¿Mi hijo es malo o es que tiene un trastorno de conducta?
Claves de los expertos para estar atentos y poder salir de dudas
Los expertos en salud mental coinciden al asegurar que el confinamiento y la pandemia está teniendo una preocupante incidencia en la salud de nuestro jóvenes. Ansiedad, estrés, depresión, cambio brusco de hábitos alimenticios... La convivencia familiar también se ha vuelto mucho más conflictiva ... en el hogar debido a un peor comportamiento de los hijos: gritos, malas contestaciones, faltas de respeto, desafío a la autoridad de los padres, incumplimiento de normas... incluso violencia.
Javier Feliz, director de Ita Cirés especialistas en salud mental, reconoce que es una realidad que afecta a muchas familias, tal y como está viendo en consulta. Reconoce que hay padres alarmados por este cambio de actitud en sus hijos y se sienten perdidos. ¿Es que tienen un mal comportamiento o es que padecen un trastorno de conducta?
Ane Birumbrales y Beatriz Mora, psicólogas de Clínica López Ibor , explican que para poder encuadrar un comportamientos dentro de un posible trastorno es imprescindible realizar una evaluación mediante pruebas objetivas y entrevistas con el menor y su familia , por lo que el criterio clínico es fundamental para su diferenciación.
El requerimiento para dicha evaluación va a estar precedido por un malestar que se manifiesta de forma visible y significativa en diversos ámbitos de la vida del menor, ya sea a nivel familiar, escolar, social u otras áreas importantes del funcionamiento. «Sin embargo —matiza Ane Birumbrales—, es primordial tener en cuenta para una mayor comprensión de la conducta, la etapa madurativa de la persona, el entorno familiar, social y comunitario, posibles estresores en las diferentes áreas y momentos de la vida, crisis inesperadas, temperamento del menor, estilos educativos y de comunicación, etc. Y, en lo concreto, tendremos en cuenta la manifestación de la conducta, modalidad, frecuencia, intensidad y durabilidad».
Explica el director de Ita Cirés que el trastorno de conducta se caracteriza por un patrón grave de acciones que conllevan la perturbación de la convivencia. Estas conductas se pueden ver reflejadas en: fracaso escolar, conductas disruptivas, violencia filio parental, consumo de drogas, no aceptación de límites o adicción a las nuevas tecnologías.
En su opinión, los padres deben estar atentos, a la hora de determinar un posible trastorno de conducta, por si en sus hijos hay algunos de los siguientes comportamientos :
-Cambios en la rutina de hábitos de sueño e ingestas.
-Comportamiento irascible e irritable de una manera constante y notable en el tiempo.
-Aislamiento prolongado y períodos de agresividad sostenidos en el tiempo.
-Malas compañías o no conocer ambientes dónde se mueve.
-Cambio de amistades, modificación en el estado de ánimo, nuevos intereses relativos a temas que no le conviene.
-Inicio de consumo de drogas y alcohol.
-Rigidez, demandas o temas relativos a control de dinero, o normas.
Tres tipos de trastornos
Destaca que exiten tres tipo principales de trastornos:
Negativista Desafiante
Se caracteriza por una pauta recurrente de desafío a las figuras de autoridad, en la que se vulneran sistemáticamente normas y límites a través de la hostilidad y la agresividad.
El adolescente con este trastorno acostumbra a enrabietarse con facilidad, mostrándose constantemente colérico y resentido. Se manifiesta de forma invariable en el contexto familiar, pudiendo o no presentarse en otros contextos como el escolar.
Explosivo Intermitente
Conlleva una falta de control de los impulsos que se manifiesta en arrebatos con agresividad verbal o física que se dan de forma frecuente.
La agresividad suele ser desproporcional al motivo desencadenante. No suele ser algo premeditado, sino un signo de falta de control. Este trastorno puede cursar con depresión, ansiedad y trastorno por consumo de sustancias.
Trastorno de la Conducta
Consiste en un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que no se respetan los derechos básicos de los demás, las normas o las reglas sociales.
Más detalladamente, este trastorno se caracteriza por la agresión a personas y animales, la destrucción de objetos o de la propiedad y el engaño o robo por interés propio. En caso de adolescentes, también coincide con la ausencia escolar.
Según Javier Feliz, es necesario que este tipo de conductas se den durante al menos de seis a doce meses para que se definan como trastonos de conducta. «Es entonces, cuando se descarta que es un mal comportamiento por el caracter o circunstancias del menor, cuando se opta por un tratamiento. Se realiza de forma interdisciplinar y tiene como objetivo de intervención las diferentes áreas del individuo, en especial las relaciones sociales y familiares. El trabajo se centra en la recuperación de hábitos y rutinas, así como la eliminación del consumo de sustancias o el abuso de las nuevas tecnologías».
Además, es importante que reciban programas para la reducción de la impulsividad y la mejora en la gestión de las emociones. «Estas intervenciones —prosigue— logran reducir ciertos comportamientos como la violencia, las conductas temerarias o los conflictos con la ley. Mediante un intenso trabajo es importante orientarse a la recuperación de un clima familiar satisfactorio que restablezca el orden y las jerarquías . Ayudamos al adolescente en la mejora de las relaciones sociales, dotándolo de criterio para la elección y mantenimiento de amistades saludables. Favorecemos la motivación para la continuidad formativa y establecemos un plan socio-educativo que se dirija a un proyecto de futuro estructurado».
Beatriz Mora destaca que «debemos ser conscientes que el entorno más cercano (familia, escuela y grupo de iguales) tiene una implicación e influencia directa en la forma de desarrollo de un menor, por lo que hacer un recorrido sobre el contexto más próximo dará pistas para una mayor comprensión de la propia conducta problema».
Sin olvidar, matiza Mora, que se puede catalogar una conducta de problema sin serlo. «Desde la disruptividad que pueda generar dicha conducta, es necesario hacer la lectura de lo que nos está trasmitiendo el menor con dicho comportamiento , o si simplemente está generando un modelado de lo que está reflejado en el entorno, o sí es su forma de expresar o canalizar sus estado emocionales y necesita ayuda».