El abrazo de un perro, el ansiolítico perfecto contra la ansiedad de los niños en los juzgados de menores

Carral había ejercido como psicóloga de emergencias en la Policía Nacional y recuerda la experiencia como algo muy duro. «Trabajaba en la comisaría de Leganitos (Madrid) y ver cómo los menores se enfrentaban a una situación de adultos fue muy duro. Vi a muchos pequeños implicados en algún tipo de delito, o víctimas… Me di cuenta de que una vez que entraban en la vorágine de la justicia, no se les contemplaba como personitas con unas fortalezas diferentes. Los niños tienen unas necesidades acordes a su estado evolutivo, a su edad… No es lo mismo un joven de 25 que un menor de 7 u otro de 3 que está empezando a familiarizarse con el lenguaje. También hay distintos niveles de comprensión. Estamos hablando de niños con síndrome de Down, de Asperger, autismo…. Son los que más se benefician de este recurso terapéutico».

Sean como sean, «todos –continúa Carral–, se sienten abrumados días antes de la cita judicial. Hemos visto algunos que presentaban cambios de humor bruscos, lloros, enfados, otros que no podían dormir, ni comer… De pronto se encuentran en la sala de espera del juzgado rodeados de todo tipo de personas perpetradoras de delitos, o si encuentran en medio de un proceso de separación están su madre por un lado, el padre por otro… Pero cuando ven que van a testificar acompañados de un perro les cambia la cara, presentan otra actitud. El animal, qué duda cabe, les alivia, tiene un efecto ansiolítico ».

Ahí es donde empieza la labor del equipo de psicólogas de Dogtor Animal. «Nuestro trabajo es distralerles de los pensamientos negativos que puedan tener mientras vienen los profesionales del juzgado para llevarse al niño a realizar la entrevista. Hacemos que el can muestre alguna habilidad graciosa que tenga, le damos al niño la correa para que juegue, les dejamos que conecten y formen un binomio indisoluble que haga sentir al pequeño que no está solo. Transformamos una situación que no es agradable a otra mejor, que indudablemente marca la diferencia». Algunas veces, relata, «estamos presentes durante la entrevista, otras no. Se trata de que el profesional judicial saque la mayor información en el menor tiempo posible. Ni nosotros ni el perro podemos ser un elemento distractor. La verdad es que la mayoría de las veces el animal se queda dormido con su cabecita en el niño, mientras este le acaricia».

«Los perros que llevan de la mano a los niños en los juzgados están especialmente adiestrados e incluidos en un proceso de seguimiento veterinario, conductual y emocional para ser una presencia tranquilizadora que humanice el proceso en el que el pequeño está inmerso», concluye esta profesional.