Verano y sexo: los consejos de una experta para aumentar el deseo erótico y huir de la monotonía

-En verano, ¿aumenta el deseo sexual? ¿Por qué? 

Durante esta época, varios factores influyen en la actividad sexual: la luz del sol juega un papel importante en el aumento del deseo debido también a un aumento de testosterona, que en consecuencia genera mayores niveles de energía.

Además, la llegada del verano influye en las interacciones de las parejas debido a la desaparición de las rutinas diarias y las obligaciones del día a día, dejando más espacio para la diversión, las aficiones y experimentar nuevas aventuras.

-¿Hay a quienes el calor les puede agobiar?

El calor excesivo, por otro lado, puede ser un inhibidor del deseo y de las relaciones sexuales, puesto que genera fatiga y nos invita a guardar energía para otras actividades. Tener sexo, de hecho, implica un aumento de la temperatura corporal y mayor sudoración, algo de lo que intentamos huir en los meses más cálidos.

Por otro lado, el calor también puede aumentar los niveles de estrés, uno de los rivales más potentes del deseo sexual y del placer.

-¿Deben aprovechar las parejas esta época para reavivar el deseo? Al final, el ritmo diario, los hijos, el trabajo, el estrés… afectan, ¿no?

¡Por supuesto! Ante todo, en nuestro repertorio de fantasías, el verano y las vacaciones son uno de los pensamientos más frecuentes, ya que el 83% de las personas fantasea con tener sexo en la playa, así como el 90% en un hotel. Por otro lado, cuando viajamos, tendemos a romper las rutinas, lo cual crea más oportunidades para excitarnos: estar en un entorno nuevo puede generar curiosidad y excitación que, a su vez, puede aumentar el deseo erótico en la pareja.

Finalmente, durante los momentos de ocio, nos permitimos divertirnos y relajarnos, dedicándole más espacio a lo que verdaderamente le aporta valor y felicidad a nuestra vida, por lo tanto, tendremos un acceso directo al placer y a la novedad, lejos de distracciones, obligaciones y estrés.

-Quizás haya parejas a las que, al pasar más tiempo juntos, más roces salen. ¿Es posible? ¿Cómo gestionar esta situación?

Sin duda, a menos espacio personal, más momentos de intimidad, pero también más probabilidades de que surjan fricciones, ya sea por expectativas diferentes entre los miembros de la relación o por diferencias de carácter. Aun así, es importante entender que la calidad de las relaciones no se mide por la frecuencia o ausencia de conflictos, sino por las herramientas que se utilizan para gestionarlos. De hecho, en general, ninguna pareja está exenta de confrontamientos y aprender a comunicarse y negociar límites dentro de la relación es fundamental para consolidar el vínculo y construir complicidad.

Por último, es sano que cada persona tenga sus espacios individuales y alimente sus propias aficiones, independientemente de la pareja: esto permitirá que su crecimiento personal y satisfacción se trasladen dentro de la relación, aportando equilibrio y novedad.

-¿Cómo pueden reavivar las parejas su 'llama'?

En las relaciones largas, solemos incurrir en la mala costumbre de generar un erotismo monótono, predecible, incluso 'mecánico': dentro de las propias rutinas es importante aportar novedad a través de generar tensión fuera de la cama, introducir juguetes eróticos, probar nuevas prácticas y posturas o, sencillamente, comunicando más sobre sexo. Cada persona y relación tiene sus preferencias y códigos para que su sexualidad sea cómoda y excitante. De hecho, es más interesante que cada pareja construya sus propias estrategias.

En segundo lugar, la sexualidad evoluciona con nosotros, de la misma forma que nuestros gustos. Por ello, entender qué le excita a la pareja es fundamental para mantener vivo el interés y las ganas de compartir espacios de intimidad, por ejemplo, hay personas que necesitan estar en un contexto romántico para acceder a su deseo y otras que lo hacen a través de mensajes subidos de tono; dicho de otra forma, podemos aprender de los lenguajes eróticos de nuestra pareja para reconstruir una esfera íntima más divertida y feliz.

Finalmente, salir de nuestras zonas de confort en pareja a través de actividades, citas, gestos de cuidado, nos ayuda a ver partes de la otra persona que probablemente veíamos al principio de la relación, pero habíamos olvidado.

-Y si no pueden reavivarla, ¿es el verano también una buena época para darse cuenta de que algo falla y que deben afrontarlo?

Sin duda, el verano es el momento del año en el que reconectamos más con nuestro lado más lúdico y genuino, tanto individualmente como en pareja, y es por eso por lo que podemos aprovecharlo para revisar qué creemos que le falta a nuestra relación, tanto sexual como románticamente, para así experimentar más allá de lo que ya conocemos para revivir la chispa.