Enero, temporada alta de divorcios y separaciones

Los expertos recomiendan acudir a mediación familiar antes de ir a la vía judicial

28/01/2020
Actualizado 29/01/2020 a las 08:21h.

Tras la imagen idílica e idealizada de las Navidades en familia se encuentra una cruda realidad, la de las estadísticas que demuestran que, año tras año tras estas fiestas (al igual que a la vuelta de las vacaciones de verano), se produce un incremento en el número de separaciones y divorcios. La experiencia en el ámbito del Derecho de Familia indica que este repunte es el resultado de un proceso largo que culmina con las tensiones que afloran durante el periodo navideño , en el que se intensifica la convivencia continua con la pareja, así como con las familias de ambos cónyuges. «Estas situaciones de tensión, que no se dan en el resto del año, pueden provocar en no pocos casos la disolución de una pareja o matrimonio. Podemos afirmar que enero es temporada alta para los abogados matrimonialistas », reconoce Alejandra García, socia directora de Garea Abogados .

Fechas especiales

De la misma forma se expresa Delia Rodríguez, socia directora y abogada de familia en la firma legal Vestalia Asociados , para quien, basándose en la experiencia de entrada de nuevas consultas legales, los periodos posteriores a las vacaciones son, sin duda, los que presentan mayores repuntes en cuanto al inicio de procesos de separación y divorcio se refiere. «Muchos padres y madres, de hecho, esperan a que pasen las fiestas navideñas para no tener que tomar medidas que estropeen a los niños estas fechas tan especiales durante la infancia, postergando su separación al fin de estas. Otros esperan al mes de febrero y a superar la famosa cuesta de enero, con sus excesos y sus gastos», asegura esta letrada.

Este primer mes del año es un momento delicado también, especifica Rodríguez, «en cuanto al incremento de procesos de ejecución forzosa por incumplimiento del régimen de visitas tras los periodos vacacionales, pues se generan multitud de conflictos en cuanto a las horas, lugares de entrega y recogida de los niños, sobre la dificultad en las comunicaciones con los pequeños por parte del progenitor que no está con ellos ese periodo o incluso la ocultación de paradero».

Muchos de estos desacuerdos que se producen entre los padres surgen, a juicio de esta letrada, «por la propia redacción ambigua de las sentencias, las cuales muchas veces no pueden recoger con detalle todos les escenarios que pueden darse, o no están adaptadas al caso concreto. Por eso nosotros siempre animamos a las familias a gestionar la separación por la vía amistosa, de forma responsable y sensata, pues es como hacer “un traje a medida” que nadie mejor que ellos conocen. La mediación podría ser una de las vías para conseguirlo ».

Sistema de mediación

«Siempre es recomendable acudir a un proceso de mediación antes de acudir a la vía judicial», corrobora Mariló Lozano, presidenta de la Asociación Nacional de Abogados de Familia (AEAFA) , para quien esta vía alternativa a la judicial para resolver conflictos supone «una alternativa muy a tener en cuenta en casos de disolución de matrimonios y separación de parejas ya que ofrece muchísimas ventajas, entre las cuales se encuentran los menores costes emocionales, de tiempo y económicos».

Porque el problema «no es divorciarse. Es hacerlo mal. Y la mediación es un proceso fundamental para resolver las discrepancias entre los progenitores, y también durante el ejercicio de la patria potestad (un cambio de colegio, de extraescolares, lugar de residencia...). Este sistema ayuda a que los padres decidan de mutuo acuerdo ese tipo de cuestiones. Lo que no puede ser es que los jueces se conviertan en los terceros padres y decidan si los niños cambian de colegio, si se operan... La mediación tiene aquí un papel fundamental para evitar la judicialización de las familias», concluye Lozano.