Sociedad del cansancio: ¿Es posible dejar de vivir agotados?
Los españoles forman parte de la nueva realidad que ha definido el filósofo surcoreano Byung-Chul
«Nos enfadamos en el trabajo, nos montamos un diálogo interno... y explotamos en casa»

Las familias viven agotadas. La sociedad está inmersa en un ritmo tan frenético que nadie se para a pensar ni a reflexionar. Y es que los españoles forman parte de lo que se conoce como la 'Sociedad de cansancio', un término acuñado por el ... filósofo surcoreano Byung-Chul que define cómo las distracciones, los proyectos infinitos y la multitarea se han convertido en una forma de vida. Influenciados por la idea de la positividad y del triunfo, nos hemos convertido en ciudadanos agotados y faltos de energía.
Por eso, todo el mundo está deseando coger vacaciones. Y cuando se acaban, vuelta a la rutina. Analizamos con Ernesto Tarragón Cros, docente del Grado de Psicología e investigador principal del grupo 'Psicobiología Fundamental y Aplicada (PSICOBIOFUN)' de UNIR, sobre si es posible o no mejorar esta situación.
- ¿Qué es la sociedad del cansancio?
La «Sociedad del cansancio» es como denomina el filósofo surcoreano-alemán Byung-Chul Han a la sociedad (o sociedades) típicas occidentales contemporáneas, particularmente aquellas marcadas por el capitalismo neoliberal. Según Han, estas sociedades, entre las que se encuentra la española, han experimentado un tránsito, pasando de sociedades «basadas en la disciplina» (sic.) a sociedades «basadas en logros» (sic.). Este cambio supone, grosso modo, en pasar de ser una sociedad donde el poder se ejerce mediante el control a una donde los individuos se ven empujados a ser productivos, automotivados y competitivos. Es decir, la autoridad y la exigencia pasa de imponerse externamente a internamente. Ante esta interpretación, Han sugiere que esta sociedad del cansancio, caracterizada por una sobrecarga de información, hiperactividad y exigencias de una superación personal constante, puede ser una fuente de sufrimiento y angustia psicológica.
- ¿Es posible revertir esta situación?
Es posible en tanto que se acepte la situación y se proponga un cambio estructural, profundo, que implique salir de un modelo productivo e hiperconsumista y se prioricen valores como el descanso, la contemplación y las conexiones humanas, por encima de la productividad y la competitividad feroz.
- ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Cada persona tiene la oportunidad de hacer un ejercicio de reflexión y ver hasta qué punto forma parte de un engranaje de producción que no vela por su propio interés ni seguridad, sino, en la mayoría de casos, hacer más ricos a los ricos por un sueldo generalmente injusto.
- ¿Cuál es el efecto multitarea y cómo impacta?
La multitarea no es un efecto, es una conducta. Básicamente, es la capacidad de realizar varias tareas de manera simultánea. Hace años se pensaba que las distintas tareas simultáneas se podían realizar con un nivel de rendimiento similar. Se sabe que no es así. Todas las tareas que no están automatizadas requieren recursos atencionales. Y los recursos atencionales son finitos. Esto significa que la precisión con la que realizo una tarea resta, necesariamente, precisión a las otras tareas.
- ¿Es posible dedicar tiempo a nosotros mismos?
Claro. Pero hay que priorizar. No se puede todo. Si alguien quiere tiempo para sí, debe priorizarlo. Sería ideal que los agentes empleadores tuvieran en cuenta la importancia de dedicar tiempo a una misma, pero dado que eso parece poco probable, es la persona quien tiene la responsabilidad de tomar esa decisión.
«Hay que priorizar. No se puede todo»
- Las madres, especialmente, viven agotadas. Se pasan todo el día haciendo cosas: cuando no es cuidando de los hijos, trabajan y además cuidan de sus mayores. ¿Están las madres condenadas a vivir eternamente cansadas? ¿Cómo evitarlo?
No, desde luego. Pero, de nuevo, se necesita un cambio estructural. Se puede atajar la situación haciendo una sociedad menos patriarcal, más igualitaria, que revise los roles de género y no imponga tareas a personas solo por ser mujer.
- Ahora que estamos en verano, toca no estar tan cansados, al menos en vacaciones. ¿Cómo conseguirlo?
El cerebro entiende cuándo tenemos o no actividad. Vacaciones no es sinónimo de descanso «porque sí». Hay que parar. Y aquí, como en la mayoría de ámbitos, cada persona es un mundo. Personalmente, lo que voy a hacer es desinstalarme la aplicación de correo del móvil, quitar todas las alarmas, coger mi pila de cómics pendientes y escuchar a lo que me pide el cuerpo en cada momento. Rodearme de gente que aprecio en la medida de lo posible y no medir el tiempo. Lo que sí recomendaría a todo el mundo es que aprovechen cada oportunidad que tengan para reírse fuerte.
- Vivimos agotados. Nos pasamos la vida trabajando fuera de casa, en casa, cuidamos, hacemos la compra… Son todo obligaciones. Y la vida parece no darnos para más. Eso de dedicarnos a la vida contemplativa o a aburrirnos… no lo hacemos. ¿La vida consiste en esto (y en esperar a la vacaciones)?
Esto es una pregunta que no se ha respondido en mil años de filosofía. Mi opinión es que la vida es una cuestión de prioridades. Y hay que hacer un ejercicio de reflexión para averiguar cuáles son esas prioridades y, activamente, dedicarles tiempo. La vida es una. No vuelve. Cuando morimos, se acabó. Y es una lástima creer que el último pensamiento antes de apagar las luces sea «me ha sabido a poco».
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Una vez más, a cada persona le funciona una cosa. Pero como regla general, hay que dedicarse tiempo y bajar el ritmo.
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