Las frases que nunca debes decir a un familiar con depresión
A veces, y con la mejor de las intenciones, se transmiten mensajes que no son adecuados para acompañar a una persona que padece esta enfermedad

A pesar de que hablar de la depresión está cada vez más normalizado en nuestra sociedad, sobre todo tras el confinamiento por la pandemia del coronavirus, queda mucho por hacer tanto para prevenirla como para diagnosticarla y afrontarla de la manera más adecuada. Lo cierto ... es que cuando esta enfermedad se instala en una persona no solo la sufre quien la padece, sino que afecta en gran medida al conjunto de la familia con la que se convive.
Ver a un ser querido triste, apático, pensativo, sin ganas de hacer nada, sin concentración, con pocas ganas de hablar... no es fácil. Por eso, y con la mejor de las intenciones, es muy habitual intentar animarle con frases del tipo «¡anímate!», «intenta pensar en cosas divertidas», «búscate una afición», «pon de tu parte», «tienes muchas cosas por las que estar bien», «hazlo por tus hijos»...
Sin embargo, lejos de animarle, se le puede perjudicar. Al menos así lo asegura Marta Robles, psicóloga de la Clínica López Ibor , quien explica que este tipo de frases pueden conseguir un efecto contrario al deseado y motivar que la persona afectada sienta más frustración al sentirse culpable. Entonces, ¿es mejor a veces el silencio a decirles cosas sin saber cómo debemos ayudarles?
Esta experta considera que «lo mejor es hacer saber a tu familiar que puede contar contigo. Pídele que te explique qué es lo que le ayuda a mejorar y qué no. A veces, nuestros criterios no coinciden con los suyos. Eso sí, muestra tu disposición a escuchar sin juzgarle. No siempre es necesaria tu opinión, tan solo que sepa que le escuchas».
Añade que en momentos de duda sobre si sacar el tema o no sobre cómo se encuentra si la persona afectada no lo está comentando «es preferible que se le transmita que puede contar contigo y que se sienta escuchado y, sin reproches ni acusaciones, se intente desviar la conversación y su atención hacia otros temas que no tengan que ver con la depresión. No tienen que ser contenidos necesariamente alegres, basta con que sean neutros», aconseja la doctora de la Clínica López Ibor.
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