Cómo evitar la 'ansiedad de separación' y otros retos en la vuelta al cole

En este arranque en las etapas iniciales de infantil esta manera de vivirlo, 'más intensamente, resulta habitual', reconoce Montserrat Amorós Gómez, docente y coordinadora del área de Psicología de la Educación en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

Es verdad también, matiza esta experta, «que el trastorno de separación se puede dar en padres e hijos, pero qué duda cabe que se aplica más intensamente en los niños, que en las primeras edades de la vida no tienen las herramientas suficientes para abordar la situación».

La ansiedad como fenómeno en estas edades, explica esta experta, «depende mucho del niño, de su propia personalidad, de qué vínculos haya establecido… Hay niños más tímidos, a los que les cuesta más relacionarse con sus iguales, o que por lo que sea están más apegados a sus padres… que tienen un hermano al que parece que eso le da igual, porque le gusta socializar o que es más movido porque, en definitiva, tiene otra manera de ser, otra forma de ver la vida». .

Pero, prosigue Montserrat Amorós, «si en nuestra familia sabemos que nuestro niño va a necesitar que lo preparemos, la semana previa tendremos que ir cambiando algunos hábitos para que esté físicamente descansado y al cien por cien: nos levantaremos antes, le iremos explicando que va a ir a este sitio, que va a volver a ver a sus amiguitos o a conocer a otros nuevos… para que el niño sepa que tendrá que madrugar un poquito más y por qué».

Esto que parece fácil, reconoce, «no lo es tanto. Volvemos del verano, de unas rutinas diferentes, donde nos hemos despertado muy tarde, donde hemos estado rodeados de los primos, los abuelos, en un ambiente conocido y relajado, y de pronto, de golpe, sobre todo los que empiezan la etapa, perciben que van hacia lo desconocido. Sobre todo es importante que no lo vivan como un castigo. Hay que ir 'vistiendo' todo en un sentido agradable: 'te vas a volver a encontrar con los amiguitos que tenías antes, vamos a volver al parque a jugar con ellos…».

Lo habitual, prosigue la profesora de la UNIR, «es que esta situación dure apenas dos días y que a medida que el niño se vaya adaptando disminuya. Si esta angustia a la hora de ir al cole dura o continúa un poco más de la cuenta hay que ver si hay razones para ello. Lo importante será poder trabajar, tanto desde la familia como desde el centro».

Para la psicóloga Pilar Conde, cuando son un poco más mayores los primeros días e incluso semanas pueden determinar la motivación e implicación que se tenga durante toda la temporada. A su juicio, la familia aquí resulta fundamental en dos aspectos. El primero de ellos es la tan comentada transición de las vacaciones al estudio, y sobre la que hay diversas opiniones sobre si es mejor horario progresivo o no.

De cómo abordar este tiempo intermedio dependerá, claro está, la personalidad, intereses y el temperamento de cada niño. Pero para aquellos alumnos más reacios al cambio, a la disciplina y a los que les haya costado más adaptarse otros años, Conde, al igual que Amorós, recomienda incorporar las nuevas rutinas de manera progresiva, siguiendo un esquema de pasos. «No debemos olvidar en este punto que la modificación de hábitos es completa: desde el sueño hasta la alimentación, pasando por la adopción de responsabilidades en el colegio».

Por supuesto, añade, «es necesario mencionar aquí la adecuación cognitiva a los requerimientos escolares; la atención, la memorización y la comprensión de las materias, entre otros. También, muy importante, la integración del niño en su grupo, máxime si presenta dificultades en la socialización. En este último punto se integrarían también las actividades extraescolares».

Los padres, recalca Pilar Conde, «debemos entender que hay un ritmo al cambio, y que hay un período de adaptación, de no «perder los nervios» y acabar levantando la voz, o realizando verbalizaciones negativas o vertiendo críticas sobre ellos. Podemos, por contra, interesarnos por su adaptación, preguntarles, comunicarnos, estar disponibles para ellos y que perciban que tenemos interés sobre saber cómo les ha ido».

Aunque parece sencillo, concluye la directora de Clínicas Origen, «no resulta fácil, y en este punto aconsejo buscar el compromiso y la adherencia antes que la imposición. Alcanzados los dos primeros se llega mejor a una motivación que puede acompañarlos el resto del curso»..