Así afecta a la calidad de vida un trastorno funcional digestivo
El dolor abdominal y el estreñimiento funcional son habituales en niños y adolescentes
Cómo saber si las molestias digestivas son por estrés escolar, familiar u otras causas

La doctora Ana I. Ortiz, gerente del área de Salud del Grupo Farmasierra, explica que un trastorno funcional digestivo es un problema que afecta al funcionamiento del sistema digestivo, pero no está asociado a alteraciones estructurales, inflamatorias, infecciosas o metabólicas que se puedan ... detectar mediante pruebas diagnósticas habituales como radiografías, endoscopias o análisis de laboratorio. En otras palabras, el sistema digestivo parece normal en su estructura, pero no funciona correctamente.
¿A qué edad es habitual se se produzcan estas dolencias? ¿Afectan en la infancia?
Los trastornos funcionales digestivos pueden presentarse en cualquier etapa de la vida, aunque los factores desencadenantes, su prevalencia y la naturaleza y característica de los síntomas tienden a variar dependiendo de la edad. Es decir, que aunque no tienen un límite de edad específico, su aparición es más común durante ciertas etapas de la vida.
La mayoría de los casos de trastornos, como el síndrome del intestino irritable (SII) y la dispepsia funcional, se diagnostican fundamentalmente en la edad adulta temprana, entre los 20 y los 50 años.
Es menos común que comience por primera vez en personas mayores, y si ocurre, es fundamental descartar condiciones orgánicas. Aunque los trastornos funcionales pueden persistir en la tercera edad, su prevalencia tiende a disminuir con los años.
Sin embargo, los síntomas digestivos en este grupo requieren una evaluación más cuidadosa, ya que es más probable que estén asociados con condiciones orgánicas o estructurales (como enfermedades inflamatorias, cáncer o alteraciones metabólicas) en lugar de trastornos funcionales.
En ancianos, la disminución en la motilidad intestinal y el uso de medicamentos también pueden causar síntomas similares.
Si los síntomas funcionales persisten a lo largo de los años, su manejo puede adaptarse según la etapa de la vida del paciente, considerando sus necesidades y posibles comorbilidades.
Pero también pueden presentarse en edades más tempranas, aunque a menudo con síntomas menos específicos. Trastornos como el dolor abdominal funcional o el estreñimiento funcional son comunes en niños y adolescentes. En esta etapa, los síntomas suelen estar influenciados por factores como la dieta, el estrés escolar o emocional y la inmadurez del sistema digestivo.
¿Qué ocurre exactamente y por qué es un motivo habitual de consulta en menores?
Este tipo de trastornos son muy comunes. Su alta prevalencia, el impacto significativo en la calidad de vida y la preocupación de los pacientes por enfermedades graves hacen que estos trastornos sean uno de los motivos más frecuentes de consulta en atención primaria y gastroenterología.
Algunas razones por las que estos trastornos llevan a muchas consultas incluyen:
1. Alta prevalencia en la población.
Los trastornos como el Síndrome del Intestino Irritable (SII) o la dispepsia funcional son extremadamente frecuentes. Por ejemplo, se estima que hasta un 15-20% de la población tiene síntomas compatibles con el SII.
2. Impacto en la calidad de vida
Los síntomas más frecuentes en estas condiciones médicas (dolor, distensión, flatulencia, cambios en el tránsito intestinal) pueden ser molestos, persistentes e incapacitantes.
Esto afecta actividades diarias, productividad laboral, relaciones personales y bienestar emocional, impulsando a las personas a buscar alivio.
3. Dificultad para manejarlos sin dirección médica.
Los síntomas suelen ser crónicos o recurrentes, y muchas veces no desaparecen con medidas simples.
Las personas que lo sufren pueden tener dudas sobre si los síntomas son funcionales o si son señal de algo más grave, como una enfermedad inflamatoria, cáncer u otra patología orgánica.
4. Miedo a enfermedades graves.
Dolor abdominal, hinchazón persistente, diarrea o estreñimiento crónicos pueden generar ansiedad porque son síntomas que también se asocian a enfermedades serias. Muchas personas buscan una evaluación médica para descartar estas condiciones.
5. Relación con el estrés y la vida moderna.
Los trastornos funcionales digestivos están estrechamente relacionados con factores emocionales y estrés, ambos muy comunes en la vida moderna.
6. La combinación de alimentación rápida o poco saludable, sedentarismo y estrés laboral o personal agrava los síntomas, llevando a más consultas.
7. Requieren un enfoque multidisciplinario.
A menudo, estos trastornos necesitan abordajes dietéticos, psicológicos y farmacológicos, lo que refuerza la necesidad de buscar atención médica.
¿Qué síntomas son los más habituales?
Los síntomas más habituales varían según el tipo específico de trastorno, pero hay un conjunto de manifestaciones comunes que suelen presentarse de manera recurrente, como son:
• Dolor o malestar abdominal.
• Flatulencia o exceso de gases.
• Distensión abdominal o sensación de hinchazón.
• Cambios en los hábitos intestinales (diarrea, estreñimiento o ambos).
◦ Diarrea funcional: Heces blandas o líquidas frecuentes, especialmente tras las comidas.
◦ Estreñimiento funcional: Evacuaciones poco frecuentes, esfuerzo excesivo o sensación de evacuación incompleta.
◦ Alternancia entre diarrea y estreñimiento (típico del SII).
• Sensación de evacuación incompleta o urgencia.
• Náuseas, vómitos o sensación de plenitud temprana.
• Malestar general inespecífico
• Fatiga, sensación de incomodidad general y molestias difusas que pueden acompañar a los síntomas digestivos.
Estos síntomas pueden variar en intensidad y frecuencia, y tienden a agravarse con factores como estrés, consumo de ciertos alimentos o cambios en los patrones de sueño. Es importante destacar que estos síntomas, aunque molestos, no están asociados a daño estructural en el sistema digestivo.
Si los síntomas son persistentes o interfieren significativamente con la calidad de vida, es fundamental buscar orientación médica para un diagnóstico adecuado y un plan de manejo efectivo.
¿De qué manera afecta a su calidad de vida?
El impacto en la calidad de vida no solo está relacionado con los síntomas físicos, sino también con las implicaciones emocionales, sociales y funcionales. Por eso, el manejo integral (tratamiento médico, apoyo psicológico, cambios en el estilo de vida) es clave para ayudar a los pacientes a recuperar el control y mejorar su bienestar general.
A pesar de no ser condiciones peligrosas o letales, los síntomas recurrentes y persistentes pueden afectar el bienestar general de la persona que lo sufre de varias maneras:
1. Malestar físico constante.
Dolor abdominal y molestias como distensión o hinchazón pueden ser debilitantes.
Los episodios frecuentes de diarrea o estreñimiento pueden generar incomodidad diaria, limitando la capacidad de realizar actividades normales.
2. Impacto en la vida social
El temor a experimentar síntomas en público, como necesidad urgente de ir al baño o distensión visible, puede llevar a evitar reuniones sociales, comidas fuera de casa o viajes. Esto puede generar aislamiento social y pérdida de conexiones interpersonales.
3. Limitaciones en el ámbito laboral o académico
Los síntomas impredecibles pueden interrumpir la jornada laboral o dificultar el desempeño en tareas que requieren concentración y continuidad. Las visitas al baño frecuentes o el dolor constante pueden reducir la productividad y llevar a ausencias.
4. Alteraciones en la dieta
Muchas personas modifican drásticamente su alimentación, evitando grupos completos de alimentos (lácteos, grasas, fibras, etc.) por temor a desencadenar síntomas. Esto puede llevar a desequilibrios nutricionales y generar ansiedad sobre qué comer.
5. Impacto emocional y psicológico
La incertidumbre sobre la causa de los síntomas o la frustración por no encontrar una solución efectiva puede derivar en ansiedad, estrés e incluso depresión. Los trastornos digestivos funcionales están asociados con mayor prevalencia de trastornos psicológicos, debido a la conexión entre el intestino y el cerebro (eje intestino-cerebro).
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6. Deterioro del descanso
El dolor abdominal o la necesidad frecuente de ir al baño pueden interrumpir el sueño, lo que afecta la recuperación física y mental. La falta de sueño de calidad agrava los síntomas digestivos y empeora la percepción general de salud.
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