El impacto emocional de la infertilidad en la relación de pareja y cómo abordarlo

La probabilidad de que una mujer se quede embarazada con 30 años es de un 20% cada mes, porcentaje que baja hasta el 5% cuando tiene 40 años

Uno de cada 3 pacientes no comparte con sus familiares y amigos que está en un proceso de fertilidad

«Pensamos que si no tenemos sexo algo va mal en nuestra pareja»

La infertilidad es aún un tema delicado y a menudo considerado tabú en nuestra sociedad

Una de cada seis personas en el mundo (el 17,5% de los adultos) no logra un embarazo después de 12 meses manteniendo relaciones sexuales regulares sin protección, según datos de un informe presentado en abril por la OMS. La infertilidad es considerada como ... un problema de salud pública, ya que las tasas son similares en todas los países, independientemente de su nivel económico. En los países más desarrollados, a las cifras de la ONU se le suma que la edad de la maternidad es cada vez más tardía, lo que dificulta conseguir un embarazo de forma natural.

España es el segundo país de la Unión Europea con el índice de natalidad más bajo, por detrás de Italia, con 1,19 hijos por mujer en 2021, es decir, por cada 1.000 habitantes se dan 7,12 nacimientos.

Desde 2020, en España, la edad de la maternidad está por encima de los 30 años, acerándose en 2021 (último año del que hay registro) a los 33 años. Según indica Juan José Espinós, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), «la edad es el principal problema; a más edad, menos probabilidades de gestación. La probabilidad de que una mujer se quede embarazada con 30 años es de un 20% cada mes, porcentaje que baja hasta el 5% cuando tiene 40 años».

Los principales factores por los que la mujer retrasa su maternidad, son básicamente sociales. «Menor estabilidad económica, más años estudiando y formándose, tardía incorporación a un empleo, precariedad laboral, complicado acceso a la vivienda, dificultad para encontrar pareja y muchos otros factores condicionan que muchas mujeres no se planteen una gestación hasta más allá de los 30 años», destaca Espinós.

Sin embargo, no todo tiene que ver con la edad. Federica Moffa, ginecóloga y directora médica de la clínica Fertilab Barcelona, apunta que los casos de infertilidad vienen en un 30% dados por causas femeninas, como una baja reserva ovárica o malformaciones uterinas, en otro 30% por características masculinas, como una baja calidad del semen -cada vez más frecuente entre los hombres- y el resto, por causas de ambos. Para reducir estas causas, es necesario tener en cuenta que «hay cosas que no se pueden cambiar: existen cada vez más avances científicos y tecnológicos que favorecen la prevención, el diagnóstico y el nivel terapéutico, pero no se puede luchar contra las causas genéticas, por ejemplo», afirma.

Añade que la investigación científica es imprescindible: si bien no puede luchar contra factores genéticos, por ejemplo, sí que puede contribuir a la mejora de ciertas técnicas. «Cada vez disponemos de avances que denotan unos mejores resultados en soluciones como la fecundación in vitro: ahora sabemos cómo escoger mejor los óvulos o el semen gracias a técnicas de laboratorio que tienen como objetivo optimizar el seguimiento y cultivo de los embriones», explica Federica Moffa.

A esto se suman otros progresos, «como la posibilidad de realizar diagnósticos genéticos previos o extraer algoritmos que permitan identificar el mejor embrión del ciclo con la información de imágenes y tests moleculares, hecho que cada vez está siendo más posible gracias a la IA. En definitiva, un conjunto de nuevas técnicas que destacan por su baja invasividad y por su alta capacidad informativa tanto del proceso como de las posibilidades de concebir de la pareja. Pero, aunque la ciencia sea imprescindible, la prevención y la educación también son muy necesarias. Los jóvenes -advierte Moffa- deben saber que pueden vitrificar sus óvulos, realizar un seminograma o bien realizarse un test genético para conocer qué posibles mutaciones puede tener su futuro bebé».

Evolución del perfil de las parejas

La SEF recoge, desde 2014, el número de nacimientos producidos gracias a un tratamiento de reproducción asistida. En 2020 (último año del que hay registro), de los 339.206 bebés nacidos en España, 30.479 lo hicieron gracias a estas técnicas; es decir, más de un 8% del total.

Como explica el el presidente de la SEF, el perfil de personas que acude a un centro de reproducción asistida ha variado en los últimos años, «ha dejado de ser el de la pareja heterosexual y relativamente joven que busca una gestación a una población más diversa que incluye parejas de más de 35 años que buscan su primer o segundo hijo, mujeres sin pareja o lesbianas que desean una gestación y también un alto porcentaje de mujeres de más de 35 años que quieren preservar ovocitos».

La congelación de ovocitos es un procedimiento que consiste en la extracción de los óvulos para su congelación y almacenamiento, y así preservar la fertilidad, permitiendo a la mujer usarlos en el momento en que ella elija.

Aunque cada vez hay más información al respecto, «aún no es un hecho consolidado que en las consultas de ginecología se aborde el tema de la fertilidad. «El caso de las usuarias, en muchos casos no se han planteado este tema y no tenemos conciencia de que la fertilidad está limitada en el tiempo. Los profesionales -advierte este experto- en muchos casos nos centramos en los aspectos orgánicos (presencia de tumoraciones, enfermedades del aparato ginecológico) y nos olvidamos de la funcionalidad. Nuestro principal reto es aumentar la tasa de recién nacido vivo, reducir el tiempo para conseguir una gestación y el número de tratamientos necesarios».

Así afecta a la relación de pareja

La incertidumbre ante la posibilidad de no poder tener hijos es un asunto que, además, provoca gran tensión dentro de la pareja. Sebastián Girona, psicólogo, especializado en vínculos de pareja, reconoce que es un asunto muy delicado. «La paternidad es uno de esos proyectos compartidos, y cuando una pareja no puede cumplir con este deseo tan importante, experimenta una profunda frustración. Esto afecta especialmente a las parejas acostumbradas a lograr los objetivos que se proponen. En este caso, se presenta un propósito que, debido a circunstancias ajenas a la relación, no se puede alcanzar, lo que puede llevar a la pareja a una situación de crisis, desencuentro o incluso al inicio de una crisis en la relación».

Es importante destacar «que no existe un responsable directo de la infertilidad y, en muchos casos, no hay un culpable claro. Sin embargo, existe el riesgo de que dentro de la relación se comience a buscar culpables, lo cual no conduce a nada positivo ni ayuda a construir una solución. En cambio, esto solo empeora la crisis existente», señala este psicólogo.

Indica, no obstante, que hay factores psicológicos silenciosos que deberían funcionar, pero que a menudo no lo hacen. «Estos factores van más allá de los aspectos biológicos. Si bien es cierto que los aspectos biológicos tienen un papel predominante, como la capacidad de una mujer para quedar embarazada, el estrés y la ansiedad generan un impacto emocional en las partes involucradas, lo que puede dar como resultado problemas aún más catastróficos».

Explica que surgen pensamientos absolutos y categorías negativas, como «nunca me quedaré embarazada», «nunca lo conseguiremos» o «todas mis amigas pudieron, pero yo no». Estas categorías suelen estar presentes en los pensamientos de ansiedad asociados a la infertilidad.

En algunas situaciones, uno de los miembros de la pareja puede ayudar a frenar la ansiedad del otro. «Sin embargo, cuando ambos están ansiosos, la situación se vuelve más complicada. La combinación de no lograr el objetivo, buscar culpables y lidiar con la ansiedad crea un cóctel explosivo que deteriora la calidad de la relación».

Las fricciones que surgen y cómo abordarlas

Por ello recuerda que la construcción de una relación es una responsabilidad compartida entre ambos miembros, tanto en los momentos positivos como en los desafiantes. Sostiene que si a la pareja le va bien en cualquier aspecto de la vida, ambos tienen su parte de mérito. De manera similar, si a la pareja le va mal en algún ámbito, también es una responsabilidad que comparten.

En primer lugar, destaca que es fundamental dejar de lado la lógica de buscar un culpable o responsable, ya que esta mentalidad perjudica profundamente la relación. En cambio, es necesario trabajar en una mentalidad lógica que reconozca que aunque una pareja pueda lograr sus objetivos a lo largo de su vida juntos, no siempre tienen que alcanzarlos en los plazos establecidos.

«Una forma de abordar la ansiedad es comenzar la búsqueda sin estar pendientes del tiempo -advierte-. A menudo, la frustración puede aparecer después del primer o segundo intento fallido. Establecer un plazo, como un año, permite que la pareja se relaje durante ese período. Después de transcurrido el año, si no se obtienen resultados, se puede evaluar qué hacer a continuación. Esta estrategia de establecer un límite de tiempo alivia muchas tensiones en la relación. Es un componente fundamental para combatir la ansiedad asociada a los tres factores mencionados anteriormente», concluye.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios