Conciliación
«Es inadmisible imponer a los niños los horarios de los adultos»
César Martín Izquierdo, nuevo presidente de ARHOE, señala que «es un error de base partir del ámbito educativo para solucionar un problema que es laboral». Asegura que «el uso racional e inteligente del tiempo ayudarían enormemente a revertir la actual situación»
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César Martín Izquierdo, presidente de ARHOE
César Martín Izquierdo es el nuevo presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE). Fue el pasado verano cuando resultó elegido, recogiendo así el testigo de José Luis Casero tras expirar su mandato después de casi 8 ... años al frente de la entidad.
Tras las vacaciones de verano, y casi recién aterrizado en el cargo, «aunque aún estoy haciéndome porque son muchas cosas», reconoce, ABC entrevista a Martín Izquierdo para hablar sobre los retos de la entidad y cómo conseguir que se implanten soluciones reales de conciliación y horarios en la sociedad.
- Muy poca gente le conoce. ¿De dónde viene?
Soy un apasionado de la gestión de personas. He desarrollado mi carrera en el ámbito de los recursos humanos en distintos sectores como el industrial, el de la restauración o del asesoramiento jurídico. Actualmente soy director de satisfacción y compromiso de Reale Seguros, donde la medida más representativa es quizás la jornada continua para padres y madres con hijos de hasta cinco años sin reducción de salario. O, por ejemplo, el hecho de que la jornada de verano empiece en primavera y acabe en otoño, además de otros 15 días al año de jornada continua. También hay dos días de teletrabajo a la semana. Los viernes también tenemos jornada continua, contamos con ayudas a la dependencia de mayores... Tenemos medidas que no son habituales en otras compañías.
- ¿Por qué ARHOE?
Conocí a la entidad hace más de diez años, por mis funciones de RR.HH., y comencé a colaborar con ellos porque tanto personal como profesionalmente había una afinidad y compartíamos una visión y unos valores: el convencimiento de que el tiempo y los horarios pueden gestionarse de otra manera diferente a la habitual.
- ¿Cuáles son sus objetivos durante este mandato?
Fundamentalmente dos. Por una parte, continuar apostando por la supresión del cambio horario estacional y por unos horarios más racionales a través de una labor didáctica, explicando a la ciudadanía los importantes beneficios que estos cambios provocarían en nuestra salud y calidad de vida. En este sentido, nuestro objetivo es ganar notoriedad, que nuestro mensaje cale en toda la sociedad, acercándonos a los jóvenes pero también a otros colectivos que suelen ser los grandes olvidados, como los niños, los desempleados o los jubilados.
El segundo es intensificar nuestro acercamiento al ámbito de los recursos humanos, puesto que entendemos que la empresa es un eje fundamental para la conciliación de la vida personal y laboral. Estamos, además, en un momento especialmente relevante porque el mercado laboral está sufriendo una importante transformación. Y creo que nuestro discurso encaja perfectamente con muchos de los nuevos retos que se plantean como son el teletrabajo, la desconexión digital o el bienestar del empleado.
«Vamos a seguir apostando por la supresión del cambio horario estacional y por unos horarios más racionales y queremos acercarnos más al ámbito de los recursos humanos»
- En declaraciones suyas, ha comentado que asume la presidencia «con la firme convicción de que AHROE es la entidad de referencia para conseguir optimizar la gestión del tiempo en nuestro país, de manera que ésta redunde en la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía, la conciliación de los trabajadores y la productividad de las empresas». Esto, en la práctica, ¿en qué se traduce?
Efectivamente. Por una parte considero que ARHOE es un referente porque lleva casi 20 años poniendo en valor el adecuado uso del tiempo como un concepto fundamental de la vida. Por otra parte, es evidente que la mayor parte de la ciudadanía española no está satisfecha con su conciliación y esto redunda en que cada vez hay más separaciones y divorcios, porque no tenemos tiempo que dedicar a nuestras parejas; la tasa de natalidad en España es de las menores del mundo, porque las familias no tienen tiempo y carecen de las condiciones necesarias para ello; y nuestra tasa de abandono escolar, una de las más altas de Europa, también se debe a que los padres no tienen tiempo de calidad para para dedicar a sus hijos.
Estamos absolutamente convencidos de que el uso racional e inteligente del tiempo ayudarían enormemente a revertir esta actual situación que creo que no le gusta a casi nadie. Esto repercute a la dimensión social con, por ejemplo, la supresión del cambio de hora estacional o anticipando el 'prime time' televisivo, como al ámbito laboral, a través, por ejemplo, de la flexibilidad horaria, y el personal, con un uso responsable de la tecnología o apostando por la corresponsabilidad.
- Si pudiera dar una medida para que se pusiera ya en marcha, ¿cuál sería?
Más que medida, quizá sea necesario un pacto social en esta materia, es decir, establecer unas reglas de juego comunes que ayuden luego a llevarlo a cabo de una manera más sencilla al ámbito empresarial o al personal.
- La empresa juega un papel clave...
«El uso racional e inteligente del tiempo ayudarían enormemente a revertir la actual situación que no gusta a casi nadie»
Sí. De hecho, diría que es un eje vertebrador por el importante impacto que tienen los horarios laborales en la mayor parte de la ciudadanía. Por ejemplo, apostar por una orientación al cumplimiento de los objetivos frente al presentismo o el liderazgo que permita la autogestión del tiempo de cada persona, son elementos claves para progresar en este sentido. Pero el más importante, sin duda, es apostar por una cultura del cuidado de las personas, es decir, empezar por tener unas empresas más humanas. De nada sirve tener decenas de medidas de conciliación si luego el empleado no puede disfrutarlas 'porque a mi jefe no le va a gustar' o si su disfrute va a penalizar, por ejemplo, su desarrollo profesional.
El objetivo es que las empresas sean más eficientes e incrementen su productividad, permitiendo conciliar a sus trabajadores, independientemente de cuáles sean sus necesidades personales o familiares. Es una cuestión de corresponsabilidad entre empresa y trabajador. Si el trabajador está satisfecho, porque sus condiciones laborales le permiten tener una vida personal y profesional plena, estará más comprometido con su organización y su desempeño será mayor. Tengo la suerte de trabajar en una empresa que apuesta por este modelo y donde además medimos el retorno de esta inversión en conciliación. Con lo cual, estoy absolutamente convencido de que funciona.
Además, las empresas que no vayan en este sentido van a perder gran capacidad de atracción de talento y de fidelización.
- Familia y conciliación: qué bien suena pero la realidad es una cosa y la teoría es otra.
Aclarar que la conciliación no es solo un derecho familiar sino personal. Afortunadamente, el concepto de conciliación ha evolucionado en los últimos años y abarca a cualquier singularidad individual y a cualquier tipo de familia. El hecho de que una gran parte de las empresas no apuesten por medidas de flexibilidad, provoca que la mayoría de las familias tengan muchas dificultades para conciliar y esto no afecta sólo al clan en sentido estricto, sino amplio, porque al final lo que estamos consiguiendo es que también nuestros mayores tengan que asumir, o mejor dicho, no tengan más remedio que asumir el cuidado de los nietos.
Por eso creo que más que segmentar desde el punto de vista generacional, es importante atender a las particularidades y que la propuesta de conciliación de una empresa a sus empleados sea segmentada y, si es posible, personalizada a través de la cultura en dos sentidos: uno con carácter general, con independencia de la situación personal; y, por otra parte, es fundamental que cuando haya una situación especialmente sensible, una persona pueda tener medidas de conciliación específicas. Cuando una empresa es capaz de dar ese tipo de soluciones a sus empleados, estos lo devuelven con creces.
«La conciliación no es solo un derecho familiar sino personal»
- La mujer es la más perjudicada en todo esto. ¿Cómo acabar con esta situación?
La igualdad del acceso a la educación y fundamentalmente la incorporación de la mujer al mercado laboral generaron un reconocimiento igualitario a nivel legislativo pero luego, en la práctica, no ha tenido un reflejo en el ámbito laboral y doméstico. El hecho de que sea la mujer quien solicite la práctica totalidad de las excedencias por cuidado de familiares, que tres de cada cuatro contratos a tiempo parcial pertenezcan a mujeres o que la tasa de desempleo o la tasa de abandono del mercado laboral, debido a la imposibilidad de conciliar, sean sensiblemente superiores a la del hombre, son una muestra de que algo pasa.
Los avances legislativos, como la reciente equiparación de los permisos de maternidad y paternidad, son positivos pero la solución también pasa por otras opciones. En primer lugar, en el ámbito empresarial y fundamentalmente a través de la negociación colectiva. El desarrollo de medidas de conciliación es clave puesto que nos hace más iguales y genera las condiciones necesarias para que la corresponsabilidad sea posible y real. Para lograr este último aspecto, es necesaria una mayor sensibilización social hacia la misma. El peso de los cuidados no puede seguir recayendo principalmente en la mujer, puesto que ese desequilibrio genera, por ejemplo, que las españolas dediquen más de dos horas al día que los hombres al hogar y a la familia, lo cual es absolutamente inaceptable.
- ¿Es compatible trabajar 40 horas a la semana con esa conciliación?
Una pareja que necesite cuidar de sus hijos o mayores que trabajen 40 horas a la semana, es prácticamente imposible. Yo creo que la primera cuestión a plantear es si es necesario trabajar 40 horas semanales. España fue el primer país del mundo, hace más de un siglo, que consiguió tener una jornada laboral de ocho horas. Sin embargo, en las últimas décadas no ha habido avances significativos en este sentido, a pesar de las mejoras tecnológica o de la incorporación de la mujer al mercado laboral, entre otros factores.
En la mayoría de los países de nuestro entorno se trabaja menos horas, siendo su productividad mayor. En este punto, seguro que impacta negativamente el hecho de que España tenga un huso horario que no le corresponde, que nuestro salario no sea de los más racionales, ya que esto genera, entre otras muchas consecuencias no deseadas, que tres de cada cuatro españoles no duerma lo suficiente. Y eso afecta al descanso y a la productividad.
Y en el fondo, el debate no sé si debe estar en cuántas horas trabajamos, sino en cómo se trabaja esas horas. Si se apuesta por unas condiciones de trabajo de calidad que incluya fórmulas de flexibilidad espacial y temporal, la conciliación sería perfectamente posible.
- Me comentaba recientemente la profesora de una escuela infantil que tiene niños que pasan más horas que ella en el centro. Ha habido una propuesta política de adelantar el inicio del curso escolar al 1 de septiembre y abrir los colegios públicos 11 meses al año, de 07:00 a 19:00 horas. Un horario ampliado que, por cierto, las familias tienen que pagar. ¿Es la solución adaptar las jornadas escolares a las laborales? ¿Imponemos a los niños nuestro ritmo de adultos? ¿Nadie se para a reflexionar sobre esto?
Evidentemente, es inadmisible imponer a los niños los horarios de los adultos. La escuela debe cubrir las necesidades educativas de los menores, no las necesidades laborales de sus padres. Si hubiese unos horarios que permitiesen a los padres recoger o atender a los hijos al salir del colegio, se evitarían que quedasen desatendidos mientras trabajan, que además esta circunstancia está estrechamente relacionada con el fracaso escolar. Aquí la solución pasa porque los agentes sociales pacten, que tengan un acuerdo social al respecto, entre otras cuestiones, una que permita armonizar los horarios laborales y los escolares.
Creo que es un error de base partir del ámbito educativo para solucionar un problema que es laboral. No es muy razonable que un niño pueda pasar 12 horas en un centro escolar porque los colegios no son centros asistenciales, ni lugares donde 'aparcas' a un menor mientras trabajas. Además, el hecho de alargar la jornada de los niños puede generar un efecto contrario: que los padres, al no tener problema para recogerles, alarguen esa presencialidad en la empresa.
Por otra parte, es un problema estructural, no solo de unos días en septiembre, y tampoco estamos racionalizando los horarios con ninguna de estas medidas. Conciliar significa, entre otras cosas, pasar más tiempo con los hijo y ninguna de esas medidas está contribuyendo a ello.
La solución no puede pasar por políticas públicas improvisadas. Es necesario estudiar cualquier propuesta, valorar muy seriamente sus consecuencias y dialogar y llegar a acuerdo con todas las partes involucradas, que no es un poco.
«Los colegios no son centros asistenciales, ni lugares donde 'aparcas' a un menor mientras trabajas»
- ¿Tiene España algo de bueno en materia de conciliación?
Como he comentado antes, España empezó muy bien hace un siglo, pero la verdad es que últimamente no hay muchos motivos para estar satisfechos ni desde el punto de vista de condiciones laborales, puesto que cuando lo comparas con otros países de la Unión Europea, la situación es desoladora, como desde el punto de vista de horarios, ya que datan de los años 40.
El Parlamento Europeo hizo una encuesta en 2018 sobre el cambio horario a todos los europeos y el 80% pidió eliminarlo. Y ahí se ha quedado. No parece que haya una voluntad real de cambiar las cosas pero España no se puede permitir seguir con el cambio de hora.
- ¿En qué países puede fijarse España en materia de conciliación?
No sé si tiene mucho sentido buscar referentes porque España, incluso dentro de la Unión Europea, por su modelo productivo, es bastante especial porque hay sectores como el turismo, el comercio o el ladrillo en los que conciliar es especialmente complicado cuando la cuestión económica no es buena.
Desde el punto de vista horarios, hasta EE.UU. va a suprimir el cambio horario desde el año que viene. A ver si eso anima a la Unión Europea a seguir el mismo camino, que sería un paso.
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Desde el punto de vista de conciliación, yo creo que es un tema que tiene que pasar por un pacto social para poder llegar a acuerdos. Pero es perfectamente posible generar unas condiciones generales donde sea mucho más sencillo conciliar porque, la situación actual, es muy mejorable.
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