La madre que exige educación financiera en los colegios: «Si hacer la renta es una obligación, que formen a los niños»

La realidad es que Beatriz, residente en Montealegre (Albacete), no se equivoca. Según el último informe PISA, los estudiantes españoles están por debajo de la media de la OCDE en conocimientos financieros. En concreto, los jóvenes de nuestros país han descendido seis puntos con respecto a la edición de 2018, obteniendo 486 puntos, 12 menos de la media europea (498). Pero no son los únicos.

«Es verdad que las nuevas generaciones están muy perdidas pero... ¿sabes cuánta gente de 60 años está hoy en situaciones muy delicadas económicamente a pesar de que llevan toda vida trabajando?», cuenta Amalia Guerrero, experta en finanzas personales y autora de libros como 'En casa las cuentas claras' y 'Finanzas y niños'. «Desgraciadamente, tengo alumnos de este tipo porque la realidad es que no deberían estar en esta situación, sino disfrutando de la vida tranquilamente».

Beatriz y su familia llevan un par de años complicados. «Me quedé viuda hace un año y medio», cuenta. La pérdida de su marido ha hecho que ella y sus dos hijos, Alicia, que ha hecho Biotecnología, y Dimas, ingeniero informático, tengan que afrontar una realidad que desconocían: el papeleo y la burocracia. «Es lo peor del mundo. Te cuesta muchísimo enterarte de las cosas, interpretar los contratos... ¿Por qué un banco te cobra por cerrar una cuenta o quitar a uno de los titulares porque ha fallecido?», se pregunta.

Además, «la renta de este año la hemos tenido que hacer de manera diferente -continúa-. Enfrentarte a todo ello sin conocimiento hace que sea más complicado si cabe y es lo que provoca que tengamos que acudir a gestores, abogados y demás expertos porque no sabemos. Entiendo que todos estos profesionales tienen que trabajar y acuden a ellos quienes se lo pueden permitir. Pero, ¿qué pasa con los demás? La declaración de la renta no es un capricho, el Estado nos obliga a hacerla y me parece muy bien porque tenemos que pagar impuestos. Pero si te equivocas o la haces mal... ¡Multa! Es una formación vital que deberían impartir en la ESO. La sociedad avanza pero las asignaturas educativas no van a la par. Hay un desfase que se debe solventar».

Guerrero, de hecho, apunta en la misma línea: «Iniciativas como la de Beatriz son fantásticas y necesarias porque la educación financiera es vital, pero tenemos un sistema educativo obsoleto. El dinero lo usamos toda la vida y nadie nos prepara para saber cómo gestionarlo, dónde invertir, cómo ahorrar...».

Saber si la declaración es mejor hacerla conjunta o por separado, ser capaces de interpretar nuestra propia cuenta bancaria o firmar un contrato de trabajo o de alquiler son cuestiones que atañan tanto a jóvenes como mayores. «La información nos hace libres, pero la falta de conocimiento nos vuelve vulnerables. Y esto es la pescadilla que se muerde la cola: si los padres no tenemos este conocimiento, no se lo podremos transmitir a nuestros hijos. Pero nunca es tarde para romper con esto, conocer nuestros derechos y evitar que puedan abusar de nosotros o que nos engañen», asegura la progenitora

«Hemos normalizado el endeudamiento. ¿Cuánta gente tiene un móvil de alta gama y no tienen dinero?», ejemplifica Guerrero. «Por eso, el que no ha hecho sus deberes, tiene muchos microcréditos, se ve incapaz de ahorrar... y por eso, en España, tenemos unos niveles altos de endeudamiento y morosidad».

Invertir esta tendencia es posible. «Ahora que a muchas personas Hacienda les va a devolver la renta, que no se lo gasten todo en las vacaciones de verano», advierte la experta en finanzas. «Una parte, hemos de destinarla al ahorro y cancelar deudas y la otra, si quieren, para esos días. Es tan importante disfrutar como mantener el equilibrio».

Y los jóvenes que este verano se empleen por primera vez, «que practiquen el preahorro desde la primera nómina», aconseja Guerrero. «Se trata de destinar una parte del salario al ahorro -explica-. Es la diferencia entre tener algo y no tener nada y poder afrontar los gastos imprevistos sin tener que endeudarse o pedir un préstamo».

Este práctica, advierte, «es la que todo el mundo debería tener como habitual cada mes: si destinamos a una cuenta de ahorro (si es remunerada, mejor) una parte del salario, tendremos tranquilidad financiera. Págate primero a ti mismo», puntualiza. «Y, al mismo tiempo, fórmate», ordena de manera amigable y esperanzada porque, por su experiencia, cada vez son más los que acuden a expertos como ella.