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Especial posgrados

«Hay poca presencia del mundo empresarial en el mundo educativo»

Juan Carlos Tejeda, director de Educación y Formación de CEOE, asegura que «debemos avisar a los jóvenes con poca cualificación que si no se forman van a estar condenados a un paro persistente»

Belén Rodrigo

Desde la CEOE se trabaja con las empresas para contribuir a la formación de los trabajadores y de esta forma solucionar el problema de competitividad empresarial que existe en España. Su director de Educación y Formación, Juan Carlos Tejeda, tiene claro que no hay empresas competitivas sin equipos competentes. Y queda mucho trabajo por hacer.

–En la época pos-Covid, ¿la formación es mucho más necesaria que antes?

–Antes del Covid, ya decíamos que teníamos un problema de ajuste de oferta y demanda. Lo que ha hecho la pandemia es acelerar la digitalización. Eso hace que la formación también se haya acelerado. Si antes ya era necesaria la formación, tras la pandemia indudablemente es aun más necesaria.

–¿Cómo están las competencias digitales en España?

–No estamos donde deberíamos de estar. El informe europeo DESI coloca bastante bien a España en digitalización de las Administraciones Públicas, en Infraestructuras digitales también muy bien, pero en capacitación de las personas, en adquisición de competencias digitales, estamos en el puesto 16, lo cual es un drama. Solamente el 50% de la población tiene competencias digitales básicas, es muy poco. Tenemos pocos especialistas en TIC y hay poca mujer en el ámbito de conocimiento TIC. Es una profesión bastante masculinizada. Estamos alejados de la media europea en cada uno de los ítems referidos... En ese sentido, tenemos un reto bastante importante que afrontar:la capacitación en el ámbito digital de nuestra población activa.

–¿Hay conciencia entre los trabajadores de la necesidad de la formación continua?

–Cada vez más. Las empresas lo demandan más, no solo en los nuevos perfiles profesionales que están surgiendo, como puede ser el nanomédico, o nuevas profesiones que requieren conocimientos digitales. También en las profesiones de toda la vida, las más tradicionales, donde tienen que manejar una maquinaria espectacular que antes no la necesitaban. Esto está creando conciencia en cualquier tipo de trabajador, de cualquier nivel, ya sea de baja cualificación, técnicos…

En el caso de las empresas, ¿se apuesta por la formación de sus trabajadores?

–Sí, porque tienen problemas serios para incorporar una mano de obra que se ajuste a lo que necesite. Las personas con menos de 25 años en España están en torno a un 38% en desempleo juvenil. A pesar de ello, hay informes que te hablan de muchas dificultades de las empresas para encontrar perfiles ajustados a sus necesidades. Son varias las causas, como la digitalización, nuevos cambios de procesos productivos, nuevos cambios de trabajo…. Todo eso se tiene que aprender y como les es muy difícil encontrar el talento, hacen una apuesta para detectar el talento interno, el oculto, a través de itinerarios personalizados, para cubrir la mano de obra que necesitan. No puede tener empresas competitivas si no tiene equipos competentes. La formación es una forma de mejorar la competencia profesional de las personas.

–Pero si hablamos de pymes, ¿tienen tiempo y dinero para la formación?

–La formación depende mucho del volumen y tamaño de la empresa. Las grandes, saben que es una apuesta estratégica. Las pequeñas, aunque hay un poco de todo, no tienen estructuras formativas, ni responsable de formación, ni presupuesto…Hay que acercarlas al mundo de la formación, ayudarles económicamente, generar estructuras para recibir ayuda del sector. Sus necesidades y ritmos son diferentes a los de las grandes empresas. Hay que conseguir que crean en la formación.

–Sigue el desajuste entre oferta y demanda en el mercado laboral. ¿Por qué no cambia?

–Hay muchas fuentes. Tenemos el problema de falta de orientación profesional, de los sistemas educativos que no saben para qué forman, de las universidades que sacan egresados sin ver el mercado...pero la clave de todo esto es que hay poca presencia del mundo empresarial en el mundo educativo y la formación. En todos los ámbitos: en el diseño de los currículos, en la gobernanza de los sistemas, en incorporar asignaturas de emprendimiento y del mundo laboral desde las primeras etapas educativas…Actualmente el Gobierno ha abierto una reforma de todo el sistema educativo. Todo ese intento de reforma responde a la falta de ajuste entre oferta y demanda. Si ponen a la empresa en el centro de la reforma lo conseguirán, si no, será más de lo mismo.

–¿El paro juvenil se solucionaría con más formación?

–Rotundamente sí. Un informa de Cedepof (Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional) dice que en 2025, en España, cerca del 50% de la mano de obra que van a requerir será de cualificación media, alrededor del 40% de alta cualificación y muy pocos sin cualificación. Ahora tenemos muchos jóvenes sin cualificación y hay que avisarles que como no tengan cualificación media, van a estar condenados a un paro persistente el resto de su vida. No van a poder entrar en el mercado laboral, es un drama. Hay muchas formas de cualificarse, pero si no lo hacen, no tendrán trabajo.

–Trabajar en un área que no corresponde a la de los estudios realizados, ¿desmotiva a los jóvenes?

–La expectativa no satisfecha genera frustración. A un universitario que ha hecho la carrera con esfuerzo personal, familiar y económico… cuando termina y debe subtrabajar, genera frustración. No todo el mundo debe pasar por la universidad. La FP hoy por hoy, genera mucha más empleabilidad. Frente a los 3,3 millones de contratados del año pasado había 2,1 millón de universitarios. A día de hoy, hay 900.000 estudiantes de FP y 1,5 millón de universitarios. Hay un desajuste y genera frustración. Hay que orientar mejor para que cada año los egresados y FP se ajusten más.

–¿Cómo se crean vocaciones en áreas con poca demanda?

–Ahí juega un papel importante la orientación profesional. En España tenemos un gran problema en este campo, está centrada en los aspectos psicosociales del joven, pero muy poco en el mundo laboral. Deberían tocar empresa desde joven para poder elegir. Hay otras líneas en las que se debe trabajar para eliminar ciertos sesgos que desde la infancia tenemos en el ámbito de las mujeres.

–¿Satisfecho con la nueva Ley de FP?

–Hemos hecho una valoración bastante positiva con el proyecto de ley. Hemos tenido una mesa de diálogo social donde muchas de las propuestas que hemos ido presentando se han incorporado. Esta reforma recoge propuestas históricas que hacíamos desde el mundo empresarial. Por ejemplo, en FP Dual un alumno puede pasar por varis empresas. No obstante, es una ley orgánica que debe desarrollarse mediante muchos reglamentos posteriores y hay un gran desarrollo autonómico. Lo que se ha hecho nos gusta y mucho.

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