Alba Padró, consultora de lactancia: «Es al adulto, no al bebé, al que hay que preparar para cuando la madre se incorpore al trabajo»

«Tengo mucha suerte de las seguidoras que tengo», reconoce en esta entrevista al ser preguntada por las infinitas cuestiones, situaciones o dudas que analiza pormenorizadamente en el libro para ayudar a las mujeres, ofreciéndoles recursos y la máxima información. «Y también -continua- es fruto de la experiencia en la clínica y en la aplicación. De cada madre aprendo siempre algo».

La realidad es que las madres españolas no tienen facilidades para mantener la lactancia tras su vuelta al trabajo. Según el 'Informe lactancia', la vuelta al trabajo presencial aumentó un 21% los destetes en 2021 con respecto al año anterior mientras que el 33% de las madres abandonan la lactancia materna tras su regreso al trabajo.

- Comienzas haciendo un repaso brutal en el que hablas de los roles de género, de las renuncias que hacen las mujeres con la maternidad, de cómo les afecta… ¿Por qué decidiste empezar el libro por ahí?

Quería hacer un poco de contexto de lo que sucede en España y una reflexión personal porque, cuando nos convertimos en madres por primera vez, revisamos qué ha pasado en nuestra familia. Mi madre renunció a mi crianza para trabajar. Y eso ha pasado en muchas generaciones. Nuestras madres o abuelas renunciaron a amamantar y hoy no nos pueden ayudar en este tema. Por tanto, comencé el libro así para saber de qué estamos hablando, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

- ¿Cómo afecta la lactancia en la vuelta al trabajo?

Influye a varios niveles. Es muy probable que el bebé se quede sin lactancia por más que la madre quiera. Es lo que nos dicen los estudios: la mayoría de mujeres renuncian a dar el pecho cuando se cumple su baja de maternidad o incluso antes porque ven imposible compaginarlo con su empleo. En ello también influye la información que reciben de los profesionales de la salud: muchos no están a la altura.

Lo que hay que tener claro es que no es una cuestión de blanco y negro porque hay una gran escala de grises que las madres ni conocen porque nadie se lo ha explicado. Y, en ellas, esta situación genera una gran frustración porque justo cuando tienes la lactancia instaurada es cuando tienes que volver a trabajar.

- Por tu experiencia, ¿cuáles son los sentimientos que experimentan las madres antes esta situación?

Tristeza y culpabilidad, que vuelve a estar presente porque la culpa es algo que aparece desde el primer instante en que nos convertimos en madres. No hay que olvidar que un bebé hace todo con su madre. Todo. Incluso las que quieren volver a trabajar también experimentan dicho sentimiento. Éste se mezcla con la tristeza de una separación para que ninguno de los dos está preparado y de cierta angustia porque las mujeres dudan de si llegarán a todo.

- Al final, dar el pecho no es solo alimentar...

Entre madre y bebé se forja un vínculo muy especial porque la madre es la cuidadora principal, tanto quienes optan por dar lactancia artificial como materna. Lo que pasa que dar el pecho no sólo alimento, es también apego, sueño, calma, comunicación... con tu bebé.

Las madres, entonces, tienen la sensación de que les van a cortar algo y eso les genera mucha tristeza. Volver al trabajo es un cambio que te sobreviene y te ves obligada a retomar tu vida anterior, que es mentira porque jamás vuelve a ser igual, pero la sociedad te lleva a renunciar. ¡No preguntamos a las mujeres qué quieren hacer! Y encima, se las castiga a su vuelta, porque ya sabemos qué es lo que pasa con las madres y su carrera profesional.

- Haces un repaso muy amplio de la escala de grises que componen esa vuelta al mercado laboral. Incluso hablas de la carta a los Reyes Magos que, dices claramente, que no se va a cumplir. Una madre primeriza que lea esto... ¿Se hunde en la miseria o es clave que tenga la información?

Sé que es difícil porque las expectativas son unas y la realidad es otra… La carta a los Reyes Magos es un ejercicio de confrontación: lo que tú deseas y lo que podrás conseguir. Me gusta partir de ahí para ver qué necesita la madre, lo que quiere hacer y no lo que te dicen que debes hacer. Muchas cosas no van a ser posibles y es frustrante.

Pero, por otro lado, con esa carta accedes a una escala de grises muy amplia y eso te permite focalizar en lo importante. Por ejemplo, suele haber una gran preocupación en preparar al bebé ante la vuelta al trabajo de la madre cuando es al adulto al que hay que preparar. Y si no tienes información, no vas a poder hacer nada.

Luego, también hay mucha rabia y miedo en las mujeres porque tienen que luchar en su entorno laboral y eso es injusto porque tendría que venir dada una sala de lactancia, que se te facilite la extracción de la leche, etc. Incluso los propios compañeros se quejan de que vayas a sacarte la leche cuando la lactancia está contemplada en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.

- Es muy llamativo el ejemplo que acabas de poner: qué manía tenemos en preparar al bebé. Como cuando a los adultos se les va a acabar las vacaciones y una semana antes se preparan levantándose ya a las 7 de la mañana para su vuelta al trabajo....

Es que nos falta información. Y creemos que somos las que tenemos que prepararle para que pueda estar sin nosotras. Las parejas, a veces, tampoco lo ponen fácil. Con todo mi cariño, llevan 16 semanas sin hacer nada porque quizás ha ido todo bien. Pero tienen que saber qué significa cada signo del bebé. Conocer esas pequeñas cosas importantes marcan la diferencia y el bebé se adaptará porque tiene una capacidad maravillosa de adaptación a los diferentes entornos. El problema es el miedo del adulto que va a ejercer de cuidador, ya sea la pareja, la abuela, etc. porque no tiene información. Dejemos que la mamá y el bebé disfruten de la lactancia y, al mismo tiempo, vamos a trabajar y a capacitar a ese otro adulto para cuando llegue el día de la vuelta al trabajo de la madre.

- Las escuelas infantiles también tienen que facilitar la lactancia, ¿verdad?

Las escuelas infantiles públicas deberían facilitar el mantenimiento de lactancia materna. De hecho, en la Comunidad Valenciana, Cataluña y Madrid existen ciertos documentos que animan a los centros a aceptar la ley. ¿El problema? De nuevo la falta de información por parte de las profesionales de las escuelas porque tampoco les hablan de lactancia, les da mucho miedo la manipulación de la leche, etc. Se sienten más seguras con la artificial porque tienen mucho miedo de causar daño al bebe. Y luego hay normativas que son inaplicables porque en ninguna puedes llevar comida de fuera del centro pero ¿qué es la leche materna? Urge informar y formar a estos profesionales para que pierdan el miedo a la manipulación de la leche materna y lo faciliten. Claro que también están las ratios… No es fácil.

- El destete cambia mucho también en función de la edad, ¿no es así?

Sí que influye y tiene tanto facilidades como dificultades. Por ejemplo, destetar a un bebé de 16 semanas puede ser más fácil porque no tiene tanta voz y voto. Sí puede haber cierta resistencia al biberón pero no pide como un niño de 1-2 años que será siempre más persistente, te levanta la camiseta, te dice claramente 'quiero teta', etc. Pero, al mismo tiempo, cuando son más mayores, también es más fácil porque tienen otros alimentos.

Al final, todo tiene sus dificultades. El destete es una etapa compleja porque nos tenemos que adaptar a la edad del bebe y a la realidad. Los que hacen lactancia mixta, por ejemplo, no les suele costar.

- Hablas del sacaleches. Puede ser un gran aliado pero al mismo tiempo despierta en muchas mujeres ciertos sentimientos...

Sí, por ejemplo, de rechazo. Un sacaleches no es un bebe: ni es tan bonito ni tan amable. Hay mujeres que están encantadas, otras a las que le resulta muy incómodo... La realidad es que el proceso de extracción de la leche no es idílico. Por tanto, si una lactancia funciona, lo mejor es ponerse al bebe.

Pero a mi me gusta darle la vuelta a la tortilla y dar voz a esas madres que lo han usado y que le han facilitado seguir con la lactancia y, por ello, incluyo testimonios en el libro que nos hablan de esa parte positiva. Ya habrá momento de defenestrarlo y de pasar al plan B. Es vital saber todas las opciones que tienes, todos los grises.

- También hablas de la extracción manual. ¡Qué importante es y cuánto desconocimiento hay!

Es una técnica que te salva en cualquier momento porque te permite una extracción rápida para guardar o tirar. Tenemos un gran desconocimiento de cómo es nuestro pecho y es muy importante saber extraer leche, entender la glándula mamaria... ¡Conocer nuestro cuerpo porque la lactancia empieza siendo un acto de fe!

Si estudiásemos nuestro cuerpo a fondo, al igual que estudiamos cómo funcionan los riñones, no tendríamos que hacer un máster en el embarazo para aprenderlo todo.

- ¿Qué profesionales tienen más difícil mantener la lactancia con la vuelta al trabajo?

Aquellas que tienen que pasar muchas horas separadas de sus bebés. Y no sólo hay que contabilizar el tiempo que pasas en la oficina si no también el del desplazamiento. En el libro he recogido los testimonios de muchas sanitarias, por ejemplo, que se enfrentan a guardias de doce horas. También lo tienen más difícil aquellas mujeres que trabajan en un entorno hostil o las que desempeñan su labor en una empresa pequeña. Imagínate un bar en el que son dos camareras y tú te tienes que ir a sacar leche en la hora de las comidas. Sí, es tu derecho hacerlo pero ¿lo haces? Es muy complicado.

- ¿Por qué a las empresas les cuesta tanto aceptar todo lo que implica esta realidad?

Hay una parte de absoluto desprecio a la maternidad, desde el punto de vista empresarial. En España la maternidad en general es sinónimo de pérdida de dinero mientras que en otros países la lactancia implica adultos a nivel poblacional más saludables. Pero, por otro lado, también es verdad que las empresas no tienen ayudas.

Tenemos un problema general: somos una sociedad que huye de los niños. Y las madres tienen muchísimos problemas para conciliar. No entiendes lo que es el feminismo hasta que tienes un hijo y te das cuenta de lo mal montado que está todo y del poco reconocimiento que hay a la maternidad.