Desirée Mena-Tudela, enfermera: «Es muy preocupante la situación de la violencia obstétrica en España»
«Gran parte de las mujeres creen que te hagan un tacto vaginal, una episiotomía o que haya estudiantes en tu parto es normal. Este tipo de prácticas están muy normalizadas», explica la coordinadora del reciente estudio «Obstetric Violence in Spain»
Desirée Mena-Tudela
La violencia obstétrica es, sin duda, una gran desconocida. Y la falta de estudios oficiales, con datos contrastados y reales, contribuye a que muchas mujeres conciban la maniobra de Kristeller, por ejemplo, como algo «normal» en un parto, cuando la OMS o el Ministerio ... de Sanidad la desaconsejan por falta de evidencia científica. Lo mismo pasa con la separación de madres y bebés tras el parto , algo que se ha visto durante los primeros meses de pandemia del Covid-19 en progenitoras positivas, o que se practiquen cesáreas que en realidad no son necesarias.
« Es muy preocupante la situación de la violencia obstétrica en España . Y no solo porque afecta a las madres, sino también a los bebés«, asegura a este diario Desirée Mena-Tudela , enfermera, Doctora en Ciencias de la Salud y coordinadora del reciente estudio « Obstetric Violence in Spain « (»Violencia Obstétrica en España«), cuyos resultados »eran más o menos lo que nos esperábamos«, reconoce la experta, aunque alguno que otro sí le ha sorprendido.
Entre los datos más reveladores del estudio, dividido en dos partes tras encuestar entre enero de 2018 y junio de 2019 a 17.541 mujeres españolas, se encuentra que un 38,3% percibió haber sufrido violencia obstétrica durante el embarazo, parto o en el puerperio , o que el 44,4% percibió haber sido sometidas a procedimientos innecesarios y/o dolorosos, de los cuales el 83,4% no fueron solicitados para dar consentimiento informado . «No es normal ese 38,3%, es un porcentaje demasiado elevado», advierte.
Así, el 67,9% cree que las instituciones de salud no apoyaron ni promovieron suficientemente sus derechos de embarazo, parto, puerperio y lactancia . El 35,% respondió que no sentía que recibiera apoyo alguno durante el posparto en las preguntas sobre alimentación y cuidado del bebé. Y de quienes eligieron la lactancia materna, el 37,6% no se sintió apoyada o ayudada a resolver dudas o superar dificultades.
Con respecto al intervencionismo y medicalización durante el parto, los datos revelan que el 34,2% de las mujeres fueron sometidas a la maniobra de Kristeller ; al 39,3% se les hizo una episiotomía ; el 36,9% fue separada del bebé sin motivo justificado ; el 31,9% sufrió tactos vaginales constantes y un 16,9% tuvo una cesárea innecesaria . Todas ellas son prácticas que no se recomiendan ni están respaldadas por la evidencia científica.
«Ya sabíamos que había un gran intervencionismo pero nos ha sorprendido el dato de Kristeller . ¿Cómo puede ser que se sigan haciendo este tipo de cosas?«, se pregunta Mena-Tudela. Y más allá de lo que le pase a la madre, el bebé también suele ser víctima. » Por culpa de la violencia obstétrica también se pierden muchísimas lactancias maternas y eso repercute en la salud general de la sociedad a largo plazo, por culpa de intervenir demasiado los partos «, recuerda. »Además, en general, todas las intervenciones son más abundantes en la sanidad privada que en la públic a «, destaca.
Un asunto complejo
De violencia obstétrica poco o nada se conoce porque ni siquiera hay consenso, ni a nivel nacional ni internacional, sobre dicho concepto. Sin embargo, organizaciones independientes, como El Parto es Nuestro, o la OMS, sí reconocen dicha realidad, enfocada bajo los derechos humanos de los bebés y las féminas , pues este tipo de violencia obstétrica es aquella que no solo sufre la mujer en el contexto obstétrico, sino también aquella que viola «los derechos de las mujeres a vivir una vida libre de violencia, poniendo en peligro su derecho a la vida, la salud, su integridad, intimidad, autonomía y derecho a la discriminación», tal y como recuerda el estudio.
«En general, todas las intervenciones son más abundantes en la sanidad privada que en la pública»
« Nuestra investigación nace de la negación de los datos por parte de muchos profesionales de la salud «, explica Mena-Tudela. »El concepto de violencia, en general, genera rechazo siempre. Y en un ámbito profesional como el sanitario, aún más. La clave es que hay una gran parte de la población sanitaria que la niega por diferentes motivos. Uno de ellos es el desconocimiento pero también porque es algo estructural, es decir, forma parte de los protocolos y no se tiene en cuenta la evidencia científica . Al final, los profesionales la tienen normalizada porque 'está en el protocolo'. Se ejecuta la violencia obstétrica sin apenas darse cuenta por esa normalización que hay en las instituciones . Y por ello muchos profesionales de la salud la niegan«.
La experta reconoce que el asunto es bastante «complejo». «No hay que olvidar -explica- que estamos poniendo a sanitarios, profesionales de la salud, delante de una persona vulnerable que está pariendo . Es decir, está la autoridad científico sanitaria delante de una mujer indefensa que está pariendo. Ante ese poder que otorga la bata blanca de sabiduría y de conocimientos, lo único que puede hacer la fémina es dejarse hacer «.
Por todo ello, no se hacen estudios oficiales. Hospitales, ministerios, comunidades autónomas u organismos médicos no ofrecen datos porque no les interesa. « Gran parte de las mujeres creen que te hagan un tacto vaginal, una episiotomía o que haya estudiantes en tu parto es normal. Este tipo de prácticas están muy normalizadas dentro del tejido social. Y a la comunidad médica le interesa, en parte, que sea así «, continúa la experta, que alerta de que son » demasiadas las madres que salen dañadas sin poder defenderse «. Por suerte, internet y las redes sociales están haciendo posible que cada vez más féminas reciban información sobre ello gracias a la difusión que organizaciones independientes o profesionales de la salud que sí reconocen la violencia obstétrica. Además, la ONU ya le ha dado un «tirón de orejas» a España por esta práctica.
Violencia obstétrica con el Covid-19
Y es que la atención emocional y psicológica de las mujeres en este ámbito es vital. «Ahí esta la clave de todo», recuerda la autora del estudio. «Y es algo que la OMS también recuerda a la hora de definir una experiencia de parto positiva : independientemente de que sean necesarias o deseadas ciertas intervenciones, se puede tener una experiencia de parto positiva si se respetan tus derechos, necesidades o emociones . No se trata de complacer a la madre, sino de respetar aquellos momentos clave que pueden influir en esa experiencia de parto. Por ejemplo, ¿tanto cuesta pedirle consentimiento para hacerle una episiotomía o echar un ojo al plan de parto de esa mujer que acaba de ingresar?«, se pregunta. » El cómo se hace es vital «.
«Gran parte de las mujeres creen que te hagan un tacto vaginal, una episiotomía o que haya estudiantes en tu parto es normal. Este tipo de prácticas están muy normalizadas dentro del tejido social. Y a la comunidad médica le interesa, en parte, que sea así. Pero son demasiadas las madres que salen dañadas sin poder defenderse»
Y cómo se ha hecho durante los primeros meses de pandemia del Covid-19 así demuestran esta dura realidad. Ha habido numerosos casos en los que no se ha permitido el acompañamiento durante el parto , se han separado a bebés de sus madres e incluso en la actualidad, las embarazadas acuden solas a consulta . «No tenemos datos aún en la mano, ojalá pronto los tengamos. Pero lo cierto es que hemos recibido demasiadas quejas y denuncias por parte de mujeres «, asegura la sanitaria. »No me quiero imaginar a esa mujer embarazada que va a consulta y, de repente, le dicen que no hay latido... ¿Cómo se puede estar sola recibiendo esa difícil noticia?«, se pregunta.
Para Mena-Tudela, como para otros muchos expertos, « ha habido mucha violencia obstétrica justificada por la pandemia cuando no debería ser así . Menos mal que algunos levantaron la voz, como las matronas de la Generalitat Valenciana . ¿Cómo va a estar mejor un bebé separado de su madre? Algo deberíamos haber aprendido pero no sé si eso ha sucedido«.Para revertir todos estos datos, la profesional considera que hay que actuar sobre tres pilares: mujeres, profesionales de la salud actuales y futuros . «Los políticos no piensan en violencia obstétrica así que toca empoderar a las mujeres sobre este asunto. No se trata de meter miedo sino de curarse en salud, de conocer y ejercer sus derechos. Al mismo tiempo, exigiría más reciclaje y conciencia a los actuales profesionales y a los que vengan, creo es necesario que tengan formación en genero, en violencia obstétrica, en conocimientos totalmente actualizados así como en investigación y práctica basada en la evidencia científica«.
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