Crecer bajo el estigma de la gordofobia: «Yo he llegado a hacer burradas»

En este artículo, en el que aplica una metodología denominada autoetnografía, cuenta cómo se obsesionó desde joven con las dietas y el «maltrato» al que sometía a su cuerpo para encajar en el ideal de delgadez: comía durante todo el día un solo alimento, eliminaba las cenas, hacía todos los ajustes alimentarios que podía, por salvajes que fueran... «En esta sociedad somos muy intolerantes con el tema del peso y con determinada imagen. Nosotros absorbemos esos valores, el valor de estar delgados , y al principio es algo que forma parte de tu normalidad y ni te lo cuestionas, crees que tienes que cambiarlo», subraya esta experta.

«Pero cuando empecé a hacer la tesis doctoral sobre este tema de la gordura me di cuenta de que estuve haciendo auténticas burradas . No fui al médico, pero muchos de los síntomas que tenía (depresión, hipotermia, caída del cabello) eran de gente que padece anorexia», puntualiza. De hecho, ella vio que pasarse las horas sin comer no solo le limitaba a nivel físico, sino también psicológico y social , ya que ni quedaba con amigos en un restaurante, aunque fuera simplemente por tomar algo, por no seguir sumando calorías. «Se expande a todas las áreas de tu vida y acaba amargándotela», añade.

Aunque en un principio reconoce que le daba pudor usar su experiencia como objeto de estudio, Navajas reconoce que mucha gente, incluidas personas con trastornos de la conducta alimentaria, le ha escrito mensajes agradeciéndole su honestidad. «El lado más chulo es que todo esto tenga impacto en la vida de todos los que pasan por esas vivencias y que se genere cierto debate a partir de las cuestiones que planteo», señala.

La obesidad , según la define la Organización Mundial de la Salud , es «la pandemia del siglo XXI». Tal y como reflejan sus propios datos, en el mundo hay 1.400 millones de personas que sufren sobrepeso y más de 500 millones que tienen obesidad. Más allá de la terminología médica, Navajas defiende que a nivel sociológico es mejor hablar de « gordura ».

«Y esta no es siempre necesariamente mala salud . Es un factor de riesgo en muchas dolencias pero protector en otros, como en el caso de personas mayores. Pero en la clínica y en la calle, cuando se ve una persona gorda se piensa que no es estético, que es una persona que no se cuida, que es vaga, que no toma las decisiones adecuadas. Hay una carga moral muy fuerte, y mucha literatura sobre el estigma», expone Navajas. « Pertenecer a colectivos estigmatizados causa mucho estrés y eso también afecta al tema cardiovascular. A veces, por cuestiones sociales inicias un proceso que no es bueno tampoco para tu salud. Se habla de controlar la dieta, el ejercicio, pero también hay condicionantes como la genética, etc.», añade.

Aunque reconoce que este estigma ha machacado hasta ahora más a las mujeres, «a las que se valora por el físico, por ser agradables...», desde hace unas décadas esta presión por mantener una imagen perfecta también se ha trasladado a los hombres, asegura. «Ese lema de 'Si quieres, puedes conseguir ese cuerpo' está en todas partes. Y esas imágenes de éxito te dan el subidón, pero hay mucha gente que nunca va a poder alcanzar ese modelo», lamenta.