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Doble jornada de trabajo y mucho más estrés: así vivieron el confinamiento las mujeres

Las féminas vivieron un incremento de la carga global de trabajo por el hecho de tener que compaginar la jornada laboral remunerada con las responsabilidades relativas al trabajo doméstico no remunerado

EFE

Las mujeres han percibido como más dura la experiencia del confinamiento, ya que el tiempo dedicado al teletrabajo y la tensión provocada por este han dificultado el cumplimiento de las responsabilidades familiares y el tiempo empleado en ambos se ha alargado, llevando a mayor estrés o irritabilidad.

Esta es una de las principales conclusiones presentadas en el IV Simposio Internacional Cuidado y Negligencia en el Entorno Familiar, organizado por la Universidad Internacional de Cataluña (UIC) en el que distintos expertos han analizado el impacto de la pandemia en los hogares.

La directora del Observatorio de Políticas Familiares del Instituto de Estudios Superiores de la Familia (IESF), Consuelo León, ha presentado los resultados de un estudio llevado a cabo junto con la Universidad de Valencia sobre teletrabajo y dinámicas familiares, y otro realizado en colaboración con la Universidad Católica de Milán sobre parentalidad positiva, en los que se aprecia el mayor impacto que han sufrido las mujeres durante el confinamiento.

En concreto, el primer estudio destaca que las mujeres encuestadas han tenido una percepción mayor de doble jornada, es decir, un incremento de la carga global de trabajo por el hecho de tener que compaginar la jornada laboral remunerada con las responsabilidades relativas al trabajo doméstico no remunerado.

En este sentido, han expresado un mayor conflicto en la conciliación entre el trabajo y la familia y una percepción de que las jornadas laborales se alargaban, máxime si tenían hijos menores de edad a cargo.

El trabajo también apunta que las mujeres han percibido claramente una mayor carga de estrés, manifestando más problemas para conciliar el sueño, más irritabilidad y, en general, sintiendo que su salud quedaba afectada debido a las exigencias de su trabajo durante el confinamiento.

En la misma línea, el segundo estudio presentado también apunta que las mujeres han expresado en mayor medida que los hombres que durante el confinamiento no han tenido tiempo para descansar.

Durante la jornada, la directora general de la Fundación The Family Watch, María José Olesti , también ha presentado un informe realizado por la entidad en el que el 45 % de las familias encuestadas reconocían que las madres han asumido más peso que los padres en las tareas domésticas .

«Ellas son las que mayoritariamente han cocinado, han recogido la casa, han limpiado y desinfectado el hogar. Y también son ellas las que principalmente han llevado a cabo el seguimiento y la ayuda en las actividades académicas de los hijos tras el cierre de los centros educativos, aumentando así el número de mujeres que sufren un síndrome de mujer agotada», ha enfatizado Olesti.

El estudio de la Fundación The Family Watch revela igualmente que la incertidumbre, el dolor por la enfermedad, la muerte de tantas personas, la falta de duelo o la preocupación económica ha provocado problemas de sueño o pesadillas en más de la mitad de los encuestados.

Nuevas necesidades

Finalmente, el director de Cáritas Diocesana de Barcelona, Salvador Busquets , ha explicado cuál ha sido la intervención de su entidad durante la pandemia y ha abordado las nuevas necesidades surgidas.

Busquets ha remarcado que la destrucción de empleos y la pérdida de ingresos de las personas a las que atienen -una de cada cuatro personas se ha quedado sin ningún tipo de ingresos- ha repercutido gravemente en el riesgo de sufrir un desahucio, dado que un 42 % de las familias no pueden hacer frente a los gastos de la vivienda.

Al respecto, ha señalado que mientras que en 2018 ofrecieron 570 ayudas económicas para sufragar el pago de habitaciones de realquier y en 2019 fueron 941, este 2020, solo entre abril y agosto, ya han otorgado 2.507 ayudas a familias para pagar su habitación de realquiler, lo que ha supuesto un desembolso de más de un millón de euros que la entidad ha podido sufragar gracias a las aportaciones solidarias de la ciudadanía.

Sin embargo, Busquets ha subrayado que la solidaridad no es suficiente y ha instado a las administraciones a tomar medidas para hacer frente a carencias estructurales en materia de protección social, vivienda o familias, advirtiendo que hace año que el ascensor social no funciona.

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