Limitar las visitas al recién nacido en el hospital gana adeptos para la época postcovid
Lo que antes del Covid-19 era un acontecimiento social, hoy es un acto que se vive en la más absoluta intimidad del núcleo familiar
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Iniciar sesiónLas mujeres embarazadas han percibido durante la pandemia cómo sus visitas al ginecólogo se han limitado al máximo y en muchos casos se han realizado vía telefónica. También han lamentado que las clases de preparación al parto no se realizaran , o en su ... defecto se efectuaran vía online, «lo que no tiene nada que ver con lo que se aprende en las sesiones presenciales», tal y como aseguran algunas futuras madres consultadas por este periódico.
El Covid también ha modificado sustancialmente el momento del alumbramiento. Los hospitales, para prevenir posibles contagios, han limitado la presencia de acompañantes a una sola persona . Igualmente, una vez nacido el pequeño, los padres no pueden recibir ninguna visita en la habitación. Es decir, lo que antes del Covid-19 era un acontecimiento social, hoy es un acto que se vive en la más absoluta intimidad del núcleo familiar.
Esta opción de no recibir en la habitación de la parturienta la visita de abuelos, tíos, primos, amigos, compañeros de trabajo... parece, sin embargo, que empieza a ganar adeptos entre los recién estrenados padres y sanitarios , quienes confían en que la medida se tenga en cuenta en los hospitales una vez que el peligro del Covid-19 desaparezca .
Los argumentos, según apuntan, son de peso. «Si el parto ha ido bien, lo normal es que la madre esté ingresada durante 48 horas ¿Qué son dos días sin ver al bebé por parte de la familia? En realidad, nada —apunta Eva Lobo, matrona del centro Yummy Mummy y en HM Hospitales—. Esas horas son cruciales para los padres. No hay que olvidar que acaba de nacer un bebé, pero también acaban de nacer unos padres que siempre, y más en el caso de ser primerizos, tienen en los primeros momentos mucho que observar y aprender para atender correctamente a su nuevo hijo. Ante él todo es nuevo».
«Es habitual que los padres delante de las visitas no se atrevan a preguntar a las enfermeras algunas cuestiones por la vergüenza que puede suponer desconocer ciertos aspectos de la maternidad delante de los demás»
Explica que un nacimiento es un acto muy íntimo y la pareja debe tener tiempo de calma para descubrir, hablar y transmitir sus emociones, sus miedos e ilusiones. «Es un momento único e irrepetible. Cuando están acompañados de familiares o amigos, los padres no pueden estar igual de pendientes del cuidado de su bebé , no pueden hablar con calma entre los dos sus dudas o impresiones. Además, es muy probable que delante de las visitas no se atrevan a preguntar a las enfermeras que entran en la habitación algunas cuestiones por sentir la vergüenza que puede suponer desconocer ciertos aspectos de la maternidad delante de los demás. Tampoco se atreven muchas madres a dar el pecho a sus retoños delante de tanta gente lo que dificulta la lactancia materna. O, incluso, se pueden sentir "obligados" a hacer con su bebé cosas con las que no están muy de acuerdo : destaparle, taparle, cambiarle la postura, no cogerle en brazos, ponerle un chupete...».
Otro de los riesgos que genera que en ocasiones la habitación se parezca a la de los «hermanos Max» es que la abuela, la tía, la suegra, el vecino... den cada uno sus propios consejos a los nuevos padres. «Lo hacen con la mejor de las intenciones —recalca Eva Lobo—, pero lo cierto es que en estas recomendaciones hay mucho mito e informaciones que ya están desfasadas y que no son convenientes para el bebé».
Noches más complicadas
Todo este cúmulo de circunstancias hace que las noches en los hospitales sean especialmente ajetreadas para las matronas. «Cuando las visitas se marchan, el timbre en el mostrador de control de las enfermeras y matronas no deja de sonar. El recién nacido está estresado de tanto ruido al que ha estado sometido durante el día, de haber pasado de mano en mano... Los padres se ponen muy nerviosos porque el bebé no quiere dormir, tiene problemas para engancharse al pecho de su madre o llora como si no hubiera un mañana, lo que asusta mucho a sus progenitores».
Por estos motivos —insiste la matrona— no son pocos los hospitales «en los que está ganando adeptos la opción de mantener limitada próximamente la entrada de visitas aunque ya haya pasado el Covid-19. Esta medida también nos facilita mucho la labor a los sanitarios , que podemos entrar a atender tanto a la madre como al bebé sin interrupciones, con espacio y con la libertad de hablar de cualquier cuestión que a ellos se les plantee».
En la misma línea se manifiesta Sandra Ortega, ginecóloga y obstetra del Hospital Vithas Nisa Rey Don Jaime de Castellón , al señalar que el Covid-19 ha supuesto en este sentido un aprendizaje positivo «por el hecho de comprobar las ventajas que supone que las parejas estén solas los primeros días con su hijo recién nacido». Insiste en que es muy importante que se dediquen al pequeño sin las interrupciones que generan las continuas idas y venidas dentro de la habitación del hospital y sin el estrés de que todo el mundo opine. «Además, se permite el descanso de la madre y el bebé. Es muy conveniente que las visitas se restrinjan, no tanto que se prohiban totalmente porque si no los familiares se enfadarán mucho. Hay que recomendar que las visitas recibidas sean del menor número de personas posible y asignar unos horarios muy concentrados en función también de los deseos de la madre . El confinamiento debe servirnos para concienciar de esta necesidad. Puede ser el punto de partida».
Ana Villalba, ginecóloga del Hospital Universitario Rey Juan Carlos , reconoce que la medida es bastante beneficiosa, «de hecho, antes del confinamiento ya recomendábamos limitar las visitas para favorecer un mayor vínculo de los nuevos padres con su hijo, que el bebé no pase de mano en mano y esté tranquilo para favorecer su lactancia. Y no solo pensando en la parturienta y su hijo. Si un padre desea, por ejemplo, ofrecer a su hijo el piel con piel es muy probable que no lo haga por lo que supone que alguien irrumpa de repente en la habitación. Debemos aprovechar que es la primera vez que vemos a las parejas solas en el hospital tras un nacimiento y poner en valor todas las ventajas que supone para los tres».
Esta ginecóloga explica, además, que en su consulta son las propias madres, sobre todo las que ya tienen otro hijo, «las que aseguran que ojalá hubieran parido sin visitas su primer bebé porque saben de los inconvenientes de tanta visita».
Desde los hospitales apuntan que, en la actualidad, las parejas que acaban de ser padres están presentado a su hijo a los familiares y amigos enviando fotos a través del móvil o mediante vídeollamadas . La tecnología facilita en este sentido la cercanía del acontecimiento a la espera de que estos seres queridos puedan recibir ya visitas en su propio domicilio, «que también deberían retrasarse, al menos, una semana en situaciones normales», aconsejan las expertas consultadas.
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