Cáncer infantil: «Hubo momentos en los que Nacho (10 años) me preguntaba: ¿por qué a mí, mamá?»

Es más, añade María, «ahora a los niños les preguntas que qué van a pedir en la carta de los Reyes Magos y te contestan que no quieren nada, que ya lo tienen todo. Sus hermanas asimilaron que su hermano estaba malito y se convirtieron en dos personitas más en esa cadena de apoyar y ayudarnos. Es algo muy bonito que ha pasado dentro de la tristeza y la mala suerte de que te ocurra esto en la vida», reflexiona esta mujer. Si esto mismo le hubiera pasado a Nacho hace diez años, aventura, «no estaríamos aquí para contarlo. Mi pequeño está bien gracias a los tratamientos innovadores que resultan de la investigación que realizan en la Fundación Cris ». «Lo que queremos es conseguir que lo normal sea esto. Que cuando a las familias les llegue el diagnóstico de leucemia les digan también “pero en unos meses lo tenemos controlado"».

María puede hablar porque ahora todo ha quedado en una pesadilla, y en una revisión mensual. Pero no ha sido así durante los pasados meses. Todo empezó porque empezó a observar, allá por marzo de 2019, que la comida le sentaba mal a un niño que nunca había dado ningún problema en ese sentido. «Le llevé a su pediatra de cabecera pensando más en una intolerancia a la lactosa o así pero ella, demostrando un gran ojo clínico, se quedó muy preocupada. Le mandó una analítica para descartar problemas estomacales y el mismo miércoles en el que le hicieron al niño la primera extracción de sangre se acabó nuestra vida corriente de familia como la conocíamos hasta entonces ».

Ese mismo día entraron por urgencias en la Paz e ingresaron a las once de la noche la unidad de hematología. A los pocos días y tras un montón de pruebas le ponían nombre y apellidos a la leucemia de Nacho. «Recuerdo cómo la oncóloga, con una cercanía y un cariño enorme y una ternura inigualables nos explicó que de todas las leucemias, tenía más rara, la que solo tienen cinco niños al año: leucemia mieloide secundaria a una displasia de médula ».

El ingreso definitivo en la Unidad de Terapias Avanzadas de la Fundación Cris Contra el Cáncer , en la planta octava de la Paz fue un 13 de agosto y ya no volvió a salir hasta seis meses después, el 31 de enero 2020. « Hubo momentos en los que Nacho me preguntaba: ¿por qué a mí mamá? Lo más difícil de todo era asimilar que por un tiempo iba a dejar de ser un niño, iba a dejar de ver a sus amigos , que nadie podría entrar a verle… Pero después de muchos momentos muy difíciles, hoy podemos decir que Nacho es un campeón que, tras dos trasplantes de médula (uno de su padre y otro mío) está fenomenal, muy bien, muy contento».

El testimonio de María, la madre de Nacho, se une así al de Conchi, mamá de Danny; Gerardo, papá de Nandete; Rosa, mamá de María y Carlota, mamá de Cataleya, cuyas historias vienen a poner cara a todos los niños y niñas que han superado cánceres complicados en la Unidad CRIS de Investigación y Terapias Avanzadas en cáncer infantil en el Hospital La Paz, con terapias personalizadas. En esta unidad hay un equipo multidisciplinar financiado por CRIS contra el cáncer que realiza líneas de investigación innovadoras para determinar la mejor estrategia de tratamiento y seguimiento de los pacientes de forma personalizada. A lo largo de su historia, la Unidad CRIS de La Paz ha tratado a 578 pacientes.