Consejos para que las familias no pierdan el tren de la Atención Temprana

Cabe recordar, apunta esta experta, «que la Atención Temprana es el conjunto de intervenciones dirigidas a niños que presentan trastornos en su desarrollo, pero también a sus familias. Así pues, estas intervenciones deben abarcar diferentes áreas que harán posible trabajar en la correcta evolución de su progreso«.

Entre ellas, recalca Fernández-Baldor, «podemos destacar algunas como la estimulación psicomotriz, la comunicación y el lenguaje, la sociabilización o la autonomía personal , y todas ellas deben estar orientadas a potenciar las capacidades de cada niño o niña, desde un punto de vista integral, respetuoso y centrado en la familia.

¿Cuáles serían las 'ventajas' de acceder a Atención Temprana?  

Entre sus principales ventajas, encontramos la detección e intervención precoz de las dificultades, que nos permite identificar señales de alerta o trastornos del desarrollo en los primeros años de vida, cuando el cerebro es más receptivo a los estímulos. Por otro lado, la estimulación adecuada en áreas clave, donde se trabaja el desarrollo motor, cognitivo, del lenguaje emocional y social. Por supuesto, también nos permite la prevención de futuras discapacidades o agravamiento de las mismas, ya que una intervención a tiempo puede frenar, mitigar o, incluso, revertir algunas dificultades, evitando que se agraven con el paso del tiempo. Además, esta también mejora la autonomía y la calidad de vida porque, al reforzar habilidades básicas, se fortalece la independencia y la participación en la vida cotidiana. Otro de los grandes beneficios de este conjunto de intervenciones es la inclusión educativa y social, ya que los niños y niñas que las reciben tienen más probabilidades de integrarse en entornos educativos y sociales de forma más positiva y equitativa.

Además, no podemos olvidar todo lo que la Atención Temprana supone también para las familias de quienes la necesitan. El apoyo emocional y la orientación profesional que esta brinda es esencial, ya que para muchas familias recibir acompañamiento por parte de un experto les ayuda a comprender lo que realmente le está ocurriendo a su hijo o hija, así como a obtener herramientas para afrontar las dificultades o tomar ciertas decisiones. Esto, por supuesto, les ayudará también a reducir el estrés de la sobrecarga familiar, ya que saber que su hijo o hija está recibiendo la ayuda necesaria por parte de expertos, generará alivio y confianza. Lógicamente, también fortalecerá el vínculo afectivo, ya que la Atención Temprana promueve una relación afectiva sana y segura entre los más pequeños y su entorno más cercano.

Es importante recalcar que hablamos de un derecho de la infancia, no de un privilegio, pero la Atención Temprana no es igual en todas las comunidades. ¿Cuál es la situación en estos momentos?

En efecto. La atención temprana en España muestra una marcada disparidad dependiendo de la comunidad autónoma en la que se resida. La primera diferencia estriba en la dependencia sanitaria, social o educativa de la Consejería que cuelga. Comunidades como Madrid, Cataluña, Andalucía o Valencia presentan redes más extensas de centros concertados, mientras que en regiones menos pobladas o con menor presupuesto, como Extremadura, Castilla-La Mancha o Asturias, la atención se enfrenta a una mayor saturación y listas de espera prolongadas. Esta heterogeneidad refleja no solo desigualdades presupuestarias, sino también diferencias notables en la gestión y eficiencia administrativa. Mientras en algunas comunidades las derivaciones son ágiles y bien coordinadas entre pediatras, servicios sociales y centros educativos, en otras, las familias denuncian lentitud administrativa y falta de información clara.

¿Cuáles son los factores que dejan a muchas familias fuera de este servicio? 

Las familias suelen encontrarse con varios factores críticos que dificultan el acceso rápido y eficiente a estos servicios, pero los más importantes serían el exceso de burocracia, con requisitos complejos y múltiples trámites administrativos que retrasan el inicio del tratamiento, lentitud de la administración a la hora de realizar procesos de valoración y aprobación prolongados debido a la sobrecarga de trabajo y escasez de recursos humanos en los equipos técnicos y una enorme desinformación y falta de orientación clara. Muchos padres admiten desconocer los procedimientos o reciben información contradictoria, lo que retrasa la solicitud.

¿Qué recomendación daría a estos padres? 

Actuar con rapidez: Ante cualquier sospecha o indicación por parte del pediatra, iniciar inmediatamente la solicitud formal de evaluación. Después, recomendaría buscar asesoramiento especializado y acudir a asociaciones o entidades especializadas para obtener orientación clara y práctica sobre trámites y derechos. También, en el caso de existir capacidad económica, comenzar terapia privada mientras se resuelven los trámites administrativos, lo que permite avanzar sin perder tiempo crítico. Paralelamente, presionar institucionalmente y mantener contacto constante con administraciones, servicios sociales y centros educativos para agilizar los procedimientos burocráticos. No olvidemos tampoco la importancia de crear redes de apoyo: Asociarse con otros padres para compartir información, experiencia y apoyo emocional, especialmente en plataformas digitales especializadas en atención temprana, puede suponer reconfortante. La atención temprana es crucial para el desarrollo integral infantil, y cada retraso supone una oportunidad perdida en un momento vital del crecimiento del menor.