Lucía, mi pediatra: «La ramita de geranio para el estreñimiento es un 'babymito'. No se mete nada por el culete del bebé»
La doctora acaba de publicar su segundo libro, 'Los virus no entran por los pies' (Planeta)
Lucía, mi pediatra: «Lo único que necesitan nuestros hijos es tener una infancia feliz y segura y eso solo depende de nosotros»
Madrid
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Iniciar sesiónEn 'Los virus no entran por los pies' Lucía Galán, más conocida por 'Lucía, mi pediatra', hace un profundo repaso de todo lo que ella ha escuchado a lo largo de sus últimos veinte años en consulta atendiendo a madres y padres primerizos que, « ... cuando están desesperados, toman decisiones desesperadas».
Afortunadamente ahora, explica esta doctora, «contamos con muchos medios y recursos para no tener que creer a pies juntillas lo que nos dicen el curandero, nuestras abuelas, vecinas o suegras, aunque estas lo hagan con la mejor de las intenciones».
Con la evidencia científica como premisa, esta es una obra práctica, tan llena de consejos médicos como de emoción, sensibilidad, empatía... Y por qué no decirlo, de un gran sentido del humor.
El primer capítulo se lo dedica a las madres recién paridas y llegadas a casa. Nadie te prepara para ese momento.
Sí, este es un cambio vital importantísimo para el que no nos preparan. Los padres se 'entrenan', digamos, para cuestiones prácticas, pero nadie trabaja con ellos el aspecto emocional, que es el más determinante.
Nadie les habla de lo tremendamente difícil que son las primeras semanas y meses y esto hace que de pronto se vean ahí, en ese pozo, sin entender lo que está pasando. Esto lleva a un sentimiento de soledad que hace que en un momento determinado se te pueda ir la cabeza. Si me pasó a mi siendo pediatra, que no pensarán otras madres...
Pero la realidad es que ni en la formación, en las prácticas... Nadie habla del posparto, ni de los cambios emocionales que sufre la mujer, ni de las necesidades que tenemos, ni del tsunami emocional que puede llegar a arrasar con la pareja, porque lo hace tambalear a todo. No nos forman, y es necesario saber pedir ayuda.
Cuando a mi me sucedió, decidí empezar a compartirlo. En mi caso, me sentí un poco engañada por la propia Ciencia. ¿Cómo puede ser que no se haya escrito esto? Mi necesidad de escribir sobre la maternidad real, sobre cosas que la propia Ciencia no me había resuelto, surge de ahí.
En su libro habla mucho sobre la lactancia, algo que de entrada parece que siempre va a salir bien y luego no es así. ¿Cuál sería su recomendación para que esta vaya lo mejor posible?
En efecto, solemos pensar que cuando llegue ese momento todo va a ir bien. La reflexión que hacemos es que, como es algo natural, que se ha hecho desde que el ser humano existe, y lo han hecho todas las mujeres que nos precedieron, esto debe de ser fácil. La realidad es que la mayor parte de las lactancias van bien, pero existe un pequeño porcentaje que no.
Tampoco se forma a las madres y encima se les hace sentirse culpables: 'es que tu leche está aguada', 'con ese pezón como le vas a dar pecho', 'tu bebé es un vago'… Todos esos comentarios que se hacen, en la época más vulnerable de una mujer, acaban con la lactancia y con la salud mental de la recién parida.
Debemos insistir en esto. Hay que prepararse para la lactancia antes de tener el bebé, porque así se van a poder a identificar las posibles 'red flags' (banderas rojas) como estas: La lactancia no debe doler, y si duele, hay que consultar a un profesional. Las grietas no hay que normalizarlas, y si salen, hay que consultar con un profesional. Si el pecho se te pone rojo y grande y te sube fiebre, hay que consultar con un profesional. Y si el bebé llora la mayor parte del tiempo, también hay que consultar con un profesional.
Vamos con lo que usted llama en su libro 'Babymitos'. La de la ramita de geranio por el culete para el estreñimiento es uno de los más llamativos.
Cuando uno está en una situación desesperada, toma decisiones desesperadas y se dejas guiar por las personas que tiene alrededor y que, con la mejor de las intenciones, te aconsejan meter la ramita de geráneo. ¿Qué ocurre? Que es verdad que el bebé hace caca, pero se trata de deposiciones con sangre, porque le han hecho una pequeña herida. ¡Porque no, no se mete nada por el culete! Y si realmente el bebé no hace caca, hay que consultar con un profesional.
¿Qué es lo que pasa al cerebro de la mujer tras dar a luz?
No es que nos volvamos locas, esto es un estigma. El cerebro de una mujer cambia cuando da a luz. Entonces se junta con una etapa de máxima vulnerabilidad. Necesitamos mucha más empatía, ayuda, comprensión, ternura, información, sensibilidad, descanso… Y menos dardos envenenados. Si estás en un entorno donde son todos juicios del tipo: 'tienes que', 'has de', 'debes', 'es tu culpa', a la vez no duermes y no comes bien y encima tienes una criatura en brazos... La verdad es que me parece milagroso que la humanidad haya llegado hasta aquí. Por eso es importante hablar con franqueza de lo que es el posparto, que las madres sepan donde están los límites y las parejas puedan hacer ese acompañamiento sensible.
Otro 'babymito' que tiene su miga es el de 'si se cae al suelo el chupete y son menos de 5 minutos no pasa nada…'. ¿Esto lo sigue usted viendo en consulta?
Sí, de hecho, veo dos en uno (risas): El chupete que se cae al suelo y el padre o la madre que comenta en alto: 'como no sé si han pasado cinco segundos, chupo el chupete y se lo doy de nuevo al bebé´. A estas familias lo que les digo es que es mejor lavarlo con agua y jabón pero entonces insisten: '¡Ah, pero, ¿es que mi saliva no es buena?'. Con mucho cariño, dulzura y una sonrisa hay que responder que la saliva de un padre o una madre no es lo mejor para lavar el chupete.
Vamos con el 'babymito' del baño baño a diario, muy extendido también.
El baño no es preciso hacerlo todos los días. Hay bebés a los que les gusta y les relaja, y otros a los que no. Además, no es necesario utilizar jabón todos los días. Esto me lleva también a comentar que tengo madres y padres que crían a sus hijos con hoja de excel, donde apuntan la hora baño, de la cena, el tiempo de sueño… Lo tienen todo contabilizado. Pues no, los niños no son relojes. Intento que las familias flexibilicen la crianza al máximo.
Por lo general, empezamos con una hoja de ruta muy estrecha y. a medida que van cumpliendo años. nos damos cuenta de que la vida tiene mucho de adaptación, de cambio, de flexibilidad… y cosas que hacías cuando tu hijo tenía uno o dos años con cuatro años no te encajan. Y eso está bien. Como tampoco tenemos que pensar lo mismo que hace diez o quince años porque no somos las mismas, no podemos pretender ser la misma madre con 25 que con 35. Esto supone mucha presión. Intento educar a las familias en la flexibilidad.
Incluso a la hora de elegir colegio, que es una decisión importante, les digo: «Tranquilos, la opción de cambiar de colegio siempre está ahí y nada es para siempre». Puedo ver que cuando comentas esto, se les relaja la expresión de la cara, de la presión social les acabas de quitar.
Lo mismo ocurre con el BLW (Baby Led Weaning). ¡Queremos hacer ya el BLW! Pero de pronto se encuentran con que a lo mejor no lo consiguen. A estas familias les digo lo mismo: «Tranquilos, si no podemos volver al triturado. Vamos a ir cambiando». Esto les libera de mucha carga, y es importante que los sanitarios sigamos esta filosofía: los padres de hoy tienen una mochila muy pesada entre lo que quieren ser, lo que proyectan en sus hijos y lo que realmente son.
Con el segundo hijo las familias se suelen relajar, es más, en muchos casos el niño parece de otra familia.
A mi me gustaría que ya con ese primer hijo empiecen a soltar lastre. Los padres de hoy en día, a diferencia de los de hace 20 años, están muy informados y, a veces, ese exceso de información les abruma y se traban en decisiones como la elección del chupete. Todo es un estrés para ellos… Pero no es tan difícil, de verdad.
Hay un 'babymito' que es una pena que lo sea. Nos referimos al de: «Si le cortas el pelo este le saldrá más fuerte».
El pelo se hereda, como el color de la piel o de los ojos. Lo que ocurre con este mito es que si dejamos crecer el pelo del bebé, las puntas se empiezan a debilitar, empiezan a estar más finas o quebradizas, y cuando las cortas el pelo da aspecto de ser más robusto. Esto es así porque te has quedado con una sección sana del pelo. Pero este no se fortalece, no cambia su estructura, lo único que ha ocurrido es que has cortado la parte dañada.
Cuánto daño ha hecho esta frase: 'De toda la vida se ha hecho así y nunca ha pasado nada'.
Lo oigo mucho en consulta y tengo que decir: «Bueno, en realidad sí que ha pasado y sí pasa, lo que ocurre es que usted no ha llegado a conocer el suceso, pero existe. El hecho de que usted no haya tenido conocimiento de un acontecimiento no lo convierte en inexistente»
También les suelo poner el siguiente ejemplo: «Si yo digo toda la vida he cruzado en rojo el semáforo de mi casa y nunca me ha pasado nada, y de eso deduzco que cruzar en rojo es lo mismo que en verde, ¿hago esa recomendación universal? No».
Sucede lo mismo con la seguridad vial: «De toda la vida, como he hecho la viaje a Benidorm con tres chiquillos detrás sin sujeción, doy por hecho que el cinturón de seguridad no hace nada». Tampoco. Que no te haya pasado nada a ti en ningún caso se puede extrapolar al resto de la población porque nos cargamos el método científico. Una cosa es la opinión personal, otra la experiencia personal, y otra muy distinta el método científico, que es el que evalúa cientos y cientos de casos en las mismas circunstancias.
¿Los de nuestra generación, somos supervivientes? Sin cinturón, criados en algunos casos con biberones de leche condensada, sin protector solar…
Los que hemos sobrevivido somos supervivientes, pero eso lo que se llama sesgo de supervivencia. Decimos: «Menuda adolescencia que hemos tenido y aquí estamos, sanos y lozanos». Claro, los que hemos sobrevivido, pero no representamos al total de la población, de hecho, a veces puede ser la minoría… Hace treinta años en las carreteras la mortalidad de los niños era diez veces superior de lo que es ahora, y eso es gracias a los cinturones de seguridad. Pero te dicen: «De toda la vida hemos ido con cuatro chiquillos en la parte de atrás en el coche y no pasaba nada». Sí pasaba, insisto. Extrapolar tu experiencia personal al resto de la población mundial en base a tu vivencia, eso es el sesgo de supervivencia.
De todas formas, lidiar con las creencias populares no es tarea fácil. Hay algunas que hacen mucho daño. ¿Cuál le llama a usted más la atención?
Para mi lo más sorprendente de todo es que hay muchísimas mujeres que piensan que el hecho de que una copita de vino esporádica o una cerveza sin alcohol o 0,0 en el embarazo no hace daño. La realidad es que ambas tienen muy poco alcohol, pero tienen. Y que 10 de cada 1.000 niños en España tienen trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF).
Esto reúne a niños con discapacidad cognitiva, intelectual, trastornos del neurodesarrollo, problemas auditivos, cardiacos, renales… Estas cifras están ahí. En Italia incluso manejan unas cifras superiores, de 30 por cada 1000 niños. Y en los países del Este de Europa el consumo está todavía más normalizado, pero debemos saber que el alcohol en el embarazo puede impactar de forma permanente y de por vida en el neurodesarrollo del bebé.
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De hecho según la OMS, el consumo de alcohol en el embarazo es la causa prevenible más frecuente de trastornos cognitivos y de discapacidad intelectual adquirida en el mundo. Es decir, es relativamente frecuente pero está en nuestra mano evitarlo.
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