Otorgan a una mujer una pensión compensatoria de 2000 euros por tiempo indefinido: «Es una sentencia justa»

La pensión compensatoria es un concepto del artículo 97 del Código Civil: «El cónyuge al que la separación o el divorcio produzca un desequilibrio económico en relación con la posición del otro, que implique un empeoramiento en su situación anterior en el matrimonio, tendrá derecho a una compensación que podrá consistir en una pensión temporal o por tiempo indefinido, o en una prestación única, según se determine en el convenio regulador o en la sentencia». Además, «sólo se puede solicitar en el momento del divorcio», puntualiza la abogada. «Así que no podíamos tramitarlo de manera rápida y sin pensar. Le dijimos que estuviera tranquila porque lo que hiciéramos ahora era importante para su futuro. ¡Cumplía todos los requisitos para poder solicitar la compensatoria! El divorcio iba a generar un gran desequilibrio económico entre ambos».

Además, tal y como explicaba ABC, Óscar Martínez, abogado especializado en derecho de familia y tesorero de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), la pensión compensatoria «hoy suele darse de manera temporal» y sólo se logra de manera indefinida «en casos muy puntuales, como por enfermedad o edades avanzadas».

En 2022, los últimos datos disponibles, se produjeron 79.553 divorcios en nuestro país y, de ellos, se otorgó una pensión compensatoria en el 7,4%. Eso sí, en prácticamente todos los casos, son los hombres quienes son obligados a pagar (el 91,1%). En las separaciones, la pensión compensatoria se otorgó en el 16,4% e, igualmente, ellos (91%), fueron los principales condenados a hacerse cargo de la misma.

Jáuregui y Soto del Castillo no lo han tenido fácil. En junio de 2023, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 6 de Getxo acordó fijar para su clienta una pensión compensatoria de 1.000 euros mensuales durante un año y que se le atribuyera el uso de la vivienda familiar durante dos años. «No nos pareció justo. Por eso recurrimos», explica la abogada. Demostraron, con todo lujo de detalles, cómo ella dejó su empleo poco después de casarse para dedicarse a la familia, con dos hijos en común, durante los 21 años que duró el matrimonio. Y lo hizo en «exclusiva», tal y como recoge la sentencia emitida el pasado mes de septiembre, lo que permitió al marido tener una «proyección profesional con unos importantes ingresos mensuales». También se hizo cargo de la parte administrativa de la empresa de él «sin percibir contraprestación alguna ni cotizar».

Esta situación, sumada a que tiene 60 años y que sus conocimientos profesionales como auxiliar administrativo están «obsoletos», hacía muy difícil que pudiera lograr un empleo. El exmarido, además, se opuso al recurso interesando la confirmación de la sentencia recurrida.

«Trabajó unos tres años antes de casarse y, a continuación, él abrió una empresa pequeña -explica la letrada-. Ella decidió involucrarse en el negocio por sus conocimientos, ayudar con las facturas, los proveedores…. y él se centraba en la parte artística. El negocio fue hacia adelante, se mudaron a otra comunidad autónoma para conseguir una mejora y él ha llegado a la cumbre del cine español. Evolucionó y mejoró profesionalmente: viajaba mucho, tenía rodajes fuera de España, eventos, cenas… Pero mientras tanto, ¿quién se quedaba con los niños, se ocupaba del hogar y seguía gestionando la empresa desde España? Ella. Y todo sin que mi clienta estuviera dada de alta. Él no habría llegado profesionalmente a donde ha llegado, porque hablamos de un nivel económico muy alto, si ella no se hubiera ocupado ya no sólo de una parte de la empresa, sino de todo lo que implica la corresponsabilidad, de la que tanto se habla hoy. De hecho, uno de sus hijos estuvo muy enfermo durante una larga temporada y fue ella la se encargó mientras él seguía desarrollando su carrera profesional. ¿Quién iba a las tutorías con los profesores? ¿Quién pedía las citas para el pediatra? Ella jamás llegará a tener una prestación tras la jubilación (tiene muy pocos años cotizados) ni puede acceder a cobrar el paro».

Ni Jáuregui ni Soto del Castillo entendieron jamás la resolución del juzgado de Getxo. «Creo que no fuimos escuchados. Con 60 años, ¿cómo pretendían que encontrara un empleo? Ella perdió la oportunidad de crecer profesionalmente porque se dedicó a la empresa, a la casa y a los hijos. ¿Cómo iba a formarse y a actualizarse? Él se ahorró durante muchos años la nómina y la Seguridad Social de mi clienta», recuerda. «Además, aportamos en el juicio, que es otro aspecto novedoso de la sentencia, que ellos se casaron en gananciales. La jurisprudencia dice que es el régimen que mejor explica un proyecto de vida común. Y mientras que él conseguía el sustento económico, ella aportó todo lo demás: como madre, cuidados de los hijos, del hogar y, como profesional, aportó de buena fe sus conocimientos para la empresa. Todo ello sin saber que se podía volver en su contra». Una sentencia previa cuyo caso era casi igual, además del gran desequilibro económico entre ambos cónyuges tras el divorcio, fue vital ante la Audiencia de Vizcaya. «Todos los juzgados y audiencias están obligados a seguir el mismo criterio. Se trata del principio de seguridad jurídica», reseña la experta.

La sentencia conseguida es para, ambos, «la que se merece la clienta porque ha sido lo justo. Es una sentencia justa. Cualquier otra cosa, habría sido injusta y supondría un retroceso en nuestra sociedad porque el Supremo ya dijo hace tiempo que el trabajo en casa es trabajo también. Por tanto, se tiene que compensar, no indemnizar, porque genera un desequilibrio. Y este tipo de sentencias son vitales para seguir denunciando en la misma línea y que nadie tenga miedo a hacerlo».

A pesar de todo, la sentencia no es firme y el hombre puede recurrirla al Tribunal Supremo. «Estoy segura de que lo hará», reconoce Jáuregui, a pesar de que él «no ha pagado aún a su exmujer». La abogada reconoce que van a esperar unos días a que él cumpla con la sentencia porque «en procedimientos de familia, las medidas han de ponerse en marcha desde que se dictan. Mi clienta no tiene ingresos, viviría en la indigencia. Si no lo hace, tomaremos la decisión oportuna».

Para esta mujer, afirma la letrada, la sentencia de la Audiencia de Vizcaya supone ya un «reconocimiento a 21 años de entrega que no podían borrarse de un plumazo. Porque, de otra manera, ¿de qué iba a vivir tras todo lo que ha dado durante el matrimonio?» En este sentido, la abogada quiere aclarar: «Hay quienes han criticado esta sentencia argumentando que si ella dejó de trabajar lo hizo voluntariamente y que, por tanto, no tendría que ser recompensada. Insisto: hay una sentencia del TS del 14 de marzo del 2017 que dictamina que, para la compensatoria, no se exige que haya que probar que te ha sido imposible trabajar fuera de casa, si no que se haya dado la circunstancia porque trabajar no es exclusivo sólo fuera del hogar».

Este caso se suma a una pequeña lista de situaciones que muy poca gente conoce y que son vitales en el derecho de familia. Por ello, antes de contraer matrimonio, Jáuregui lo tiene claro: «Que todo el mundo se informe. Antes de casarse, es fundamental acudir a un abogado especializado en familia para que te asesore. No es mejor casarse en gananciales o en separación de bienes. Cada caso depende y hay que analizarlo. Igualmente, cuando tienes hijos, dejar claro quienes serían los tutores legales en caso de fallecimiento…. O qué implica ser pareja de hecho. Este tipo de consultas cuestan poco dinero y te ahorra muchos quebraderos de cabeza de cara al futuro».

Porque, además, la pensión compensatoria «se puede revisar», recuerda. «Es decir, si cambian las circunstancias, por ejemplo, que mi clienta encontrase un trabajo indefinido o si él dejara de tener los altos ingresos que obtiene actualmente. Siempre es posible abrir un procedimiento para modificar la medida -prosigue-. La compensatoria llega a su fin cuando el motivo que la originó también lo hace, si se casa de nuevo o si convive con otra persona. Son sólo tres causas por las que se puede liquidar. Pero ninguna es el fallecimiento: la compensatoria se hereda con la parte de la libre disposición de la herencia».