Marc Masip, experto en adicciones: «Si tu hijo no te da su PIN, no le des un teléfono móvil»
Entrevista con este psicólogo y experto en adicción a las Nuevas Tecnologías en el marco de la XI Lección Anual de la Familia organizada por The Family Watch
Marc Masip, psicólogo y experto en adicción a las Nuevas Tecnologías (teléfono móvil, redes sociales y videojuegos), fue el protagonista de la XI Lección Anual de la Familia organizada por The Family Watch y que fue inaugurada el pasado martes 1 de diciembre ... por la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís. Durante su intervención, titulada con el elocuente título de «La Heroína del Siglo XXI» , el fundador y CEO de Desconect@ , programa pionero nacido en 2012 para aprender a hacer un buen uso de las nuevas tecnologías sin deteriorar las relaciones personales y sin crear dependencias o adicciones, fue desgranando una serie de consejos que sirven a padres y educadores:
-No debemos dar a nuestro hijo un móvil antes de los 16 años
-Los videojuegos de ahora tienen un componente demasiado adictivo como para permitir que cualquiera juegue.
-Si queremos que nuestros hijos sean responsables con los móviles, los padres debemos dar ejemplo: nunca anteponer el móvil a una buena conversación con ellos.
-Los padres somos el principal ejemplo de nuestros hijos. Lo que aprendan con nosotros lo aplicarán en su día a día;
-Es fundamental establecer Leyes, a nivel estatal, que regulen el buen uso de las Nuevas Tecnologías.
-Fomentar formación, a padres y educadores del uso Seguro y responsable de las Nuevas Tecnologías.
En esta línea, conjuntamente con Family Watch, Masip explica que Desconect@ está creando «una hoja de ruta que permita legislar nuevas leyes de uso de las nuevas tecnologías. Creemos que es fundamental formar a familias, educadores, profesorado y profesionales de la salud mental para poder educar mejor a los jóvenes y esa educación debe ir apoyada de unas leyes que fomenten una mejor relación entre jóvenes y pantallas».
Usted señala en dieciséis la edad a la que unos padres podrían dar un móvil a sus hijos, y va más allá incluso de lo que recomienda la Policía Nacional, que fija la edad en catorce años. La realidad es que esto ocurre mucho antes.
La Policía intenta poner normativas reales, y hace muy bien. Pero una cosa es lo que esté pasando, y otra lo que debería pasar. Porque es verdad que actualmente las familias están dando el móvil entre los 10 y los 12 años como tarde. Entre la Primera Comunión y Primero de la ESO, diría. Nosotros, como sanitarios mentales, recomendamos no entregar un móvil a un adolescente hasta que no cumpla los 16 años . No tienen el cerebro maduro para ello, no tienen la preparación ni la capacidad para utilizar un aparato de estas características.
Muchos padres se excusan diciendo: «es que mi hijo me dice que lo necesita, porque lo tienen todos sus amigos». ¿Qué pueden responder?
Cuando la gente dice que es exagerado, les decimos: miren a sus hijos a ver si de verdad lo necesitan. Primero, no lo necesitan. Esa historia de que si no lo tienen, no tienen amigos, no es cierta. De hecho podemos asegurar que los adolescentes que no lo tienen disponen de herramientas muy superiores para poder empatizar e interrelacionarse con sus iguales.
Es más, la ventaja de tener móvil es muy inferior a las desventajas de un mal uso del mismo . Al final, ¿qué queremos? Que se relacionen con sus iguales, y eso se puede hacer sin móvil. Que estén localizables no afecta tampoco. Se puede lograr de otras formas.
Lo que nosotros vemos cada día en consulta es que cuando tienen teléfono, se relacionan mal, se produce el ciberbullying de una forma muy potente, en el caso de las anorexias se manifiestan también de forma más grave... Al final cuando tienen móvil, como no saben utilizarlo, tienen problemas de autotestima, de pertenencia al grupo... Ni siquiera aprenden a aburrirse.
Muchos padres se lo dan a niños incluso más pequeños para que se entretengan en ratos de espera, por ejemplo.
Pero consiguen justo lo contrario. En mi opinión es una excusa para que el niño se calle... Pero la educación va mucho más allá de eso también. Requiere de un buen uso de los padres. Te ha tocado educar, para eso has tenido un hijo, y más vale que te esfuerces al principio que al final, cuando ya se han producido unos problemas muy serios.
El móvil genera un hábito y una dependencia, si les acostumbras a tenerlo desde que son pequeños, luego es más difícil desengancharlos. Cuanto más tarde vean a los padres utilizarlo mejor y cuanto menos vean a los progenitores utilizarlo también.
Sería importante, entonces, que los niños no vieran tanto tiempo a sus padres con el móvil.
Es que el padre es el espejo del hijo, si el padre esta mirando el correo electrónico a la hora de cenar, el hijo estará mirando un Tik Tok... O si el padre mira el móvil conduciendo, luego no le podremos pedir al adolescente que no se salte las normas. Tienes que controlar tu espacio y tu momento, no hay excusa para la educación tecnológica, que nosotros comparamos con la educación sexual o de sustancias.
¿Donde está el mayor error en la educación digital de los padres?
Las familias lo que hacen es usar el teléfono móvil de moneda de cambio. Pero en este sentido debería darles igual igual si se porta bien, o si saca buenas notas para darle un móvil. Vamos a mirarlo de esta otra forma: «no porque saques buenas notas te voy a dar un raya de cocaína». ¿Qué es lo que hay que hacer? Tanto si se porta bien como se porta mal, formarte como padre y educar a tu hijo en un buen uso.
¿Los padres deben conocer cómo se usan todas las redes sociales que van saliendo?
Siempre digo que para operar un corazón no hace falta haber tenido un infarto, hace falta saber operar. De la misma forma que no hace falta tener todas las redes sociales instaladas en el móvil, basta con saber de qué van, y dónde están los límites y los peligros… Sobre todo, hay que hablar mucho con el niño, es muy recomendable compartir con él, incluso navegar juntos, hablar de los aspectos positivos... pero también explicarle qué consecuencias puede tener meterte en ciertos contenidos.
Los chavales suelen alegar que saben más, tecnológicamente hablando, que sus padres.
El problema de todo esto es que el móvil ofrece una libertad del cien por cien absoluta y total. Lo que más desea el ser humano es libertad, pero para tener libertad, hay que tener conocimiento, no solo técnico o tecnológico. Cuanto más sabes, más tienes para escoger y más libre eres, pero un móvil lo que hace es ofrecer toda la libertad del mundo a niños y adolescentes que no tienen conocimiento.
¿Cómo podemos controlar el uso del móvil que hacen los adolescentes?
Es fundamental poner límites y por supuesto un control parental, como también es fundamental saber su código pin y poder entrar cuando queramos. Es más, si no te dan el pin, no le des el teléfono móvil.