¿Sufrirán algún trauma los niños que han sobrevivido 40 días perdidos en la selva?

Resulta difícil de explicar cómo sobrevivieron durante un mes sin apenas comida ni agua pero los niños encontraron su propia fórmula para alimentarse. Hoy se recuperan en el Hospital Militar Central de Bogotá y según Adriana Velásquez, subdirectora del estatal Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), los menores «están muy bien de ánimo, han estado coloreando, dibujando. Les encanta conversar (....) tienen muy buena disposición».

Sin embargo, no hay que olvidar que han sido los únicos supervivientes del accidente aéreo en el murió su madre y otros dos adultos. Además, se desconoce de momento con quienes se irán a vivir los pequeños pues los abuelos maternos reclaman la custodia debido a la polémica que rodea al padre de los dos hermanos menores, Manuel Ranoque, quien supuestamente maltrataba al grupo, lo que éste niega.

Para empezar a entender cómo estos cuatro niños sobrevivieron 40 días perdidos en la selva, conviene recordar que los hermanos pertenecen al pueblo Huitoto, originario de la Amazonía. «Son niños indígenas y conocen muy bien la selva. Saben qué comer y qué no. Lograron sobrevivir gracias a eso y a su fuerza espiritual», dijo a la AFP Luis Acosta, quien participó en las operaciones de búsqueda representando a la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC).

«Es muy importante tener ese factor en cuenta», explica a ABC Sara Laguna, psicóloga experta en emergencias y catástrofes por el Consejo Oficial de la Psicología en España y miembro del grupo de emergencias y catástrofes del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid. «No habrían sobrevivido de no ser así -continua-. La supervivencia en este tipo de casos dependen mucho de las experiencias previas que uno tiene y de sus habilidades».

En cuanto a los traumas que los niños puedan desarrollar, la experta insiste en que «es un poco pronto para hablar de ello pues no sabemos cuáles son las características de la personalidad de los menores». Sí está claro que lo que han vivido se enmarca dentro de lo que los profesionales califican de eventos vitales y que, en general, pasan factura. Pero más que el hecho de haber sobrevivido en un hábitat que ellos conocen, explica Laguna, no hay que olvidar que han convivido con el cadáver de su madre. «Ese factor es más importante que el hecho de haber sobrevivido en la selva», puntualiza.

Convivir con el cadáver de un ser querido, es una experiencia que marca pero «todo dependerá de la persona y de su repertorio de habilidades psicológicas cercanas», comenta Laguna. «También hay que tener en cuenta que el concepto que tenemos en Occidente de muerte no es el mismo al que tienen ellos. Por eso, creo que es prematuro y arriesgado predecir cómo les va a afectar lo vivido a estos niños porque todo depende de la cultura en la que te has criado, de tus habilidades psicológicas, de las estrategias de afrontamiento que desarrolles...».

Con respecto al rol de líder de grupo que asumió Lesly, la experta comenta que «aunque en crisis se nos suelen romper los roles que adquirimos, esta vez no ha sido así y quizás pueda deberse a lo que le han enseñado».

Y es que las diferencias entre la comunidad indígena y Occidente son inmensas. Por eso es difícil de predecir ahora mismo qué pasará con los menores, insiste la experta. «Veremos qué sucede una vez se normalice todo porque no hay que perder de vista su situación personal, con el padre y los abuelos, y va a haber una ruptura con lo que han estado viviendo y con lo que les espera. Todo ello acompañado del ruido mediático», concluye.