de esa gastronomía del sur, la calidad de sus carnes y el dominio de la técnica de cocción a la brasa. Más complicado lo han tenido quienes han querido conquistar con el resto de platos frecuentes en la nada ‘light’ dieta argentina (allí no hay familia que, al menos una vez a la semana, no recurra a los ‘fast foods’ mencionados). Hasta ahora. Madrid –y desde esta ciudad se irradia la tendencia al resto del país- está viviendo un auténtico boom de la empanada argentina , cuyos responsables aseguran que, ahora sí, han dado con la fórmula del éxito.
Resulta muy curioso que la empresa que dio el puntapié inicial y protagoniza el mayor caso de éxito sea propiedad de españoles. Malvón –nombre con el que del otro lado se conoce a una variedad del geranio- se estrenó en 2017 con un pequeño local en la zona madrileña de Moncloa, donde los socios Alejandro Polo y David Albado decidieron probar si el gusto local ya estaba listo para aceptar con agrado a la reina de la comida al paso argentina. Polo la había descubierto durante los dos años en que vivió en Buenos Aires, donde «cada 200 ó 300 metros hay un negocio de empanadas», comenta a Gastronomía ABC, y creía que era hora de lanzarse aquí con una fórmula más gourmet que diera por tierra con la percepción de aperitivo sin valor ni calidad culinaria.
Los dos empresarios, que hasta entonces se dedicaban a otros negocios que ya han abandonado para atender a su gallina de los huevos de oro, dieron en la diana. A día de hoy cuentan con 60 tiendas que funcionan bajo las modalidades de ‘take away’ y envío a domicilio (15 propias y 45 de ellas en franquicia), tienen previsto sumar diez más antes de que acabe el año, emplean a 350 personas y lideran un plan de expansión brutal que ya ha llegado a casi todas las provincias de España y ha puesto un pie en Portugal.
Tan agresivo ha sido su crecimiento que actualmente en Madrid es raro quién no haya visto uno de sus locales en su barrio o incluso cedido ya a la tentación de llevarse una caja de cartón con sus sabrosas creaciones para cenar una noche en familia o con amigos. Justamente este es su público objetivo, personas de entre 25 y 55 años, en su mayoría con hijos («los niños son nuestros mejores prescriptores», apunta Polo), que se han sumado a la corriente del ‘take away’ que el ritmo de la vida urbana ha impuesto y la pandemia reforzado.
Durante al año más duro del Covid ellos dieron la nota, pasando de los once locales que tenían en 2019 a 32 el año pasado. Los socios se resisten, no obstante, a atribuirlo al confinamiento. Dicen que estaban «mejor preparados» para esa situación, pero que todos los restaurantes se sumaron al ‘delivery’ cuando surgieron las restricciones de movilidad y el cierre de la restauración, por lo que había en realidad mucha más competencia. Creen más bien que el secreto de su buen desempeño está en la calidad , pues en Malvón se utilizan ingredientes de primera, como su carne o su mozzarella, que compran a pequeños productores; se elabora todo en su obrador y el cierre de las tapas (en Argentina, el repulgue) se realiza exclusivamente a mano , una por una.
Lo cierto es que rápidamente han surgido como setas otras marcas de empanadas argentinas en la capital , dispuestas a aprovechar la reacción favorable del consumidor local. «Antes había algunas empresas locales, en Madrid y en Barcelona, pero a nivel global nosotros fuimos los primeros, fuimos los que abrimos el segmento, porque el español no estaba acostumbrado, y tuvimos un crecimiento tan brutal y rápido que ha hecho que entren otros competidores, lo cual es bueno para todos, para el mercado, para el consumidor y para nosotros, porque nos obliga a innovar todo el rato», afirma Polo.
Nuevas cadenas de empanadas
Este 2021 ha alumbrado en Madrid a las marcas alternativas a Malvón. Una de ellas es Clásico Argentino , en este caso llegada desde París , adonde hace 30 años emigraron el fotógrafo y emprendedor Enrique Zanoni y el cocinero Gastón Stivelmaher, y donde más tarde unieron fuerzas para probar en la Ciudad de la luz si las empanadas de su tierra de origen tenían su hueco como plato de ‘delivery’.
Los socios empezaron con un local en La Bastille, en 2011. «Entonces aquí nadie conocía este producto, solo se conocía la carne argentina», relata Matteo Zanoni, hijo del fundador y responsable de desarrollo de negocio de la empresa. «Nos fue muy bien y abrimos más en todo París hasta llegar a los diez locales actuales», añade, al tiempo que relata que, a raíz de esta respuesta y de tener una marca ya consolidada en suelo francés, este año decidieron probar en la capital española. « Abrimos en Madrid el pasado julio , con un local solo para envío a domicilio de momento, pero va bien y tenemos pensado abrir más y hacerlo también en Málaga», explica.
Como ocurre en el caso de Malvón, para los responsables de Clásico Argentino el secreto de haber acertado por fin con los consumidores locales es ofrecer una versión gourmet de las empanadas, con ingredientes de gran calidad . «En nuestro caso, por ejemplo, las tratamos como un plato encerrado en masa, que es casera, y se elabora todo en nuestro obrador y con ingredientes frescos, por ejemplo buenos quesos (aunque usamos franceses en lugar de argentinos) y mantequilla en lugar de otras cosas que a veces se ponen en las empanadas”, enumera Zanoni.
La más joven de las iniciativas llegadas en esta ola a la capital –lleva solo dos meses- sí proviene, por fin, directamente de Argentina. Vicenta Empanadas viene de la mano de la empresa Kitchenita, que tiene en Buenos Aires varias cocinas bajo el concepto de ‘dark kitchen’ (elaborar para otros chefs o restaurantes, para su versión de envío a domicilio) y aquí -donde ha contado con la ayuda de la empresa Cokukin- ha optado también por un local solo para la compra en remoto.
Para la creación de su línea de empanadas la compañía contó con la asesoría del chef también argentino Fernando Trocca, quien diseñó el concepto y los sabores. «En Argentina históricamente las empanadas siempre fueron un plato popular, típico y autóctono, que se lleva muy bien con el envío a domicilio, junto con la pizza. Aquí en España cuando empezó aquí el ‘delivery’ era lo único que había, porque soportan bien el traslado, pero después desaparecieron y solo quedaron las de muy mala calidad. Nosotros creíamos y sentíamos que había un lugar ahí para desarrollar una marca de empanadas de buena calidad , hechas con muy buen producto”, cuenta el cocinero a Gastronomía ABC desde Buenos Aires. Por eso en su caso han instalado el obrador en la sierra de Madrid y priorizan a los proveedores locales, como en el caso de su carne, proveniente de la sierra de Guadarrama.
Con un precio de entre 2,60 y 3,40 euros por empanada , el tiempo dirá si ha llegado la hora de que esta receta argentina a medio camino entre el tentempié y una comida rápida y fácil ha llegado a España para quedarse.
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