Móviles y menores: estas son las últimas conclusiones que «deberían tranquilizar a los padres»

Una nueva investigación detalla que riesgo por el uso de pantallas en los menores es muy pequeño. Al mismo tiempo, 1 de cada 4 progenitores reconoce que no ha hablado nunca con sus hijos sobre ciberseguridad

«Dar el primer móvil no depende de la edad del menor, sino de su madurez»

Justo en un momento en el padres y madres se están alineando para retrasar la entrega del móvil hasta los 16 años, la revista 'Nature Human Behaviour' ha publicado 'Una revisión general de los beneficios y riesgos asociados a la interacción de los ... jóvenes con las pantallas' ('An umbrella review of the benefits and risks associated with youths' interactions with electronic screens), cuyas conclusiones «deberían tranquilizar a los padres», según ha declarado Taren Sanders, investigador de la Universidad Católica de Australia y autor principal de la investigación.

Entre las buenas noticias que desvela el metaanálisis (es decir, entre todas las investigaciones que se han ido publicando en inglés sobre el tema: 2.451) es que la influencia general de las pantallas en los menores es pequeña (por ejemplo, en aspectos relacionados con la depresión, el aspecto físico, el sueño o la alfabetización). «Casi todos los resultados tenían correlaciones inferiores a 0,2 que es más o menos lo mismo que la correlación entre altura e inteligencia -explica Sanders-. Esto no significa que el efecto en un niño concreto sea siempre tan pequeño, sino que, de media, la relación es mínima».

Otro de los aspectos a destacar es que que «el uso que hacen los niños de las pantallas es importante». Este es precisamente un aspecto sobre el que también insistía Laura Cuesta Cano, especialista en educación digital, en una reciente entrevista con ABC: «El problema no es darles un móvil o una tableta, sino qué tipo de actividad hacen ante la pantalla y durante cuánto tiempo».

Tal y como recuerda Sanders, «la televisión es una forma de pantalla que ha preocupado a los padres durante más de medio siglo. Descubrimos que ver la televisión en general se asociaba a un peor rendimiento académico y menor capacidad de lectura y escritura. Nuestro estudio no establecía límites de tiempo, pero halló una relación lineal. Es decir, cuanta más televisión veía un niño, peor era su capacidad de lectura y escritura».

Tipo de actividad

Sin embargo, «cuando el programa era educativo o si el niño lo veía con uno de sus padres, descubrimos que había un beneficio para su alfabetización. Esto se debe probablemente a que los padres tienen la oportunidad de hablar o preguntar sobre lo que están viendo con sus hijos», desarrollando así «las habilidades lingüísticas» de los menores.

Para los investigadores, el estudio deja claro a los progenitores que deberían «centrarse en lo que los niños están haciendo realmente en las pantallas. Hay que orientarlos hacia aplicaciones educativas, programas de televisión y videojuegos. Pero no todo puede ser educación -puntualizan-: los niños también necesitan tiempo para el ocio. Y si ves este tipo de contenido con tu hijo, también puede ser beneficioso».

Pero no todo resulta beneficioso. Los autores de la investigación descubrieron también que «algunas formas de tiempo frente a la pantalla se asocian sistemáticamente con daños y no aportan beneficios. La principal de ellas eran las redes sociales, asociadas a la depresión, la ansiedad y la asunción de riesgos».

Y es que encontraron «una relación entre cuanto más tiempo pasaba un niño en las redes sociales, más probabilidades tenía de sufrir un problema de salud mental». Algo que choca, sin embargo, frontalmente con lo que ha ya dicho la Asociación Americana de Psicología (APA): «El uso de las redes sociales no es intrínsecamente beneficioso o perjudicial para los jóvenes. La vida online de los adolescentes refleja y repercute en su vida offline. En la mayoría de los casos, los efectos de las redes sociales dependen de las propias características personales y psicológicas de los adolescentes y de sus circunstancias sociales, que se entrecruzan con el contenido, las características o las funciones específicas que ofrecen muchas plataformas de redes sociales. En otras palabras, los efectos de las redes sociales dependen probablemente de lo que los adolescentes pueden hacer y ver en línea, de sus puntos fuertes o vulnerables preexistentes y de los contextos en los que crecen».

The Lancet ya alertó en 2019 a «la necesidad de una investigación adaptada y metodológicamente rigurosa sobre la salud mental de los jóvenes en relación con el mundo digital».

A pesar de todo ello, los investigadores recuerdan igualmente que la actividad física es vital. «Independientemente de las actividades frente a la pantalla que decidas permitir, recuerda que la mayor parte del tiempo frente a la pantalla es sedentario. Pasar mucho tiempo sentado no es bueno para los niños (¡ni para los adultos!), por lo que es importante interrumpir estos periodos con movimiento», dice Sanders. «En última instancia -continua-, el factor más importante para el desarrollo infantil es la calidad de la crianza. Estar presente, pasar tiempo de calidad y crear un entorno afectuoso es lo que realmente marca la diferencia para los niños. Tú eres, y no la pantalla, lo más importante para la salud mental y física de tu hijo».

El papel de la familia

En este contexto, las familias juegan un papel fundamental. Según el estudio 'Ciberseguridad y Convivencia escolar', elaborado por Gaptain en 2020, el 52% de los menores afirma que sus padres nunca o casi nunca les hablan sobre el uso de internet, frente al 37% de los países europeos.

Al mismo tiempo, el 75% de los progenitores cree que sus hijos no tienen la información suficiente para hacer un uso responsable de Internet, según el informe 'Estar en línea: niños y padres en Internet', realizado por la firma de seguridad Kaspersky el pasado mes de octubre. Es tarea de los adultos educar a los menores en el uso de las nuevas tecnologías. Sin embargo, uno de cada cuatro padres reconoce que no ha hablado nunca con sus hijos sobre ciberseguridad a pesar de que casi la mitad de los niños (47%) en España tiene su primer contacto con un dispositivo conectado antes de cumplir los 7 años, aunque sea solo para ver dibujos, y un 39 por ciento tiene su primer dispositivo con menos de 11.

Por ello, Kaspersky subraya la importancia de que padres e hijos vayan alineados en lo que a un uso seguro y responsable de internet. Sin embargo, el 26% de los progenitores admite no tener suficiente información para explicarles a sus hijos cómo hacer un uso seguro y responsable de la Red. Así, no es de extrañar que los menores no tengan reparos en hablar con desconocidos por cualquier aplicación o que compartan, sin saber, datos personales en una red social.

«Los menores son un blanco fácil para los ciberdelincuentes ya que, sobre todo en el caso de los más pequeños, no cuentan con los conocimientos o recursos necesarios para saber cuándo se encuentran ante un software malicioso o en una situación de peligro. Esto les hace más vulnerables», explica el responsable de Investigación de Seguridad de Kaspersky, Marc Rivero.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios