Derechos digitales: crecen las familias que se niegan a ceder las fotos de sus hijos
Alegan que no autorizar la toma de imágenes en campamentos de verano o inscripciones de colegios da lugar a situaciones injustas
Desde Derechos Digitales de los Menores advierten a los padres de que «deben saber que no están obligadas a autorizar la toma y el uso de las fotos que se hagan de sus hijos»
«En la escuela donde matriculé a mi hija no consentí la publicación de imágenes en redes sociales y la reacción del centro fue apartar a mi hija de la función de fin de curso y bajarla del escenario» o «mi pequeño llegó a casa ... con una cruz pintada en la mano con rotulador negro para poder diferenciarlo durante la actividad de los otros niños cuyos padres sí habían autorizado la toma fotos». Y así, un sin fin de quejas han sido recogidas por la asociación Derechos Digitales de los Menores (Drets Digitals dels Menors)
Crecen las familias que se niegan a ceder los derechos de imagen de sus hijos. Campamentos de verano, inscripciones escolares para el curso que viene... Entre los formularios que hay que completar cuando se inscribe a un menor se encuentra uno que muchos padres «rellenan prácticamente sin leer o bajo presión», apunta Mireia Torres Sacristán, portavoz de la entidad catalana. Se trata, explica, «del papel que hace referencia al uso que se hace de las imágenes que se toma de los menores durante su estancia en los campamentos estivales o a lo largo de su escolarización en los centros educativos y que están obligados a entregar por la Ley de Protección de Datos».
Ante la duda
Las familias, advierte Torres, «deben saber que no están obligadas a autorizar la toma y el uso de las fotos que se hagan de sus hijos». Pero sobre todo, recuerda, si deciden hacerlo, «deben preocuparse por conocer qué uso se da a esas imágenes cuando firman el consentimiento». Desde Derechos Digitales de los Menores animan a los padres a preguntarse «qué se hace con esas fotos luego».
Muchas veces, recuerda esta portavoz, «acaban publicadas en redes como Facebook o Instagram, donde se ve a niños a menudo identificables, ya que en ocasiones se llega a publicar el nombre y el curso». Como madre, explica Torres Sacristán, «me preocupan especialmente las consecuencias que puedan tener en el futuro la publicación de estas imágenes, porque dependiendo de las edades puede suponer material para el bullying o causar problemas psicológicos a los menores. También me parece innecesario el riesgo que conlleva el publicar tantos datos personales y su posible uso para grooming». «Si se trata de no crearles un pasado digital, o de protegerlos de otras cuestiones –reflexiona esta experta– , pero luego se puede ver su foto en abierto, tenemos que tener claro que se la puede descargar cualquiera y darle el uso que considere». Y, añade, «¿qué pasa si tu hijo cuando crezca no se siente cómodo con lo que hay publicado de forma pública en redes?».
De hecho, remarca esta mujer, «tomar fotografías solo tendría sentido si tienen una finalidad puramente educativa pero, si no la tiene, no haría falta tomarlas. Para compartir imágenes de otro tipo Protección de Datos ya indica que hay que usar canales privados. Las redes sociales no deben ser, por tanto, un canal prioritario entre el colegio y las familias. Es verdad que pueden ser muy útiles para comunicar actividades, mostrar el producto de sus trabajos, etc., pero se puede informar o representar perfectamente sin mostrar las caras de los niños. Y, sobre todo, sin necesidad de presionar a la gente que no quiere».
Es más, reconoce, «a la gente que quiere preservar la privacidad de su hijos también le gusta ver fotos suyas y queremos tener recuerdos de su paso por el colegio. Pero estos se pueden enviar por canales privados, que es lo que dice la normativa. La cuestión es que mucha gente ha dejado de ver la diferencia entre tomar una foto y publicarla, y todavía te pregunta: ¿si no firmas, para qué quieres que se hagan fotos? Pasas a ser el raro, el que no quiere, o tiene que explicarse continuamente... Hace falta mucha pedagogía», concluye.
LAS RAZONES DE LOS PADRES EN CONTRA
Alegan
-Entre los motivos que exponen desde la plataforma Derechos Digitales de los Menores que al subir una imagen a las redes sociales se ceden los derechos de explotación de esas imágenes a las plataformas
También advierten
-Que esas fotografías, una vez publicadas en internet, se las puede descargar cualquiera y darles el uso que considere. ('Sexting', 'grooming', acoso o ciberbullying...)
Prefieren
-Que sean sus hijos los que en el futuro tengan el control de su huella digital, es decir, para no crearles un pasado digital con el que puede que no estén a gusto.
Miedos
-Temen que se confiera un fin publicitario a las fotos, o que trasciendan los datos personales que en ellas se publican.
Importante recordar
-En la Red existen otro tipo de empresas que se dedican a crear perfiles a través de reconocimiento facial de imágenes que rastrean por todo internet.
RECOMENDACIONES A LOS CENTROS
Fin pedagógico
-Desde la plataforma Derechos Digitales de los Menores recuerdan que la escuela debería captar imágenes sólo con finalidad educativa u orientadora fin pedagógico.
Las fotografías
-Las imágenes que se capten de los niños deben ser transmitidas a las familias por canales privados.
Ningún niño
-Puede ser tratado de forma diferenciada (por ejemplo, siendo apartado de las actividades) por el simple hecho de que la actividad incluya captación de imágenes.
Si no hay autorización
-El centro escolar debe tomar medidas para que estos menores no sean identificables (pixelar las caras de los pequeños, por ejemplo).
Los centros educativos
-Deben transmitir los valores de la privacidad. Los colegios deben ser referente para las familias.