¿Deberían los padres dejar de beber alcohol delante de sus hijos?
Varios expertos en adicciones señalan cómo afecta que muchos menores crezcan en entornos en los que se normalizan conductas adictivas y modelos de ocio que pueden afectar su futuro
«El 54% de los padres saben que sus hijos beben alcohol, pero hacen la vista gorda»
Madrid
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Iniciar sesiónLo tenemos normalizado. El alcohol forma parte de la vida de la mayoría de las personas en cumpleaños, bodas, comuniones... o al quedar para charlar un rato con amigos una tarde cualquiera. Desde muy pequeños, desde bebés, los niños son testigos del consumo de bebidas ... alcohólicas que hacen sus padres y adultos de referencia.
Los expertos en adicciones coinciden al asegurar que no se trata de criminalizar el ocio adulto, sino de reconocer que los entornos moldean a los menores. «La mayoría de las personas con adicciones no comenzaron cuando probaron una sustancia -asegura Adrián Gallardo, director terapéutico de Esvidas-. Empezaron mucho antes, aprendiendo que el alcohol es parte de cualquier celebración o que evadirse de esta manera está permitido».
Guillermo Acevedo, socio fundador y director de este centro, insiste a ABC que la normalización social del alcohol en celebraciones es una realidad cultural profunda en España. «Como profesionales en tratamiento de adicciones, recomendamos abordar esta presión desde la educación temprana. Es fundamental explicar a los hijos que el alcohol no define la celebración ni es necesario para la diversión. Como padres, se pueden modelar alternativas: brindar con agua, destacar otros aspectos de la festividad, y enseñar que decir 'no' es una elección válida y respetable. La clave está en desmitificar la idea de que sin alcohol no hay celebración auténtica«.
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Laura Peraita
¿Hay que evitar beber alcohol delante de los hijos? ¿Dejar de ir a estas celebraciones?
No se trata de eliminar completamente el alcohol del entorno familiar, sino de demostrar un consumo consciente y responsable. Los padres pueden beber ocasionalmente delante de sus hijos si lo hacen con moderación, explicando sus decisiones y manteniendo el control emocional.
Sin embargo, si el consumo sirve como mecanismo de evasión, genera conflictos familiares, o se produce de forma habitual, es necesario reconsiderar estos patrones. Los niños aprenden más de lo que observan que de lo que les decimos. El modelo que ofrecemos debe ser coherente con los valores que queremos transmitir.
¿Cómo reaccionar cuando un adolescente dice «papá, ¿me puedo tomar una cerveza? Todos mis amigos beben...».
Esta pregunta es una oportunidad de diálogo, no un conflicto. Desde nuestra experiencia clínica recomendamos mantener la calma, agradecer la confianza demostrada al preguntarnos, y abrir una conversación sobre presión social y toma de decisiones autónomas.
Es importante explicar los riesgos específicos del alcohol en el cerebro adolescente, que no termina de desarrollarse hasta los 25 años. La respuesta debe incluir límites claros, pero también reconocimiento de que entendemos su situación. El objetivo es fortalecer su capacidad de decisión independiente, no generar rebeldía o secretismo.
Hay padres que saben que sus hijos beben con los amigos. ¿Qué discurso darles?
En estos casos, es crucial mantener la comunicación abierta sin caer en el control excesivo o la permisividad. Los padres deben expresar sus preocupaciones de forma clara, establecer límites coherentes y ofrecer información veraz sobre riesgos. Es importante que el adolescente sienta que puede recurrir a sus padres si necesita ayuda, sin temor al castigo.
Desde los centros de tratamiento observamos que los jóvenes con mejor pronóstico son aquellos que mantienen vínculos familiares sólidos. El discurso debe combinar firmeza en los límites con disponibilidad emocional.
¿Cuándo supone el alcohol un problema para un adolescente? ¿En qué momento deben preocuparse unos padres?
Existen señales de alarma específicas que requieren intervención profesional: cambios significativos en el rendimiento académico, alteraciones del sueño, aislamiento social progresivo, cambios de humor extremos, mentiras frecuentes sobre actividades, o episodios de consumo que derivan en pérdida de control.
También debemos preocuparnos si el alcohol se convierte en la única forma que conoce para socializar o gestionar emociones. Es recomendable buscar ayuda profesional ante la primera señal de alarma, ya que la intervención temprana es significativamente más efectiva que esperar a que el problema se consolide.
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¿Qué alternativas de ocio se les puede plantear cuando casi todos sus amigos también quedan y beben?
La adolescencia es una etapa de búsqueda de identidad y pertenencia grupal. Los padres podemos facilitar espacios donde esta búsqueda se desarrolle de forma saludable: deportes de equipo, actividades artísticas, voluntariado o aficiones que generen vínculos reales. Es importante que estas alternativas no se presenten como 'sustitutos' del alcohol, sino como oportunidades genuinas de crecimiento y diversión. También recomendamos conectar con otros padres que compartan estos valores, creando redes de apoyo que faciliten alternativas grupales. El objetivo es ampliar su círculo social hacia espacios donde el consumo no sea la norma.
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SuscribeteEn ABC desde 1994 como periodista de formación, empresa, motor. Desde 2011 al frente de ABC Familia, donde escribo y modero debates de lo más importante en la vida: nuestros peques, parejas y mayores.
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