Tener la fiesta en paz cuando hay tensión con algún familiar invitado
Las reuniones navideñas generan gran ansiedad si hay que coincidir con personas que no son de nuestro agrado
Madrid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónUn año más, millones de familias se han reunido en Nochebuena y Navidad para celebrar estas fechas tan entrañables. O, al menos, así se presupone que debe ser. Sin embargo, hay quienes miran el calendario con gran recelo, e incluso ansiedad, al tener que ... volver a juntarse en Nochevieja, Año Nuevo y el día de Reyes por tener desavenencias con algún familiar. Pero, ¿por qué cuesta tanto acudir a una cita navideña si asiste alguien que no es de nuestro agrado?
Silvia Congost, psicóloga especialista en autoestima y relaciones, asegura a ABC que cuando hay alguien que no nos cae bien, «nos genera un gran malestar tener que estar en un espacio cerrado y pequeño con esa persona cerca. No podemos relajarnos ni ser nosotros mismos al cien por cien porque vamos a estar siempre pendientes de lo que haga o diga. Si no nos cae bien, suele ser porque ya hemos tenido algún capítulo incómodo en el pasado y eso, junto al hecho de vernos obligados a volver a compartir mesa, puede crearnos mucha ansiedad y rechazo«.
Reconoce que diariamente, incluso en el trabajo, es habitual tratar con personas que no son de nuestra simpatía, «la diferencia es que en una cena o comida navideña, aunque solo dure un par de horas, sabes en tu interior que no tienes por qué ir, y si acudes es porque te presiona la familia o la pareja. Si decides no asistir se van a enfadar, lo que supone una gran presión. Sin embargo, al trabajo nadie se plantea no ir para no cruzarse con una persona indeseable, sabes que no te queda otra y que económicamente necesitas el dinero. Además, en la oficina, aunque el entorno no sea muy amplio, hay muchos momentos en los que cada uno hace lo suyo y puedes abstraerte, pero encerrados en un comedor y sentados en una mesa familiar, es mucho más complicado«.
-
Abuelita, ¿cómo lo ves? «¡Yo no soy tu abuela!»
Laura Peraita
El hecho de que haya personas que en estas reuniones familiares resalten por ser especialistas en hacer comentarios dañínos de manera gratuita es, según Silvia Congost, porque están dolidas, han sido maltratadas, tienen trastornos de personalidad que hacen que no tengan ni una pizca de inteligencia emocional, de capacidad empática y mucho menos compasión. «Por eso lanzan esos dardos, y la persona que los recibe claramente lo pasa mal. Quien suelta este tipo de mensajes a veces no se da ni cuenta o, en el peor de los casos, hasta les produce placer. Son personas tóxicas que pueden desestabilizar mucho y que recomiendo tener lo más lejos posible«.
Los expertos de TherapyChat reconocen que es muy difícil estar en medio de una guerra declarada o encubierta «sobre todo cuando esta mala relación se produce entre tu pareja y tu familia y te hace sentir entre la espada y la pared. De hecho, esta situación suele generar un enorme desgaste emocional que, a la larga, puede pasar factura en la relación de pareja y familiar. Preguntas capciosas como '¿me quieres más a mí o a tu familia?' pueden hacer que te sientas presionado a elegir entre uno u otro bando. Pero no se trata de decantarse por uno de ellos –puntualizan– ya que puedes querer a varias personas a la vez y desear pasar tiempo junto a ellas sin que eso signifique que le concedes más valor a una u otra«.
«Solemos identificar el hecho de que mi pareja me acompañe, aun sin querer, como una muestra de amor por su parte, pero en muchas ocasiones tendríamos que ver el hecho de obligarle a que venga, con chantaje emocional, como un hecho de desamor por nuestra parte»
Silvia Congost añade que es importante que nuestra pareja entienda «cómo nos sentimos, la incomodidad, y las decisiones que tomamos en el caso de no querer asistir a una celebración familiar. Ante todo debe haber respeto, comunicación y la apertura suficiente para querer comprender esta postura. Y recordar siempre que si uno no quiere ir a esa reunión familiar tiene el derecho a decir no y eso no significa que no nos ame. Solemos identificar el hecho de que mi pareja me acompañe, aun sin querer, como una muestra de amor por su parte, pero en muchas ocasiones tendríamos que ver el hecho de obligarle a que venga, con chantaje emocional, como un hecho de desamor por nuestra parte«.
No obstante, si al final asisten todos los invitados, depende del carácter de cada uno entra más rápido o menos en una discusión. Todo depende, según Silvia Congost, de dónde pongamos el foco al analizar lo que está ocurriendo. «Si pongo el foco en mí, es decir, en lo injusto que es tener que estar allí, en aguantar esos comentarios, en el malestar que me crean, en que no se puede tolerar... lo más probable es que explote por todo lo alto. Si, en cambio, pongo el foco en el otro, trato de pensar en lo mal que lo debe haber pasado para convertirse en alguien así y tratar de esa forma a los demás, entonces conecto con la compasión y no me lo tomo como algo personal y me costará menos que me afecte. Eso sí, hay que vigilar el alcohol que tomamos porque hace que controlemos menos todo este proceso«.
Claves para manejar la situación
Prepararse mentalmente antes de ir
Tratar de conectar con la compasión. Aunque cueste, imagina lo que ha vivido esa persona en su pasado, en su infancia, lo mal que está por dentro para que se comporte así y te trate tan mal. Imagínate también a ti ante ella, con total tranquilidad y seguridad. Comportándote con elegancia y tratando de mantenerte lo más lejos posible de ella.
Saludar lo antes posible
Cuando llegue el momento del encuentro, salúdala lo antes posible, no lo postergues. Quítate de encima rápido ese primer saludo educadamente, y posteriormente, intenta situarte lo más lejos posible de ella (asegúrate que no te sientas a su lado ni tampoco delante en la mesa).
Tener respuestas preparadas
Si hace algún comentario, ya sea en público o en privado para provocarte, desacreditarte o humillarte, ten alguna respuesta preparada del tipo «lo siento, hoy no voy a entrar en tu juego» o «lo siento, no estoy de acuerdo, pero no pasa nada».
Apostar por la fórmula de contacto cero
Céntrate en que lo mejor es hacer 'contacto cero', aunque esté en la misma habitación; es decir, no hacerle caso ni tomarte nada de lo que diga o haga como personal. No se trata de que si te pregunta algo no le respondas o mires hacia el otro lado, pero sí de que intentes mantener distancia a todos niveles.
Rodearse de personas afines
Trata de rodearte de otras personas con las que sientas verdadera comodidad y te aporten seguridad y bienestar. Busca la complicidad con ellas, su compañía y su protección.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete