Créditos rápidos: la trampa silenciosa en la que caen muchas familias para hacer frente a los gastos

«Las tarjetas de crédito parecen una extensión de nuestro sueldo que nos ayudan a tener mayor capacidad económica. Sin embargo, no es así», asegura Amalia Guerrero, experta en finanzas personales. «Realmente, al aceptar este tipo de productos, abres un nuevo agujero. De hecho, si te conceden un crédito de 1.000 euros, vas a acabar pagando casi el doble al finalizar el préstamo», subraya.

Guerrero, que aboga por una mayor educación financiera, tanto en los colegios como entre los adultos, se muestra tajante con este tipo de tarjetas: «Si no sabes usarlas, limítate a utilizar sólo una tarjeta de débito porque te quitan el dinero en el momento. Es decir, si vas a comprar algo pero no tienes saldo, no podrás comprarlo».

Para ella, las tarjetas de crédito son una «trampa silenciosa que frena los sueños financieros de cualquiera porque el interés compuesto, en este caso, juega en contra». De hecho, el Tribunal Supremo (TS) ya declaró en 2020 usurarios los intereses de las tarjetas «revolving», algo en lo que posteriormente también coincidió el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

«El interés compuesto con las inversiones juega a nuestro favor pero con este tipo de tarjetas no», puntualiza la experta. «A mayor interés, mayor es el agujero -prosigue-. Cada vez que pagas intereses, estás regalado parte de tu dinero y de tu tiempo. De hecho, puedes acabar pagando más del doble del préstamo».

Son numerosas las entidades que ofrecen este tipo de tarjetas. Y son suma facilidad. «Cuanto más rápido y fácil te presten el dinero, y menos requisitos te exijan, siempre será más caro para ti», dice Guerrero. Los bancos, en este sentido, siempre hacen un estudio pormenorizado de cada cliente que le pide un crédito. «Pero existen otro tipo de entidades financieras que no piden requerimiento alguno y saben que ofrecen intereses altos. ¡Por eso son créditos fáciles!».

Quienes recurren a este tipo de productos es gente que «no tiene un colchón financiero y necesitan dinero rápido», explica Guerrero, «puesto que si vas a un banco, no te lo dan. Y te venden que puedes devolverlo en cómodas cuotas». En esto tienen mucho que lo que se conocen como las finanzas conductuales.

«Se accede a este tipo de tarjetas por impulso», subraya Guerrero, que es autora también de 'En casa las cuentas claras' y 'Finanzas y niños'. «Las emociones influyen directamente en cómo gestionamos el dinero. Somos una sociedad que lo financia todo y que apenas paga en efectivo. De hecho, ¡compramos aunque no tengamos dinero porque disponemos de una tarjeta!».

Cambiar esta situación y hacer que las cosas vayan a nuestro favor es posible. La cultura financiera es la clave para no caer en este tipo de préstamos engañosos que sólo van a complicar más la vida a medio y largo plazo. «Párate por un momento a calcular las cuotas que vas a tener que pagar por esa tarjeta -dice la experta-. Somos impulsivos a la hora de comprar, te lo ponen fácil y sin requisitos. Nadie nos enseña nada».

Salir de este bucle es posible porque, en general, uno nunca se conforma con una única tarjeta de este tipo. Siempre se pide otra, otra, otra... «y la bola de nieve es gigante». «Toca hacer un détox financiero -explica Guerrero-. Cuando te has gastado ese dinero que tan fácilmente te han prestado, tienes que devolverlo. Lo más conveniente es hacer una lista con todos los gastos pendientes, eliminar aquellos innecesarios que te permitan ahorrar y destinar parte del dinero a saldar la deuda».

En segundo lugar, aconseja acudir a un abogado. «Conviene asesorarse por despachos profesionales especializados en reclamaciones de deudas con alto interés para que vean si es posible o no recuperar el dinero». Hasta no tener un asesoramiento legal certero, Guerrero aconseja «no dejar de pagar la deuda aunque tenga intereses abusivos puesto que, en caso de poder reclamarlo, se puede hacer con carácter retroactivo».

Después, tocaría ir construyendo un colchón financiero. «Mientras vamos cancelando las deudas, toca ir recortando aquellos gastos innecesarios. Así, podremos ir teniendo un dinero que podremos destinar a cancelar todo lo que debemos», explica. «Podemos empezar cancelando las deudas más pequeñas o bien elegir las que tienen un interés más alto y hablar con las entidades para pedirles pagar la cuota mínima y poder ahorrar -continua-. Pero al final, todo pasa por un plan: apuntar las deudas».

Poco a poco, se puede salir del círculo vicioso de las tarjetas revolving y empezar a tener un ahorro a futuro que te permita no volver a cometer el mismo error. «Si nos vemos débiles, podemos darnos de baja en este tipo de comunicaciones o entregar esa tarjeta a un familiar para no usarla. Al final, uno se da cuenta de que no le beneficia. Cuando multiplicas las cuotas por el importe a pagar y ves que te sale casi el doble, no merecen la pena», concluye.